Los programas de protección social desde su surgimiento en los países europeos, se implementaron con el objetivo de aumentar el bienestar de la población a partir de apoyar programas de bolsas de alimentos, programas de salud, educación y capacitación para el empleo y otros subsidios a servicios básicos como electricidad, agua potable, entre otros, para el segmento de la población de menores niveles de ingresos.
Desde ese punto de vista se ha enarbolado el principio de que estos programas de apoyo deben ser temporales y en la medida que la población va saliendo de los niveles de pobreza, estos programas deben ir cesando.
Pero resulta que luego de pasar balance de los recursos que se han invertido del presupuesto publico en los anteriores componentes de apoyo a los hogares mas pobres, se evidencia que no ha habido una relación directa entre los recursos invertidos en dichos programas y los resultados obtenidos en términos de reducción de los niveles de pobreza, analfabetismo y los problemas de salud, así como el déficit en términos de los servicios de agua, electricidad, entre otros, en el caso particular de la República Dominicana, que es el que por el momento nos interesa destacar.
Ante lo anterior descrito es fundamental que se evalúen dichos programas, para los fines de que además de eficientizar y hacer mas eficaz los recursos que del presupuesto público y de prestamos internacionales, que se invierten en esos componentes, para que se puedan lograr los objetivos de alcanzar mayor bienestar de la población, a partir de estas intervenciones de políticas públicas. A esto agregamos que no se debe tratar de empeñarse en querer hacer ver que, producto de los recursos invertidos en protección social, la pobreza ha disminuido, cuando está sucediendo lo contrario, como consecuencia del aumento en los precios de primera necesidad, deterioro de los servicios de salud, de electricidad y agua.
A propósito de esto. en días recientes ha estado en el país el economista Michael Kremer, premio Nobel de Economía 2019, quien vino a participar en Primer Foro Internacional de Evaluación del Desarrollo, organizado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo y que plantea que las instituciones del gobierno deben buscar mejorar el sistema de evaluación de las políticas públicas.
Kremer que dirige el Laboratorio de Desarrollo e Innovación (DIL, siglas en inglés) de la Universidad de Chicago, plantea que las políticas publicas deben estar sustentadas en evidencias científicas de tal forma que arrojen resultados y así muestren si determinadas acciones del Estado son pertinentes o no y también que en las instituciones publicas se adquiera el aprendizaje para el diseño de estrategias efectivas.
Estamos de acuerdo con que se deben desarrollar capacidades nacionales, atendiendo a lo planteado por el ministro de Economía Pavel Isa Contreras, para poder medir la eficacia, eficiencia y el impacto en programas y proyectos, que se midan a partir de evidencias con transparencia en términos de presentación y difusión de los resultados.
Un elemento que también se evidencia en este debate, es que se debe ir desarrollando capacidades sobre todo en los jóvenes que algunos señalan con la consigna “más capital humano y menos subsidios sociales”, pues en la medida que los miembros de los hogares más pobres se capacitan, mayores oportunidades tienen de insertarse en el mercado de trabajo y en actividades de emprendedurismo, creando nuevas unidades productivas, que le permiten elevar el nivel de ingresos de cada uno de estos hogares y así efectivamente si se pueden reducir los niveles de pobreza.
Para lograr lo anterior, es necesario que los programas de protección social se le libere del proselitismo de cada coyuntura política electoral, para fines de que estos puedan responder a los objetivos que originalmente se han planteado, para lograr un mayor nivel de desarrollo humano de la población, fundamentalmente en lo que se refiere al aspecto de ingresos, alimentación, educación, salud y otros servicios necesarios para el hogar.