Como todo debate en la antesala de un proceso electoral, para el cambio de gobierno en el mes de mayo y con el ingrediente que por primera vez participa en un debate un presidente que aspira a reelegirse en la conducción de la cosa pública, se trataron diversos temas relacionados con el accionar de las políticas públicas.

Pero se destaca como el principal tema del debate de los candidatos presidenciales el de carácter económico y no podía ser diferente, en virtud de que la situación de la economía dominicana por la que se ha atravesado, en términos de inflación, deuda externa e interna del gobierno y déficit en el presupuesto público. Máxime, cuando el actual gobierno de Luis Abinader y el PRM ha utilizado una cuantiosa cantidad de recursos de las finanzas públicas, para desarrollar programas de ayuda social coyuntural, como es el caso de los bonos con motivo del día de las madres, bono estudiantil y navideño este último se estuvo repartiendo en pleno proceso electoral municipal de febrero pasado, para ganar adeptos entre los votantes en los aprestos del proyecto releccionista del actual presidente.

Pero el accionar de una política deliberada de gastos públicos orientada más hacia el gasto corriente y dejando disminuido el gasto de inversión, trae consecuencias tanto en el presente como en el futuro a mediano y largo plazo para el país.

Las informaciones sobre el desempeño del gasto público en los últimos tres años son evidentes, donde el gasto corriente ha ido en aumento y en detrimento del gasto de capital, que es el que se destina a obras de infraestructura y es por eso que por todo el país existen obras como carreteras, escuelas, hospitales y otras, que se iniciaron y no se vislumbra su continuación y terminación. Para poner solo dos ejemplos de esta situación señalamos la avenida circunvalación y el hospital regional San Vicente de Paul de San Francisco de Macorís, obras estas de alta prioridad no solo para este municipio, más aún para la Región Nordeste.

Mientras tanto la deuda externa sigue creciendo y aunque el mismo presidente señaló en el debate del pasado miércoles, que la deuda externa con relación al producto interno bruto ha disminuido, sin embargo los datos con relación a lo que representan los intereses de la deuda a partir de lo que se recauda por impuestos es de un 25%, según lo presupuestado para este año 2024, algo nunca visto en la historia de la República Dominicana o “por primera vez” para decirlo con una expresión muy utilizada por el actual presidente Luis Abinader.

En el año 2023 se pagaron del servicio de la deuda RD$331,436.9 Millones, de los cuales RD$168,342.1 correspondieron a la deuda local, representando el 71.3% de ese monto el pago neto de intereses y RD$163,094.8 millones, 73.4% de pago neto de intereses, fueron por la deuda externa.

El presidente y sus funcionarios del área económica destacan que la relación de la deuda con relación  producto interno bruto (PIB) ha disminuido, pero si se considera que el producto interno bruto como resultado del proceso inflacionario en términos corrientes ha aumentado, no se puede celebrar que estamos bien como país en términos de endeudamiento público, pues la carga en aumento continuo que representa el pago de los intereses de la deuda, que por el partido gobernante  tener mayoría en ambas cámaras legislativas del Congreso Nacional, aprueba generalmente sin leer, los proyectos de préstamos que deben pasar por ley por este poder del Estado.

Este festival de préstamos aprobados de forma acelerada, en los últimos tres años, que se estima en más de US$40,000 millones, está llevando a una situación que se podría convertir en inmanejable, por no decir impagable, en la medida que aumenta el peso de la deuda, con las consecuentes medidas de ajuste que exigen los organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para avalar ante los organismos financieros internacionales multilaterales y privados, para la renegociación de la deuda externa; que ya en nuestro país se han tenido malas experiencias en términos de deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población, como resultado de dichos ajustas; como ejemplo podemos recordar que en este mes de abril se cumplieron 40 años de la poblada de abril del año 1984, como reacción de la población ante los odiosos ajustes recomendados por el FMI.