El sábado por la noche llovió intensamente en la capital y sus alrededores. Estos chubascos causaron la muerte de al menos tres personas. Entre ellas, una niña de 2 años. Según los testigos, quedó sepultada por el aluvión en su casa de Juvénat. Heridos, sus padres están recibiendo tratamiento en el hospital. En el Impasse Loé, donde se registró esta muerte, varias casas también resultaron dañadas.
El domingo, con los pies en el agua, los habitantes de Canapé-Vert, Martissant, Wharf Jérémie y otros barrios costeros temían lo peor mientras veían formarse densos nubarrones en el cielo. Gracias a la Providencia, no hubo más daños.
El lunes, palas, camiones pesados, barredoras… se pusieron manos a la obra para retirar toneladas de aluvión y basura amontonadas en la calzada de una capital desfigurada.
"A los dirigentes de este país no les importamos", subrayó un residente de Wharf Jérémie, señalando los canales de desagüe bloqueados no lejos de su casa («Lluvia y escalofríos en Puerto Príncipe» por Roberson Alphonse, Le Nouvelliste 19 marzo 2007)
Esta alarmante situación es el resultado de las lluvias torrenciales que han caído sobre el país desde principios de marzo. Los canales no mantenidos o bloqueados, incapaces de garantizar el drenaje del agua, se están desbordando en nuestras carreteras, ya de por sí en mal estado.
Los ciudadanos descontentos culpan a las autoridades, a las que consideran responsables de esta situación. Sin embargo, no esperan ningún cambio. "No tenemos elección. Siempre ha sido así y mañana no habrá ninguna mejora", dice un comerciante del centro de la ciudad. Y… ¡habrá mucha más lluvia! («Llueve y Puerto Príncipe no aguanta más», por Nathalie Verné, Le Nouvelliste 27 marzo 2012).
Un deslizamiento de barro, arrastrando escombros y todo tipo de desechos sólidos, la situación de la calle Grégoire, en Pétion-Ville, no es distinta de la de otras calles de la capital este domingo por la noche. En efecto, los fuertes aguaceros que cayeron sobre el área metropolitana causaron múltiples daños materiales, en particular en las alturas de Pétion-Ville, donde las casas resultaron gravemente dañadas. No menos de 8 personas han perdido la vida en los últimos días y 5.140 casas han quedado inundadas, según el balance comunicado a Le Nouvelliste por la coordinadora de Protección Civil para el Oeste.
Según la coordinadora, esta situación puede prolongarse hasta el próximo fin de semana. Anunció la creación de una célula de emergencia en la Dirección de Protección Civil. Los habitantes de algunos barrios no durmieron con tranquilidad el domingo por la noche («Varios barrios de Puerto Príncipe devastados por las inundaciones», Louis-Joseph Olivier, Le. Nouvelliste 2 mayo 2016) .
Desplazarse por la capital haitiana es cada día más preocupante. Con el paso de los años, Puerto Príncipe se ha convertido en un laberinto. Además de las zonas marginales, que desde hace varios años reducen el espacio de circulación de los ciudadanos, los elementos naturales, en particular la lluvia, son una fuente permanente de preocupación para los usuarios de las principales vías del área metropolitana.
El paso del huracán Laura en la mañana del 23 de agosto por Puerto Príncipe recordó a los recalcitrantes dirigentes haitianos que la capital agoniza. Debería declararse el estado de emergencia en la ciudad, que se ha convertido en una trampa que corre el riesgo de cerrarse sobre sus habitantes. Prueba de ello son las numerosas víctimas y el calamitoso estado de las principales vías de la zona metropolitana debido a la menor lluvia. En sólo medio día de lluvias, el 23 de agosto, tras la tormenta tropical Laura, no menos de cinco personas murieron y dos desaparecieron («Puerto Príncipe y los chubascos no se llevan bien», Le Nouvelliste 25 septiembre 2020).
Episodios de diferentes épocas sobre las lluvias en Puerto Príncipe traducidos al español por Gilbert Mervilus