Discurso de puesta en circulación del libro de Eduardo J. Tejera titulado "De Basilea a la Independencia Dominicana: Grandes Cambios de Soberanía 1795-1844

Honorable Presidente de la Academia Dominicana de la Historia,

Honorables Miembros de esta venerable Institución

Distinguidos Invitados e Invitadas

En el día de hoy ponemos a circular mi nuevo libro de historia, titulado “De Basilea a la Independencia Dominicana: Grandes Cambios de Soberanía 1795-1844”, que abarca un largo período de profundos cambios de soberanía, guerras y ocupaciones por diferentes naciones a lo largo de cuarenta y nueve años. En el 1844 el país logró su independencia y libertad después de veinte y dos años de ocupación militar y anexión de Haití. Fue una época de profundos cambios de la soberanía política de la parte española de la isla, debido a diversas invasiones y sucesos políticos-militares que ocurrieron.

Para alrededor de 1800 la colonia española tenía cerca del 60 % del territorio de la isla con 71,000 habitantes y la parte francesa tenía el restante 40 % del territorio, pero con una población de cerca de 600,000, de los 435,000 eran negros esclavos y los restantes eran una minoría de blancos y mulatos. Es decir, el factor demográfico estaba desbalanceado en las dos partes de la isla y esto sería un elemento muy importante en las ambiciones imperiales haitianas.

La parte Oriental de la isla, hoy la República Dominicana, fue por trescientos años una colonia española con sus instituciones de gobierno, economía y su cultura hispánica. Sin embargo, como resultado de una guerra europea entre Francia y España en el 1795 se firmó el Tratado de Paz de Basilea, mediante el cual España recuperaba las regiones de Navarra y Cantábricas, y a cambio cedía la colonia española a Francia, con lo cual el imperio francés dominaría por breve tiempo la isla entera; la parte este y su colonia de Saint Domingue. Cuando en Santo Domingo se conoció la noticia de cesión de la colonia a Francia, la población se sintió muy alarmada y atemorizada por las consecuencias traumáticas de esta decisión, que cambiaría la historia de la tranquila y bucólica colonia por el peligro de las violentas y crueles hordas negras haitianas.

En Haití comenzó desde el 1791 la violenta revolución que comenzó con el levantamiento de los esclavos contra los propietarios de plantaciones de azúcar y las autoridades francesas. La terrible lucha armada de independencia contra Francia fue también una cruenta y violenta guerra social y racial. Antes de formarse la república haitiana el general Toussaint Louverture invadió en 1801 a la parte española y controló y gobernó a Santo Domingo en nombre de Francia por más de un año. El general Louverture para esos años era un general del ejército francés que tenía el propósito de unificar la isla, en base al Tratado de Basilea, pero no lo logró por el caos que existía en Haití y las guerras contra las tropas francesas que habían invadido Saint Domingue. Mientras tanto la colonia española seguía en un limbo político, pues por el Tratado legalmente era de Francia, pero no la había ocupado ni formado un gobierno, pero en Santo Domingo se mantenía el Gobernador español y sus autoridades manejando la administración local a la espera a quien entregar la colonia.

En 1802 Napoleón envió a su cuñado el general Charles Leclerc con 58,000 soldados para someter a las tropas independentistas haitianas y recuperar la colonia de Saint Domingue. Fue una guerra muy sanguinaria, pero las tropas haitianas bajo el mando del general Dessalines lograron vencer al gran ejército francés con tácticas de guerrillas y destruyendo y quemando todo lo que se encontraban. Después de la victoria haitiana el general Dessalines respaldado con sus tropas y políticos fundaron la República de Haití el 1 de enero de 1804, en medio del caos, extrema violencia y masacres contra todos los blancos y con una economía totalmente en ruina.

Este suceso cambió gravemente la situación de la colonia española del este. Porque del 1804 en adelante el enemigo de la colonia española se convirtió en la República de Haití, que, invocando el Tratado de Basilea, quería conquistar y fusionar la parte Oriental de la isla. Todavía creaba más confusión pues España y Francia se oponían a las pretensiones de independencia haitiana, porque cada país reivindicaba la soberanía de sus colonias. Como resultado vinieron varios años de guerras en toda la isla.

Por segunda vez en el 1805, ya fundada la República de Haití el año anterior, la parte Oriental de Santo Domingo fue invadida por el general haitiano Jean Jacques Dessalines, quien con sus tropas destrozó pueblos y fincas y causó sanguinarias masacres en Moca, Santiago y otros pueblos. El propósito de esta invasión era someter a los españoles y criollos y unir las dos partes de la isla. Pero sucedió algo inesperado. Dessalines preocupado por los rumores que le llegaron sobre una escuadra francesa con numerosas tropas se dirigía a Puerto Príncipe para recuperar la colonia, se retiró de Santo Domingo con todas sus tropas y se fue a rápidamente hacia Haití para organizar la resistencia contra un nuevo posible ataque de tropas y buques franceses.

