Como ya hemos visto, Hostos cuestiona el sistema y la praxis civilizatoria de Colón y el colonialismo:
“… si Colón hubiera tenido de la civilización una idea más completa y más humana, en vez de entregar su nuevo mundo al mundo viejo, corrompido, se hubiera establecido en el edén, habría doctrinado en sus ideas y sentimientos la vasta población que lo poblaba, habría aleccionado la inocencia de la sociedad, abriendo sus ojos al espectáculo que él con solo pensar y trabajar, hubiera podido ante su vista atónita, y hubiera conservado para la civilización los millones y millones de seres que la civilización ibérica no supo fecundar y utilizar”. (Vid. p. 348)
Según Hostos:
[Como hoy] el afán de colonización, era entonces el afán de descubrimiento”. (Ibídem.)
Los argumentos de Hostos a favor del Deber de Civilización, sujeto y cultura llaman la atención debido a que el concepto de civilización propio del Occidente renacentista va a encontrar escollo en el concepto mismo de realidad sociocultural.
El vocabulario de la Moral Social se revela como instrumento de experiencia, deber de razón y enunciación. Términos como abnegación, acatamiento a la Ley, actos morales, adhesión, beneficencia, civilización, conciencia, confraternidad, contribución, cooperación, cosmopolitismo, deber como principio de moral, deber como obligación libremente impuesta a sí misma, deberes constitucionales, derecho, dignidad, han creado en los siglos XVIII y XIX una extensión de pensamiento y normatividad que por norma, uso y acción moral tendrán un significado para la sociabilidad, el ciudadano, la escuela de deberes y derechos públicos en Europa y América. La educación doméstica, la educación fundamental y la educación profesional conforman un aparato humano y civilizatorio que responderán (y de hecho responden), a reglas de sociabilidad donde los conjuntos humanos se deben someter para lograr la cohesión social de la Sociedad-Cultura.
En efecto, la escritura hostosiana visible y sensible en la obra Moral social constituye una axiología, en sentido amplio y en sentido estricto, pues la Moral social es una práctica unificadora de principio que desde el iluminismo y el pensamiento social del siglo XIX y el XX hicieron camino e influyeron en el pensamiento político y positivista de la América continental.
El surgimiento de ideas emancipatorias, democráticas y revolucionarias de extendió en países como México, Perú, Argentina, Uruguay, Venezuela, Brasil y, en el caso del Caribe hispánico, en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, donde el pensamiento patriótico, nacionalista e independentista surgió como forma y visión de ideas en las guerras anticoloniales, incluso en el Caribe inglés y francés se dieron movimientos contra el esclavismo del conquistador y los comerciantes que implantaron una economía de fuerza, trabajo, explotación e intercambio que tuvo como efecto una práctica de rebelión anticolonial en casi todo el Caribe insular, como prueban muchos textos literarios, sociológicos, antropológicos y políticos de la región.
De ahí que en la Moral Social como ciencia del deber, se hace observable como pragmática de lo social y deber ético del sujeto o ciudadano un liberalismo democrático y positivo como consciencia ideal que involucra la sociabilidad, la educación como principio organizador de la cultura y el sostén de la “moralidad” social. Lo que como función y derecho adquiere significado para una acción digna de un ciudadano de deber, de actos buenos o positivos y sobre todo de buenas costumbres sociales.
Así surgen la Nación, los Municipios, Ayuntamientos, las Escuelas, las Gobernaciones y otras instituciones basadas en leyes, derechos y prácticas de cultura, necesidad, orden físico, patriotismo, responsabilidad, sacrificio, sociedad particular, sociedad escolar, trabajo, unión, utilidad, utilidad pública, utilidad privada que necesitan los ciudadanos o los sujetos sociales para ejercitar los actos morales, integradores de lo moral y la cohesión sociocultural. Tanto la Sociología y la Moral social fueron pensadas como escrituras ligadas a la praxis, la necesidad intelectual y la visión de un pensamiento liberador y democrático en el enmarque de una libertad de deber, decisión y convicción para el ejercicio de los valores morales y positivos que solo se pueden aplicar y justificar dentro del concepto de educación social.
