La violencia en contra de la niñez es un gran escollo al desarrollo emocional de nuestros niños y niñas. La violencia es parte de la normalidad del barrio. La realidad en los sectores vulnerables del país es la de niños cuyos padres han sido muertos por balas, niños atravesados por balas, madres golpeadas frente a sus ojos, niños mulas, niños llenos de moretones, niñas madres, niños violentos y con el alma rota.
La realidad es que cada día que pasa es un día perdido en la vida de miles de niños, niñas y adolescentes víctimas de una violencia que interiorizan y normalizan como una práctica cotidiana.
La violencia contra la niñez tiene un costo muy elevado para el Estado y para la sociedad; sin embargo, el país está dotado de un buen arsenal jurídico para la protección de los menores. Este incluye la Ley 136-03, o Código de Protección de los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes, y el Convenio sobre los Derechos del Niño, entre otros.
No obstante, falta todavía un gran trecho por recorrer para la aplicación de este conjunto de normas y faltan políticas, programas y presupuestos públicos de calidad, con impacto y sostenibilidad para la garantía de los Derechos de la Niñez.
Solos es muy poco lo que podemos hacer. Y es que todos los actores deben asumir sus responsabilidades: los padres deben entender que la ley castiga ciertos actos, que los están mirando y que la comunidad, los vecinos, las instituciones barriales, asumen como propios los Derechos del Niño y su cumplimiento.
Los niños, niñas y adolescentes deben poder identificar las violaciones a sus derechos y tener claro cuáles son los espacios de protección seguros en su sector, dónde pueden acudir y dónde no serán juzgados sino reconfortados y aconsejados.
Solamente entre todos y todas, y paso a paso, podemos abrir el camino para un País Libre de Violencia Infantil. Dentro de este marco, la Fundación Abriendo Camino cerró con una marcha su campaña comunitaria a favor del buen trato infantil bajo el lema “Cuéntame otra historia”, que recibió el apoyo del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI).
La marcha reunió a estudiantes de varios centros escolares y recorrió las calles de Villas Agrícolas y la Zurza, en la zona norte de Santo Domingo
La campaña procuró sensibilizar a los miembros de la comunidad a propósito del buen trato que debe ser dispensado a los niños, niñas y adolescentes dotando a estos y a sus padres y tutores de herramientas adecuadas para contrarrestar los diversos tipos de abuso.
Los alumnos y las alumnas de las escuelas Palacio Escolar España, Politécnico Manolo Tavárez Justo, Escuela Emilio Rodríguez Demorizi y Centro Educativo Ángela Massé, así como de la Fundación Abriendo Camino, recibieron estos talleres intensivos que impactaron de forma directa 1000 niños, niñas y adolescentes de Villas Agrícolas y de forma indirecta a sus familias, lo que representa alrededor de 2000 personas.
Los estudiantes de estos centros recorrieron las calles de estos barrios con pancartas y alusivas al buen trato y con consignas como “no me toques”, “no me compares con otros niños”, o “no al abuso infantil”, entre otras, que repercutieron en esos sectores de la ciudad.