A pesar de que la Encuesta de Cultura Democrática arroja como resultado una alta valoración del sistema democrático, también nos muestra unas valoraciones preocupantes para el sostenimiento de una cultura democrática en el país.

Según la encuesta, mas de un 50% considera que un aspirante hombre es más confiable que una aspirante mujer para un puesto público.

Por otra parte, mas de un 80% por ciento de los encuestados rechaza el derecho de las personas ateas a postularse para un cargo público.

Más de un 50% rechaza que una persona de orientación homosexual se postule para un puesto público.

Alrededor del 60% de los encuestados rechaza también, el derecho de los dominicanos de ascendencia haitiana a ejercer el sufragio pasivo, con un tercio de los entrevistados aceptando la postulación de dichos dominicanos para los puestos públicos.

Estos datos nos muestran la existencia de unos arraigados prejuicios antidemocráticos y expresan lo que en un articulo escrito hace muchos años denominé: “El dislocamiento entre lo publico y lo privado”. (https://acento.com.do/opinion/el-dislocamiento-entre-lo-publico-y-lo-privado-210430.html).

La esfera de lo público es el espacio compartido con nuestros conciudadanos, el dominio común al que se refirió la filósofa Hannah Arendt (1906-1975) en La condición humana, como: “el propio mundo, en cuanto común a todos nosotros y diferenciado de nuestro lugar poseído privadamente en él”.

Por su parte, la esfera privada  es el dominio intimo de nuestras creencias religiosas, orientaciones sexuales y preferencias más personales.

Existe un dislocamiento entre lo público y lo privado cuando la ciudadanía asume asuntos públicos como si fueran privados y asume asuntos privados como si fueran públicos, tomando en cuenta cuestiones privadas para tomar decisiones públicas.

Un ejemplo del primer caso es cuando la ciudadanía ve con buenos ojos que los funcionarios se valgan de sus puestos para favorecer a familiares, como si se tratara de un negocio familiar. Un ejemplo de asumir asuntos privados como si fueran públicos es considerar la religión o la orientación sexual de un candidato para elegirlo a un cargo publico.

Un acción realizada en la esfera de lo privado tiene interés público sólo si dicha práctica transgrede los límites impuestos por los derechos del otro. Por ejemplo, si un esposo agrede a su esposa dentro del hogar ha cometido una acción que trasciende la esfera privada y se sitúa dentro de la esfera pública porque es de interés público preservar el derecho a la integridad personal de todas las personas.

La encuesta revela que la ciudadanía no tiene clara estas demarcaciones y que su valoración positiva del modelo democrático se mueve en una ambigüedad que oculta compromisos con valores autoritarios y estilos de pensamiento ajenos a las democracias occidentales modernas.