Recuerdos de la activación del movimiento estudiantil tras el ajusticiamiento de Trujillo

En mayo de 1961 yo cursaba el cuarto año de Derecho. A los pocos días del ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo un grupo de estudiantes se empeñó en la tarea de despertar el movimiento estudiantil y a finales de junio convocó a una concentración frente al Alma Máter, a la que asistió un número considerable de estudiantes. Entre los que hablaron estaban Asdrúbal Domínguez, Eduardo Houellemont (Piti) y Cucho Rojas, a quien apresaron después de la manifestación y, como consecuencia, un grupo de nosotros comenzamos a recoger firmas para que lo liberaran y, aunque logramos el objetivo, tuvo que exiliarse en Puerto Rico.

En junio fundamos la Federación de Estudiantes Dominicanos (FED), cuyo núcleo inicial estuvo integrado por los bachilleres Armando Hoepelman, José Eugenio Villanueva, Rafael Alburquerque, Asdrúbal Domínguez, Eduardo–Piti-Houellemont, Jesús María Hernández, Antonio Cuello Hernández, Leopoldo Grullón, Mariano Fiallo, Eduardo Delgado, Antonio Isa Conde, Iván Tavárez, Víctor Decamps, Miguel Genao y Domingo Loinaz.

La Federación de Estudiantes Dominicanos se fundó inspirada en el Manifiesto de Córdoba, que en 1918 canalizó una gran ruptura con el régimen prevaleciente en la Universidad de Córdoba, Argentina, dominado por las creencias religiosas y el pensamiento monárquico. En sus estatutos fueron incorporadas cláusulas muy estrictas en cuanto a las elecciones de sus dirigentes. Ningún estudiante que fuera reprobado en tan solo una asignatura podía ser elegido para posiciones de la FED, ya fuera en el Comité Ejecutivo o en los comités de facultades.

Los miembros del núcleo inicial de la FED empezamos a organizar a los estudiantes de todo el país y visitamos todas las provincias. Hacia el sur salió un grupo encabezado por Alburquerque; del Cibao nos ocupamos Jesús María y yo, y hacia el este partió otro grupo.

Así empezó a construirse el que fuera uno de los movimientos más importantes de la lucha contra los residuos de la tiranía. En la medida en que nos organizábamos los estudiantes de todo el país continuábamos con la lucha en el interior de la Universidad.

Hubo grandes enfrentamientos con la Policía y con el Ejército, que nos amenazaban con armas de guerra y carros de combate, mientras nosotros nos acostábamos en la calle para evitar que entraran al campus universitario. Piky Lora, Ana Silvia Reynoso y Emma Tavárez Justo -hermana de Manolo- mostraron un comportamiento heroico y ante las amenazas de los tanques también interponían sus cuerpos como obstáculos.

A consecuencia de esas luchas, para finales de 1961, se aprobó la Ley de Autonomía y Fuero Universitario. El 3 de enero de 1962 profesores y estudiantes asumimos el control de la alta casa de estudios, que a partir de la ley se convertiría en Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Como máxima autoridad, y hasta que se establecieran los mecanismos de elección de las nuevas autoridades, se creó un Consejo Provisional Universitario con todos los poderes, compuesto por tres profesores, el rector Julio César Castaños Espaillat, Froilán Tavares, René Puig y dos estudiantes, Asdrúbal Domínguez y yo.

Paralelamente, se creó una comisión encabezada por Eduardo Houellemont para organizar las primeras elecciones libres y hasta elegir el gobierno definitivo de la universidad, que sería muchos meses después.

Para lograr esos resultados tuvimos que agotar largas jornadas de lucha. Una de las más recordadas fue la que se libró el 20 de octubre de 1961 en la calle Espaillat. Ese día, muchos estudiantes nos reunimos en esa vía enarbolando consignas a favor de la democracia y la libertad. Fuimos severamente reprimidos y algunos de los participantes, que lograron subir a las azoteas de los edificios vecinos, fueron arrojados desde el techo por la Policía. Fue una masacre.

El que fuera presidente títere de Trujillo y presidente “Constitucional” de la República en ese entonces, Joaquín Balaguer, en una alocución horas después de la masacre, empezó su discurso diciendo: “Sean mis primeras palabras para felicitar a la Policía Nacional”. Esas frases ignominiosas permanecerán en mi memoria mientras vida tenga.

Como consecuencia, una de las primeras decisiones del Consejo Provisional Universitario fue expulsar al profesor Joaquín Balaguer y a otros profesores muy comprometidos con la tiranía. Sometida la moción a votación, Castaños Espaillat se abstuvo, que era igual que votar en contra; Froilán Tavares votó en contra y el profesor René Puig Benz nos dio el voto decisivo.

De esa manera, Balaguer fue expulsado de la universidad por mayoría de los miembros del consejo. Nunca fue readmitido como profesor.
Extractos editados de mi libro “Relatos de la vida de un desmemoriado”