Luego de una reunión de más de cinco horas, el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), decidió el pasado 20 de abril que todas las juramentaciones de nuevos miembros sea encabezada por el presidente de la organización y expresidente de la República Danilo Medina Sánchez.

Con esta aprobación, dicho Comité logra que el líder máximo del peledeísmo abandone su encierro hogareño voluntario desde que abandonó el poder en agosto de 2020.

Tras anunciar la agenda de juramentaciones, la cual deberá iniciarse a partir del 22 de mayo en la provincia de Azua, el secretario general del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Charlie Mariotti, expresó con mucho júbilo “lo pedían y lo querían en las calles, va para las calles”, refiriéndose a Medina Sánchez.

¿Realmente saldrá el expresidente Medina “para la calle” como lo anunció Mariotti?

Una cosa es salir a cumplir con sus responsabilidades a juramentar nuevos miembros para el partido, y otra cosa es salir para la calle a granjearse con salutaciones y apretones de manos con la población en general que una vez lo aplaudió masivamente mientras era el presidente de todos los dominicanos.

Lo que sí sabemos ya, es que saldrá de su hogar únicamente a juramentar a simpatizantes en lugares específicos para que oficialmente estos sean miembros activos de su partido, el PLD.

Su paso por las vías públicas será directo a un local público o privado, pero seguro. Viajará escoltado dentro de un vehículo costoso y con vidrios entintados que impedirán se vea su rostro con facilidad.

Luego de los escandalosos actos de corrupción denunciados por el Ministerio Público en la que han sido implicados hermanos, cuñados, funcionarios civiles y militares de su pasada administración, pareciera que Danilo Medina se ha impuesto un arresto domiciliario voluntario.

Con su actitud, ha demostrado en casi dos años que no está en ánimo de salir a ningún lado, que son sus más cercanos colaboradores quienes lo están empujando a que salga a motivar a sus seguidores, a movilizar las masas del peledeísmo, a enfrentar discursivamente a los que lo han hecho esfumarse de la palestra pública; y este es el mejor momento.

Desde su salida del Palacio Nacional, ha Danilo no se le ha visto en un centro comercial de su país. Ni codearse con amigos y miembros de su partido disfrutando bajo un radiante Sol callejero, ni en ninguna plaza al aire libre iluminada por una hermosa y brillante Luna rodeada de estrellas en el firmamento.

Quizás tiene temor de que desaprensivos, como fantasmas salidos de la nada, le hagan escuchar voces negativas y altisonantes, imputándole acusaciones propias para los que se han adueñado de lo ajeno.

Sus más cercanos aliados dentro de su entorno, fuera y dentro del partido, le convidan a salir y dar la cara para que defienda su moral, a combatir las injurias, a demostrar su inocencia con gallardía de los hechos que le imputen.

Tarde o temprano, el líder del PLD deberá salir a enfrentar a sus detractores “caiga quien caiga”, siendo el más peligroso para él su partido, su ex aliado y ex confidente político, el que conoce todas sus debilidades, sus verdades y mentiras.

Danilo sabe que ese fuerte adversario, no es el presidente Luis Abinader, sino el expresidente Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo (FUPU), su antiguo compañero de partido.

Fernández sabe también que provocar a Danilo en la condición política en que se encuentra, o combatir con fiereza al candidato presidencial peledeísta que resulte seleccionado con el visto bueno de Medina, es soltar los demonios, y provocar reacciones que pudieran perjudicar las aspiraciones del exmandatario y líder del nuevo FUPU.

Quizás por eso vemos a Fernández concentrado en combatir, aunque con muy frágiles argumentos y falsos planteamientos, todas las iniciativas del primer mandatario dominicano.

La inactividad forzada de Medina, más el silencio de la mayor parte de los líderes de su partido por estar pendientes de los movimientos de los persecutores representantes del Ministerio Público, le ha permitido a Fernández apoderarse del terreno de juego asignado a la oposición.

Por su parte, el presidente Luis Abinader continúa con sus ejecutorias presidenciales por todo el país, fortaleciendo sus planes con miras a conseguir el visto bueno mayoritario de la población y lograr con ello un segundo mandato de cuatro años a partir del 2024, sin haberlo anunciado oficialmente.