El pasado día 19 de noviembre de este 2023 se cumplieron cuarenta años de mi graduación en mi alma mater, la universidad nacional Pedro Henríquez Ureña, como doctor en medicina. Recuerdo la entrega del diploma por parte del entonces rector el doctor Jaime Viñas Román.
Ahora, al mirar y recapitular, me siento enormemente satisfecho, pues he podido crear diversos estamentos que considero han aportado a la salud dominicana. Más de 45 cursos y congresos organizados, desarrollo de tres servicios de oftalmología, dos residencias médicas y un centro médico que cuenta con más de 100,000 pacientes registrados. El rescate de muchos momentos y personajes de nuestra historia médica han sido de enorme satisfacción como lo demuestra esta columna que se viene publicando sin interrupciones desde marzo del 2013. Pero sobre todo debo agradecer a mis pacientes a quienes he servido con lo mejor de mis conocimientos y que me enseñan cada día el valor de la empatía en el trato y la permanente apuesta por un actualizado desarrollo tecnológico. Desde luego a mi esposa, mi familia, amigos y relacionados: muchas gracias!! Especial gratitud al Colegio Médico Dominicano que me designó como Maestro de la Medicina Dominicana y al presidente Luis Abinader que me otorgó la condecoración de la Orden Heráldica de Cristobal Colón en el grado de Caballero!!
Las enseñanzas que nos ofrecieron a mis compañeros de estudios y a mi, se caracterizaron por el alto grado de exigencia académica que primaba en la universidad en esos años. Recuerdo muchos de nuestros profesores que como el doctor Ulises Pérez Plácido eran referentes nacionales. Cómo olvidar sus clases de embriología y su consabido “recapitulando”? Nuestro recordado doctor Mariano Defilló!!!. Recientemente ha fallecido el doctor William Jana, quien fue un extraordinario profesor al que recuerdo como un referente didáctico. Mis profesores de oftalmología, los doctores Luis Álvarez Pereyra y Ernesto Gómez Sánchez, quienes sembraron en mi el interés por la oftalmología. El privilegio de recibir clases en el instituto de anatomía del doctor Alejandro Capellán o un profesor de anatomía como el doctor Humberto Sangiovanni! Al escribir estas líneas mencionar a la doctora Maricela Jáquez, recientemente fallecida y quien en su área de pediatría y de genética fue una excelente profesora.
Tantos profesores sobresalientes! El neurólogo Juan Santoni Mendoza, que nos llevaba por las aventuras de conocer el cerebro con una genialidad pasmosa. Creo que todos los que estudiamos en esos años en la Unphu también recordamos al doctor Teo Gautier, investigador, científico y pediatra fuera de serie, fallecido en un trágico accidente que aún tantos años después, nos deja preguntas sin responder. Otro profesor que recuerdo y que ha influido mucho en mi trayectoria es don Mariano Lebrón Saviñón y sus clases de historia de la medicina. Una materia cuyos profesores eran particularmente destacados fue la anestesia, impartida por los doctores Federico Lavandier y Ariel Perez! En la cirugía las clases del doctor Rafael Miranda y del doctor Ivanhoe Baéz en el hospital Gautier. La anatomía patológica con los doctores Miguel Logroño, Michel Khourie y Mario Ravelo! Y es que tuvimos una excelente base con la histología que nos impartía Thimo Pimentel con sus genialidades y ocurrencias. Se quedan muchos pero el espacio es limitado!
La base que tuvimos los alumnos de esos años nos ha permitido adaptarnos a los cambios que se han producido en el mundo en general y la medicina en particular. Solamente con la irrupción del internet y sus posibilidades, hasta llegar a los tiempos que corren con la telemedicina y la inteligencia artificial tocando cada paso del quehacer médico, resaltan la nueva y contundente realidad. En otro articulo trataremos sobre los cambios en mi especialidad, la oftalmología.