Buen restaurador de confianza para jóvenes luce el gubernamental programa social De Vuelta al Barrio, realizado el domingo 14 de mayo durante un nutrido acto celebrado en el club Mauricio Báez del empobrecido suburbio Villa Juana, en el Distrito Nacional.
El exlanzador Pedro Martínez, salón de la fama de Cooperstown; otros deportistas de renombre; José Joaquín Puello, maestro de la neurocirugía dominicana y profesionales en otras ciencias; artistas, religiosos y emprendedores subieron a tarima y contaron sus historias de vida. Como hijos de vecindarios, dejaron el mensaje de que se puede resistir y alcanzar el éxito.
La sola presencia de estas personalidades de carne y hueso, cercanas a la comunidad, resulta más motivadora y efectiva que sofisticadas campañas publicitarias con actores extraños.
Así que el Ministerio de Interior y Policía se anota un punto decisivo con esta iniciativa para una coyuntura con jóvenes preñados de incertidumbre.
Tal esfuerzo rompe un poco con el estéril enfoque que permite a los expertos de cuartos fríos pensar por las comunidades y llevarles productos terminados con la pretensión de que sean consumidos acríticamente.
Es larga la cadena de fracasos de proyectos tal vez diseñados con la mejor intención, pero sustentados en modelos que se quemaron en la prueba con la realidad, como la Teoría de la Aguja Hipodérmica, o correa de transmisión, usada en los medios de comunicación, la cual asume a los perceptores como objetos o cosas que deben adoptar de manera automática la conducta comunicada por los emisores, como el paciente que puede mejorar al inyectarle un medicamento.
Los talentos invitados para presentar sus relatos desde el escenario del histórico club capitalino, se parecen a la gente de las barriadas.
Y eso, de entrada, es ganancia. Porque son mayores las probabilidades de que jóvenes, adultos y hasta adultos mayores se vean representados en ellas, y, como consecuencia, emulen a esos referentes de buenas acciones en sus entornos y en los ámbitos de sus competencias.
De nada serviría, sin embargo, este oportuno programa si no está imbricado a una estrategia orientada al desarrollo integral de las comunidades beneficiarias. En horas se lo tragaría la dura vida de los barrios, caracterizada por el hacinamiento, la falta de servicios básicos, la carencia de sitios para el entretenimiento, desempleo, potente influencia del narcotráfico y desencadenamientos de violencia social.
Jesús Vásquez Martínez, ministro de I y P, ha dicho por suerte que tal iniciativa complementa la Estrategia Integral de Seguridad Ciudadana Mi País Seguro.
Pero advierte que para lograr resultados positivos y cambiar la situación actual se requiere la integración de la sociedad sin importar colores partidarios.
Está claro el discurso. Se debería entender siempre que las provincias también existen. Además, las raíces del cáncer a extirpar, hace mucho se desparramaron por todo el territorio nacional.
Cierto que el primer episodio de la iniciativa fue escenificado recientemente en la oriental provincia La Romana; sin embargo, comunidades como las fronterizas deberían ser priorizadas desde ahora para prevenir un agravamiento de la enfermedad como el diagnosticado en las grandes ciudades. La prevención es más barata.
Y Pedernales es una buena opción para comenzar en vista de la coyuntura especial que vive.
El Gobierno desarrolla en esta demarcación del sudoeste extremo, el Proyecto de Desarrollo Turístico, mediante alianzas público-privadas; y compañías privadas avanzan en los trámites para ejecutar complejos hoteleros propios.
Unos y otros se justifican en la garantía de un turismo sostenible con desarrollo integral de las personas que viven en las provincias de la empobrecida Región Enriquillo (Pedernales, Independencia, Barahona y Baoruco). Plausible.
El desafío es, sin embargo, mayúsculo. Hace unos años, Pedernales presenta señales peligrosas que deberían ser atendidas antes de la llegada del anunciado boom turístico. La mezcla sería catastrófica.
Resultado de la eterna marginación estatal expresada en grave desempleo y oportunidades para la vida digna, la provincia evidencia auge en problemas sociales como el tráfico y consumo de drogas prohibidas, promiscuidad, irrespeto a las normas sociales, “accidentes” de tránsito, pérdida de identidad y esporádicos brotes de violencia.
Visto este panorama gris, el MIP debería llevar De Vuelta al Barrio a Pedernales, mientras gestiona su integración a otros programas que ejecuta el Gobierno como parte de sus procesos de intervención social con miras al desarrollo integral de la gente en el marco del desarrollo turístico en curso. Ayudaría a reducir la incertidumbre sobre el destino del pueblo.
Al menos, piénsenlo.