La nación China es más que la transformación económica alcanzada, en las últimas décadas y la coyuntura política mundial, favorable para ella. Su cultura milenaria, su historia y su filosofía reposan quietas y silenciosamente en su quehacer y toma de decisiones, aún en los momentos de mayor incertidumbre. La fortaleza enorme de los países orientales -y China es un país oriental- está en su filosofía, la que los sustenta espiritualmente y da la paz para la espera. China no tiene prisa. Ella danza sobre el vaivén de la brisa; y es, además, una nación en la que un líder de más de ochenta años, puede tener y plantear una visión estratégica a cincuenta o cien años, a sabiendas de la brevedad de sus días.

Yo vengo de una generación de líderes estudiantiles, sociales y culturales, cuyos miembros fuimos pro-chinos, pro-soviéticos, pro-albaneses; por supuesto, que habían pro-norteamericanos, pero no discutían con nadie… Y estudiamos a profundidad todas las ideologías epocales, adonde un turno de tres horas de exposición en una explanada de un edificio de la UASD, o en un liceo, era una maravilla que nos preparaba para la revolución que estaba en la esquina, pero que nunca llegó.

La China de la reforma que permitió su desarrollo económico, es también la China de ayer y la de sus sabios. En ese sentido, lógicamente, la China de los BRICS es la China de Mao Tse-Tung, de Deng Xiaoping y la de Xi Jinping.  Para China, su pasado glorioso es su espíritu de cuerpo, el cual conduce sus pasos hacia el futuro cierto. Esta es la razón, y no otra, por la que China no fragmenta ni abandona las ideas ni los aportes teóricos de sus viejos líderes que han llevado al éxito a su nación. De ahí la complementariedad entre Estado y partido.

En tal sentido, Deng Xiaoping plantea, entre sus teorías políticas, que jamás debemos rechazar el maoísmo ni al marxismo-leninismo, sino adaptarlos a las nuevas condiciones socioeconómicas existentes en China. Aunque Deng hizo hincapié en la apertura de China al mundo exterior e implementó su teoría de: "un país, dos sistemas", lo hizo bajo su planteamiento de "buscar la verdad a partir de los hechos". Siempre mantuvo lo que él consideró principios fundacionales de la política de China Popular.

La China de los BRICS es la China de la consolidación política de un nuevo orden mundial, en el que este gigante asiático, bajo la dirección del presidente Xi Jinping, capitanea una asociación de naciones, cuya dinensión geográfica y poblacional representa casi la mitad de los habitantes y la geografía del planeta. El análisis de los expertos nos dice que para las próximas tres décadas, la mayor parte de las siete más grandes economías del mundo, seis serán de los países emergentes, que lidera China Popular en la actualidad en el bloque denominado BRICS.

En una primera parte, los BRICS están conformados por los siguientes grandes países: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Luego debemos sumarle a Arabia Saudí, indonesia, Malasia, México, Argentina y Nigeria. Muchos países han acordado ingresar a los BRICS a partir del año 2024. Si partimos de que los consumidores son determinantes para las economías de los países, entonces debermos concluir que la existencia de los BRICS definirá la balanza de la economía de los países, más temprano que tarde. Este es el espejo del futuro de China.