La vida está repleta de momentos que pasan inadvertidos, producto del automatismo inherente a nuestro quehacer cotidiano. Sin embargo, en ocasiones, eventos inesperados, encuentros fortuitos o decisiones aparentemente triviales tienen el poder de transformarnos por completo y crear ondas expansivas en nuestra existencia, llevándonos por caminos que jamás hubiéramos imaginado. Justamente, esto que describimos es lo que ocurre cuando vas al corazón digital del mundo, Silicon Valley.

Área de la bahía de San Francisco conocida por ser la sede de famosas empresas como Google, Meta (antes Facebook), Apple, Cisco, HP, Tesla, Netflix, Oracle y Nvidia, así como por ser la tierra prometida para los emprendedores y startups. Según la BBC y el Banco Mundial, si Silicon Valley fuera un país, sería el más rico del mundo después de Qatar. Pero más allá de la tecnología, nos cuestionamos ¿por qué es el epicentro de la innovación? Y ¿por qué las ideas cobran vida allí?

Pudimos encontrar estas respuestas en el lugar de los hechos, ya que no es lo mismo mirar una fotografía de un paisaje que estar allí contemplándolo. Ciertamente, descubrimos el ADN, tras ser partícipes de un magnífico programa inmersivo de SV Links, organización sin fines de lucro, cuyo propósito esencial es promover la cultura única y el espíritu del Valle del Silicio, conectando principalmente a América Latina con este impresionante ecosistema.

En lo adelante, reflexionaremos acerca de las verdaderas joyas de Silicon Valley, aquellas que pudieran revelarnos las barreras que existen en otras partes del mundo, esas que nos estancan, las que impiden a nuestros entornos subir el nivel y las que, en ocasiones, detienen el crecimiento de nuestros países. También, representan las estrategias que resultan determinantes para cambiar nuestro futuro, uno que alberga inmensidad de posibilidades como veremos en los párrafos que siguen.

Lo primero que confirmamos es que debemos apuntar a la luna, moonshot, lo inimaginable, eso que parece imposible, ya que como bien ha dicho el magnate Elon Musk, “muchas cosas son improbables, pero solo unas pocas son imposibles”. Así que no tengamos temor de que puedan tildarnos de lunáticos o esquizofrénicos. Eso es lo que se pensaba de Steve Jobs, lo describían como una persona de visión ilógica y con gran distorsión de la realidad, hoy, al ver el éxito ensordecedor de Apple durante años, nos demostró que revolucionó el mundo.

Precisamente, seguir ese norte fue el mensaje central de una de las nuestras, quien nos hace sentir muy orgullosos y bien representados, Paola Santana, abogada dominicana establecida en Silicon Valley, reconocida dentro del Top 20 Latinas en Tecnología de CNET, Forbes Next 1000 y LinkedIn Top Profesionales Menores de 35 en Tecnología Empresarial; cofundadora de Matternet, empresa pionera en redes logísticas de drones, colaboradora con la Casa Blanca, el Congreso de Estados Unidos, la FAA y la NASA para promulgar la primera regulación de drones en EEUU y CEO de GLASS, líder en GovTech que construye la próxima generación de plataformas de adquisiciones públicas. ¡Gran ejemplo tenemos!

Asimismo, fuimos testigos de la clara cultura de conectar. En un café, en el campus de una universidad como Stanford o Singularity, incluso en alguna calle, alguien te detiene de forma desinteresada para conocer tu proyecto y compartirte los datos de aquellos que pueden ayudarte. El poder de la colaboración es inmenso, rodearse de personas con talento eleva nuestro potencial y permite ver el mundo desde diferentes perspectivas. Aportar valor a la vida de los demás nos permite construir relaciones sólidas y significativas, así como crear una comunidad más fuerte y unida. Pensamiento como este es el que caracteriza a líderes de la talla de Sundar Pichai, director ejecutivo de Google.

Por otra parte, nos parece increíble cómo se apuesta al potencial de una persona y se asumen los riesgos que esto implica, es el lugar donde más se valora a los emprendedores. Dar oportunidad es clave y no se le requiere a los jóvenes aquella experiencia que no se les ha permitido conseguir (paradójicamente) para presentar una idea. La misión de los inversionistas ángeles es vital. Imagínate que Mark Zuckerberg empezó Facebook a los 19 años sin tener idea del mundo de los negocios, así que transcribiendo sus propias palabras: “si yo he podido, todos pueden”, porque “el riesgo más grande, es no tomar ningún riesgo”.

Otro de los puntos más importantes es que se perdona el fracaso, algunos dicen que hasta se celebra en esta localidad y que es parte de la mentalidad de los emprendedores. El propio Bill Gates, cofundador de Microsoft, ha reconocido que parte del éxito de dicha empresa radica en que, a propósito, han contratado directivos que han sido parte de empresas que no han tenido éxito y han fracasado, entendiendo que cuando alguien fracasa, se ve obligado a ser creativo, a profundizar y a pensar todo el tiempo. Por su parte, Sam Altman, cofundador de OpenAI, cada vez que tiene oportunidad, nos invita a no tener miedo de fracasar, ya que, desde su óptica, es solo una parte del proceso de aprendizaje que puede convertirse en oportunidad. No podemos perder de vista que, siempre que perdemos, a la vez, ganamos sabiduría, experiencia, crecimiento y conocimiento, por ello, hay que ser resilientes.

De ahí que, es necesario enfocarnos en el éxito, el horizonte y no en los obstáculos. Así pensó Serguéi Brin al fundar Google, asegurando que donde los jóvenes ven enormes montañas, él solo vio una pequeña colina que subir. Efectivamente, los pensamientos negativos atraen más negatividad, desencadenan emociones dañinas que nos afectan psicológicamente y físicamente, bloqueándonos y paralizándonos, mientras que, si tenemos mente positiva, tendremos mejores resultados y será más fácil superar las crisis que naturalmente se presentarán. Es lo que ha dicho Larry Ellison, cofundador de Oracle, “tienes que creer en lo que haces para obtener lo que quieres”, tarea toda nuestra.

Por otro lado, nos hicieron entender que la apariencia no cuenta, o al menos no prima. Desde hace tiempo, sabemos que no debemos juzgar un libro por su portada, siendo mandatorio reflexionar sobre prestarle atención a lo que en verdad merece o lo que tendría que ocupar el primer lugar, el contenido y el fondo, no lo superficial. Observemos que las personas que están cambiando el mundo ya no visten trajes, generalmente están en jeans, t-shirts y tennis, ya que la ropa puede ser un potenciador de nuestra imagen, pero si lo que está dentro carece de sustancia, no vale de nada. Lo único que tiene valor verdadero es el pitch. Al respecto, Jeff Bezos, fundador de Amazon, afirma que, si no sabes cómo contar tu historia, nada importará y nadie te verá, así que debemos hacerla exponencial para marcar la diferencia.

Aprendimos muchas otras lecciones, de esas que perduran en el tiempo, de las que van más allá de la inteligencia artificial y los robotaxis del momento, como el valor de la mentoría y escuchar a los que saben, disfrutar los procesos, dar soluciones en equipo a los problemas, ser diferente en un mundo de iguales y que nuestra arma de reglamento sea tener confianza en nosotros mismos. Así que esperemos que mañana, querido lector, rompas los esquemas, dejando a un lado ser consumidor de tecnologías para ocupar el papel estelar, pasando de ser un visitante a convertirte en visionario.