La energía solar tiene grandes ventajas aun comparándola con otras energías renovables y los derrames positivos que produce son mas que suficientes para que los estados de cada país incentiven esta actividad. Se ha calculado que en un solo hogar que la utilice, se evitan hasta 20,000 toneladas de gases de invernadero. Tiene al sol como fuente inagotable, no produce ruidos o sea no hay contaminación acústica, no contamina el agua ni la atmósfera, entre otros beneficios.

Sin embargo, la energía solar tiene limitaciones por el horario del sol y además su eficiencia energética es menor que otras fuentes de energía.

La falta de una visión amplia y de futuro de los que tienen la responsabilidad de regir los asuntos relacionados con las aplicaciones de las leyes y regulaciones que establecen los incentivos, las normas y procedimientos de proyectos de alta prioridad para el desarrollo económico de nuestro país, es el factor que junto a la burocracia mal aplicada o a intereses que afectan a sectores de gran influencia en las actividades económicas y comerciales, son las causas que dan al traste de un alto porcentaje de los proyectos que si tienen un verdadero impacto sobre la economía de nuestro país y sobre todo que pueden contribuir a una mas equitativa distribución de nuestra riqueza.

Esto encaja dentro del pensamiento y accionar tradicional del estado dominicano y sus servidores, en el que tal como hemos tratado en ocho artículos que publicamos sobre las leyes de incentivo a la actividad económica del país, donde señalamos entre otras cosas, que lo importante no es contar con muchas leyes que promuevan el desarrollo económico del país, sino que estas leyes se apliquen con una visión clara de los encargados de administrarlas, ya que frecuentemente con el tiempo muchas de estas leyes, por la manera incorrectas en que son administradas, se van deteriorando sus aplicaciones y los potenciales inversionistas no se ven motivados a realizar los proyectos.

En este caso queremos referirnos específicamente a la generación de energía solar limpia y renovable que ha estado siendo respaldada por una razonable cantidad de productores, en muchos casos para sus propios consumos, otros para integrar su producción al Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI) y los demás con una producción compartida para uso propio y venta al SENI. Hacemos referencia de manera particular al comunicado de prensa de la Asociación del Fomento de las Energías Renovables (ASOFER), quienes han manifestado que aparentemente se está redactando un nuevo reglamento para la instalación y operación de instalaciones de generación distribuida, el cual pondría fin a la instalación de paneles solares en techos de República Dominicana.

Aunque desconocemos el alcance y contenido de este nuevo reglamento, la realidad es que la inversión inicial en los paneles solares, todavía resulta muy elevada (costos en República Dominicana varían entre 900 y 1100 dólares por KW instalado), ya que se trata de una tecnología relativamente nueva y que deberá ir siendo más accesible en los próximos años, por lo cual entendemos que los incentivos a esta actividad deberán todavía ser los suficientes que sirvan para alentar las inversiones en los mismos. En la medida en que la inversión por KW instalado de energía solar se vaya reduciendo se podrían ir ajustando los incentivos a esta actividad, antes de esto sería castrar el crecimiento de las inversiones en los paneles solares.

Lo cierto es que, lo que ha venido sucediendo no ha sido esto, de hecho, los incentivos que otorga la Ley No. 57-07 sobre Incentivo al Desarrollo de Fuentes Renovables de Energía y de sus Regímenes Especiales se han venido reduciendo, lo que hace pensar tres cosas: que ya estamos saturados de producir energía limpia y renovable como la solar, que los precios de los paneles se han hecho más accesibles a los potenciales inversores o lo que no queremos pensar que al país no le interesa la producción de este tipo de energía.