Después de la derrota del ejército francés en Haití por el ejército haitiano en 1804, cerca de 2,000 soldados y oficiales franceses se trasladaron hacia Montecristi y Santo Domingo y establecieron gobiernos locales que sustituyeron a las últimas autoridades españolas que quedaban. El general francés Jean Louis Ferrand estableció un gobierno local en Santo Domingo, donde fungió de gobernador de 1804 al 1809, hasta que fue derrocado por tropas españolas y criollas, asistidas por soldados y la armada inglesa que ayudaron en el largo asedio a la Capital para derrotar al general francés Joseph de Barquier y su reducida guarnición y entregara la plaza al ejército español y de criollos. De esa forma en el 1809 España recuperaba la colonia de Santo Domingo.

Con la victoria contra el ejército francés en la batalla de Palo Hincado el 7 de noviembre 1808, en la llamada la guerra de la reconquista entre españoles y españoles dominicanos, liderados por el criollo Juan Sánchez Ramírez, la parte Oriental volvió a ser colonia española por doce años más. La guerra de la reconquista fue realizada por una efectiva alianza entre tropas españolas de la Corona radicadas en Puerto Rico, tropas de españoles criollos, y con una valiosa ayuda militar de tropas y naves de guerra inglesas que combatieron con los remanentes franceses que controlaban la Capital.

Expulsados los franceses, el primer gobernador de la parte Oriental fue el líder criollo nacido en Cotuí, Juan Sánchez Ramírez, quien de inmediato con las nuevas autoridades españolas comenzaron a reorganizar las instituciones y la economía de la recuperada colonia española. Esta es la época denominada la España Boba que duró del 1809-1821. A la muerte de Sánchez Ramírez a los dos años, la Corona española designó tres Gobernadores militares para administrar la colonia, que después de tantas invasiones y guerras, estaba en un estado de estancamiento económico y social.

Pero por el abandono y las dificultades económicas el descontento crecía y un grupo de españoles criollos, comenzaron a pensar en seguir el camino de la independencia hispanoamericana liderado por Bolívar, San Martín y otros patriotas. Un grupo de letrados y la clase política en Santo Domingo conspiraba para independizarse de los españoles y crear una república soberana.

En noviembre de 1821 el líder criollo José Núñez de Cáceres y otros patriotas proclamaron la independencia de España, y crearon en diciembre de 1821 un gobierno independiente, que lamentablemente duró tres meses, y por eso se le llama la Independencia Efímera. Al mismo tiempo, en Haití el general Jean Pierre Boyer preparaba y organizaba un ejército de más de 12,000 soldados para invadir a la región Oriental y unificar la isla en un solo gobierno haitiano.

Finalmente, el 9 de febrero de 1821, el general Boyer y sus numerosas tropas entraron a Santo Domingo, en forma de conquista militar y forzaron a renunciar al débil gobierno de Cáceres y a los miembros de la Sala Capitular. De esta forma atropellante se consumó la fusión con Haití y comenzó un oscuro período de ocupación. Desde 1821 hasta 1844 la parte este de la isla fue ocupada política y militarmente por la República de Haití.

Por varios meses el propio Boyer se quedó en Santo Domingo tomando medidas y organizando la administración de la excolonia española. Su primera medida fue abolir la esclavitud y designar a los oficiales militares haitianos como jefes o gobernadores de cada pueblo. Boyer dejó formado un pequeño gobierno para continuar con la administración rutinaria y designó los oficiales militares haitianos, encargados comarca. La jefatura de Santo Domingo se la dejó al general Maximilien Borgella, quien intentó ganarse el apoyo de los habitantes.

En el libro podrán apreciar en cada capítulo las principales medidas adoptadas; como la confiscación de las tierras de las iglesias y sus propiedades, que fue la institución más rica durante muchos años, proclamó un Estado laico y tolerancia religiosa, se adoptó el Código Rural que fracasó inmediatamente y una serie de medidas para reorganizar la agricultura bajo el modelo de propiedad francés.

La nueva política agraria deseaba crear una economía de grandes plantaciones de caña para producir más azúcar para la exportación. Boyer no creía en el minifundio o en pequeños conucos que producían solo para el auto consumo, aunque sí repartió pequeños predios agrícolas de las tierras confiscadas a los españoles que emigraron y a la Iglesia Católica. Fomentó el negocio de las fincas madereras en el sur y este del país, pero curiosamente no apoyó mucho a la ganadería.  Boyer quería replicar el modelo agrícola que conocía durante la excolonia francesa basada en la economía de grandes plantaciones e ingenios.

