Porque: “Nada es permanente a excepción del cambio”

Ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe. Saramago.

Recuerdo cuando a son de broma, pero, que encerraba toda una verdad, un honorabilísimo-narco, por lo bajo, y, empleando recursos de los cuales contaba por arrobas, pretendió que se propagara el asunto sobre algún tipo de separación administrativa de la parte Este, del resto del país. Toda una locura, producto de unos engreimientos causados por el exceso de poder que, sin lugar a duda, eran producto de todo lo mal habido, iniciando por la trata de personas, en líneas exclusivas llamadas agua por delante y agua por detrás, hasta devenir en narco, para luego   – a fin de completar el ciclo al que aspiran una gran mayoría de narcotraficantes-, dar el salto culminante productor de blindajes e impunidades, es decir, hacia la política. Una utopía digna para hacer algún libro sobre fantasías pero que, ese poder oscuro y corrupto que siempre manejó y manejan muchos, hizo creer, que, juntando las fuerzas de esos otros tan poderosos como él, ese desaguisado asunto, podría hacerse realidad.

Y vaya usted a ver, que, como somos tan dados a hacer héroes quizás como herencia que llevamos en nuestros genes y,  como quien no quiere la cosa, se convirtió, de un simple mortal, a ser una de las personas con más influencia dentro de la maquinaria de los “honorables” del gran Imperio, logrando, sin que sea poca cosa, revertir y hacer desaparecer cualquier hecho que atentara en contra de él, un bárbaro que solo la naturaleza lo venció, y,  al mismo tiempo, nos salvó de perder lo poco o mucho que se ha logrado hasta el momento, con respecto a nuestra débil democracia.

Quizás muchos no les dé por entender esto, no porque no tengan la capacidad o el conocimiento de estas amenazas que nos han acechado a lo largo de los últimos tiempos, sino, porque desde el poder se ha podido construir todo un entramado para arrojar púdicos velos sobre estos oscuros asuntos. Tanto es así -reitero-, que son incontables y, quizás, somos unos de los pocos países, donde narcotraficantes, han podido completar el proceso de primero narcos, después el poder para poder comprar autoridades y luego, emerger como honorables políticos que llegan al poder político más puros que el Santo Sagrario, cuyo pasado, como por arte de magia, es presentado impoluto, ejemplar, y, cuando la naturaleza ha hecho su trabajo, hasta en héroes los convertimos.

Pero lo más importante y que muy a menudo pasa por debajo de la mesa, es la otra cara de estos procesos en los cuales, determinados políticos han aspirado a convertirse en emires o jefes de regiones incidiendo en el comportamiento de todo aquel que llega a ostentar determinado poder. No es de ahora que asistimos a ver el cómo fiscales, en algunas regiones y naturales del lugar, se han convertido en ley, batuta y constitución, debido a que en el pueblo, viven cinco hermanos; quince primos; dos abuelos e indeterminada cantidad de familiares cercanos y compadres, en donde si cualquier otra autoridad ejerce su función sobre alguno de los ya referidos, de inmediato se aparece la figura todopoderosa del fiscal y, de esto, sé que nadie me va a desmentir porque es bien conocida esta situación.

Según me han dicho, era por eso, que, en los tiempos del Perínclito, se trataba de que ningún soldado prestara servicio en el lugar del cual era originario. Por eso asistimos a hechos como el producido por la fiscal de Higüey, quizás influenciada por algún tipo de accionar político y quizás, solo quizás, por el gran fallo en su formación educativa, puesta de manifiesto en su desacertado proceder, cuanto fue detenida en plena flagrancia.

Los hechos y las amenazas están ahí, como la de Canadá o la del 94, cuando se pretendió crear los campos de refugiados-, solo me queda decir como Alejandro Magno: “De la conducta de cada uno, depende el destino de todos”. ¡Sí señor!