En el corazón del Caribe, este hermoso pedazo de tierra, con su rica riqueza cultural y paisajes de ensueño, ha sido testigo de una metamorfosis tecnológica que ha redefinido su identidad en el escenario global. A medida que avanzamos hacia la década de 2020, el país ha experimentado un auge en la adopción de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el Internet de las cosas (IoT) y la computación en la nube. La infraestructura de telecomunicaciones ha mejorado significativamente, con una mayor penetración de la banda ancha y la introducción de redes 5G.

1884 marcó un hito con la introducción del “Sistema de Central Telefónica Mejorada de Nason”. Desde entonces, la nación ha abrazado cada innovación, desde el teléfono automático hasta la fibra óptica, con un entusiasmo palpable. Pero fue en 1995, con la llegada de Internet, cuando la República Dominicana realmente comenzó a florecer en el ámbito digital. Las empresas de aquel entonces, CODETEL y TRICOM, abrieron las puertas a un mundo interconectado, transformando la forma en que los dominicanos interactuábamos y nos relacionábamos.

Bajo la administración de Luis Abinader, se han implementado políticas para promover la digitalización en sectores clave como la educación, la salud y el gobierno. Estas iniciativas tienen como objetivo transformarnos en una nación digitalmente avanzada, preparada para enfrentar los desafíos y oportunidades del futuro. A medida que preparo el manuscrito final de mi próximo libro, "Dominicana 4.0: Liderazgo, Tecnología y Futuro bajo Abinader", me siento inspirado a compartir un adelanto de esta fascinante travesía.

Ya he mencionado en otros de mis escritos en esta misma columna de este prestigioso medio, sobre cómo la historia digital dominicana es un testimonio de nuestro espíritu inquebrantable y nuestra capacidad para adaptarnos y evolucionar. Es un recordatorio de que, juntos, podemos enfrentar desafíos y construir un futuro brillante en la era digital. Al hablar con dominicanos de todas las edades y ámbitos de la vida, he sentido una mezcla de orgullo y esperanza. La digitalización ha impulsado la economía, ha revolucionado la educación y ha brindado acceso a servicios esenciales. Sin embargo, también he percibido una conciencia colectiva de los desafíos que aún enfrentamos, como la brecha digital y la ciberseguridad.

La trayectoria tecnológica de la República Dominicana refleja un compromiso inquebrantable con la innovación y el cambio. A medida que avanzamos hacia 2023 y este cambio se mantiene más allá, es esencial que sigamos siendo visionarios, aprovechando cada oportunidad para enriquecer y mejorar la vida de nuestra gente. Cada salto tecnológico, cada nueva implementación, debe ser un reflejo de nuestro deseo colectivo de construir un futuro más brillante y conectado. Para todos los dominicanos, el cambio es una constante, y juntos, seguimos abrazando y dirigiendo ese cambio hacia un mañana prometedor.