1.- El pueblo dominicano de carne y hueso, el real, no el abstracto al que hacen mención los negociantes de la política, desde siempre ha luchado por ser libre, sentirse liberado en lo absoluto.

2.- El deseo de estar completamente autónomo, se ha convertido en un  justificado anhelo; un sueño dorado; un objetivo todavía no alcanzado por las grandes mayorías nacionales.

3.- Poner lo que quiere a disposición suya, dar alcance, sigue siendo como un ideal no materializado para la mayoría de la población dominicana.

4.- Los hombres y las mujeres del pueblo, aquí,  nunca, jamás en la vida han sido  dueños de su destino. Siempre han estado supeditados a la voluntad de otros.

5.- Las masas populares dominicanas, en lugar de tener garantía de cubrir sus necesidades, lo que han hecho es padecer carencias, muchas privaciones, sentir apretura.

6.- Sin mucho esfuerzo es fácil darse cuenta de que a la gente del pueblo, aunque le han hecho creer que disfruta de libertad, todo no ha sido otra cosa que fabular, idear, forjarle ilusiones.

7.- La realidad nos enseña que mujeres y hombres dominicanos, aunque con diferentes métodos de lucha han disputado, no han tenido éxitos como consecuencia de sus enfrentamientos.

8.- Algo tan elemental como comer, no está garantizado en el país para los pobres. Estos carecen de libertad para ingerir alimentos porque no tienen seguridad de poseer los recursos económicos para adquirirlos.

9.- En nuestro país, para los marginados sociales, la libertad en general está de tal forma enmarañada que resulta inútil,  algo improductivo por su complicación.

10.- La libertad, en el medio nacional dominicano, para la ciudadana y el ciudadano de a pie, puede ser considerada como un concepto, un arte abstracto, solo concretizado para la minoría adinerada.

11.- El hecho de que la Constitución política establece igual libertad para ciudadanas y ciudadanos dominicanos, tal semejanza no es posible donde unos pocos tienen muuuucho, y la gran mayoría carece de todo.

12.- La libertad de los pobres se convierte en estar a la espera; hacerse ilusiones; permanecer a las expectativas, pero sin garantía de que llegue a materializarse.

13.- En la República Dominicana, aunque no lo digan los ideólogos sistémicos, para la mayoría del pueblo, la libertad es una farsa; pura comedia. Algo falso vendido como verdadero.

14.- La libertad verdadera para los seres humanos solo puede existir allí donde hay un régimen económico y social que crea las condiciones para el bienestar material y cultural de todas y todos los que integran la sociedad.

15.- Una comunidad humana que vive bajo un ordenamiento económico y social que descansa en la desigualdad, no está en condiciones de disfrutar de libertad.

16.- La libertad, acompañada de tranquilidad espiritual, llegará a ser disfrutada y encontrada a gusto por la generalidad de nuestros connacionales, cuando aquí esté presente la alegría y la abundancia, no pobreza, nada de penurias.