En el día de ayer se celebraban las elecciones en Venezuela y contrario a la mayoría de personas que emitieron opiniones al respecto yo no guardo ninguna esperanza de que haya un cambio de panorama en este hermoso país, aunque igualmente lo deseo.
¿Por qué no guardo ninguna esperanza? El chavismo lleva 25 gobernando Venezuela con elecciones amañadas porque de la única manera que un gobierno se sostiene por tantos años es sobre la base del fraude y el engaño y cuando no sienten que tienen posibilidad de eso entonces buscan por todos los medios truncar el proceso.
Pienso que si Maduro no estuviese seguro de tener oportunidad de alterar los resultados no hubiese organizado elecciones.
Maduro, aunque quisiera ofrecer una imagen diferente, piensa y actúa desde el autoritarismo y lo vimos cuando fue capaz de impedir la entrada a una serie de expresidentes observadores que eran invitados por la oposición bajo el argumento de que eran personas non gratas en Venezuela. Pero lo que más llamó mi atención fueron estas palabras que pronunció en el contexto de la campaña:
"El 28 de julio, si no quieren que producto de los fascistas, Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo".
Obviamente son palabras temibles, mi desencanto con Maduro me hace desear que salga, pero en ambos lados tienen discursos extremos e irreconciliables pues se intentó firmar un documento para que se respetaran los resultados y Corina Machado no lo firmó y dijo que no acepta otra cosa que no sea su triunfo.
Esto me hace ser pesimista y entender que el cambio en Venezuela aún está lejos y que de la única manera que este país puede salir de Maduro es por la fuerza, pues por la vía del voto lo pongo en duda.