De ahí que lo que se sugiere como escritura y programa en los textos culturales, éticos, filosóficos, pedagógicos y literarios de EMH será obra de un “obrar” cultural emancipatorio y por lo mismo de acción democrática y crítica de ciudadanos con voluntad educativa y transformativa.
En efecto, Hostos conformó un camino crítico de lectura que en su formación se hicieron sensibles para su visión pedagógica y social. Benjamín Franklin, Simón Bolívar, George Washington, Sir Charles G. Gordon, José de San Martín, Giuseppe Garibaldi, J. H. Pestalozzi, Friedrich Froebel, August Hermann Francke y otros que también fueron pedagogos políticos, sociales y religiosos.
Según apunta Manuel Maldonado-Denis, “el Peregrino de América fue un hombre de su tiempo que no se plegó socialmente a ideas europeas como el Krausismo y el positivismo”.
“Hostos es creatura de su tiempo y de su circunstancia. Hay que recordar que, una vez éste abandona Europa para dedicarse a la lucha por la liberación de las Antillas, su horizonte será el de los pueblos caribeños y latinoamericanos. Europa ha quedado atrás, irremisiblemente, y lo que Hostos busca ahora es comprender la realidad de unos pueblos algunos de los cuales –como su propia tierra esclavizada- luchaban aún contra las coyundas de la esclavitud y del colonialismo”. (Ver, op. cit. y Prólogo a la Moral Social y Sociología, p. XXV)
El estudioso puertorriqueño Manuel Maldonado-Denis acota que:
“Lo primero que debemos notar es que Hostos no calca sencillamente el positivismo comteano sino que adopta una postura crítica frente a éste. Además, su análisis y su síntesis tienen como eje central su experiencia caribeña y latinoamericana, órbita vital de su pensamiento. A lo que vamos es a que el enfoque positivista que Hostos adopta se da en el marco de una lucha ideológica primordial contra el escolasticismo… De otra parte el colonialismo español usaba también como su principal apoyo ideológico los esquemas caducos del monarquismo, el clericalismo y el absolutismo.” (Ibídem. loc. cit.)
La obra sociopolítica, filosófica y educativa de EMH induce a pensar al sujeto como una suma de valores y fuerzas sociales que marcha en un orden de desarrollo y funcionamiento de los bienes morales y reales que van construyendo en su determinabilidad una mentalidad cultural emancipadora e independiente. La elaboración del texto hostosiano, tal y como podemos observar en la edición de Obras Completas (1939), publicada en La Habana, Cuba y bajo la supervisión de Juan Bosch; y las Obras Completas de Hostos, publicada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña (1969), en 20 tomos, constituyen un corpus textual que sirve de guía comprensiva del pensar y el pensamiento hostosianos.
El discurso cultural, educativo y filosófico social del maestro EMH registra una confluencia liberal, revolucionaria y democrática donde encontramos una pedagogía social, moral y reflexiva que se expresa en la institución social y cultural como programa de ideales, educación y pensamiento donde nuestro intelectual acentúa tanto en la Moral social y la Sociología los diversos organismos y comportamientos que se construyen a partir de la evolución social e institucional.
Toda una bibliografía activada en la República Dominicana, en Puerto Rico, Cuba y en el resto de la América Latina y continental constituye una fuente de lectura de las ideas sobre Hostos.
Textos de Emilio Rodríguez Demorizi como Camino de Hostos (1939), Luperón y Hostos (1939) y El padre Billini y Hostos (1941), apuntan a una interpretación histórica ligada al país dominicano donde se han publicado ensayos y travesías diversas sobre el maestro.
La Antología titulada Hostos en Santo Domingo (1939-1942), con selección, prólogo y apéndice de Eugenio María de Hostos fue publicada en dos volúmenes por la Ed. Montalvo.
La obra Hostos, el sembrador de Juan Bosch publicada en 1939 en la Editorial Trópico, La Habana, representa uno de los escritos más completos para reconocer el universo, la escritura y la pedagogía democrática de EMH. Nos quedan las simientes de una pedagogía integralista y seminal que prende como semilla en los diversos territorios de la educación dominicana.