La oposición de los propietarios y comerciantes criollos contra Haití crecía con los años, a medida que se fue formando un sentimiento de identidad propia y diferente. En el fondo también existían diferencias económicas y de intereses que chocaban con la mentalidad política y social haitiana. Gradualmente se formaron grupos que se reunían en secreto para discutir sobre el futuro político y la forma de lograr la independencia plena. Se formaron cuatro grupos con ideas políticas diferentes; una minoría prohaitiana con predominio en las zonas fronterizas, otro grupo proespañol que anhelaba volver a ser parte de España, el grupo de jóvenes patriotas que encabezaba Juan Pablo Duarte y los miembros de la organización La Trinitaria que se fundó en el 1838, que abogaban por la independencia total pura y simple, y el bando conservador que abogaban por la independencia parcial, pero bajo un protectorado con Francia.

Ya para 1840 en adelante el fervor político se incrementó y la idea de separarse de Haití comenzaba a crecer entre los dominicanos. Duarte y Los Trinitarios se habían convertido para el 1843 en una fuerza que se extendía por el país y consolidaba el ideario independentista para fundar a la República Dominicana. En Haití se gestaba también una creciente oposición contra la dictadura de Boyer, y grupos parlamentarios y letrados fundaron el movimiento La Reforma, que agrupa la oposición decidida en derrocar el gobierno autoritario de Boyer. La crisis político y militar en Haití contribuyó a estimular y aprovechar la ocasión para que los Trinitarios avanzaran en sus planes.

Finalmente, en marzo de 1843 al presidente Boyer fue forzado a renunciar al cargo de presidente y tomar el camino al exilio a Jamaica. Haití cayó en un caos institucional, del cual salió jefe del ejército y presidente Charles Herard. La situación interna haitiana era de luchas y rivalidades entre facciones civiles y militares, pues era primordial que el general Herard lograra tomar el control de todo el territorio haitiano. Mientras tanto en Santo Domingo también ocurría una situación política muy inestable y llena de intrigas y ambiciones de cada bando conservador o liberal y entre los prohaitianos o españolizantes.

Asustado por los sucesos políticos y la insurrección latente en la parte Oriental el presidente Herard se dirigió con sus tropas a Santo Domingo, con la finalidad de detener a los separatistas revolucionarios, que ya no querían ser parte de Haití. Herard emprendió una represión contra los trinitarios y Duarte, Juan Pablo Pina y Juan Pérez, escondidos se marcharon al exilio, para no ser capturados. Los trinitarios que se quedaron en el país continuaron la rebelión contra los haitianos y conspiraban constantemente, bajo la tesis de independencia, pura y simple. Por otro lado, los grupos conservadores de la capital también se reunían y preparaban sus planes para adelantar el levantamiento. Este grupo abogaba por la independencia de Haití, pero manteniéndose bajo un protectorado francés.

Como es bien conocido el 27 de febrero de 1844, los líderes trinitarios apoyados por ciudadanos independientes, realizaron un levantamiento armado en la Puerta de la Misericordia y de ahí marcharon a la Puerta del Conde donde proclamaron la independencia nacional. Esa noche Mella disparó su famoso trabucazo, ante la mirada atónica de la pequeña guarnición haitiana en la capital, que no actuó contra los rebeldes. Al día siguiente los oficiales haitianos firmaron la Capitulación de la ciudad, y de ahí en adelante los dominicanos sellaron su propio destino y formaron la primera Junta Central Gubernativa provisional, dominada al principio por trinitarios liberales. Pero el 1 de marzo se reorganizó la Junta, y se incluyeron líderes conservadores, en aras de mantener un equilibrio del poder político y para apaciguar las fuertes rivalidades. Emergió presidente el Lic. Tomás Bobadilla, conservador y afrancesado.

Formado el gobierno, ahora los patriotas tenían que consolidar la independencia derrotando al poderoso ejército haitiano comandado por el general Herard. El general Pedro Santana venció al ejército haitiano en la famosa batalla en Azua del 19 de marzo de 1844 y las tropas invasoras derrotadas tuvieron que regresar a Haití. En Santiago el ejército dominicano liderado por el general José María Imbert volvió a tener una rotunda victoria en la batalla del 30 de marzo contra las tropas invasoras haitianas comandadas el general Pierre Louis Pierrot. Con estos dos triunfos militares la independencia nacional quedó sellada y nacía así la República Dominicana, libre y soberana.

21 de febrero de 2024