El director de Estrategia y Comunicación Gubernamental, Homero Figueroa, ha salido rápido a desligar al presidente Luis Abinader y a su gestión de gobierno del desaguisado externado en Tuíter, el 26 de abril de 2022, por la asesora de ese organismo Angelita Peña. Aquí el tuit, al dedillo: “Los canales debían cuidar un poco más la imagen de sus reporteros de noticias y sus presentadores de noticias…..caramba!! Cuanta gente fea y mal ataviada en TV”.
Una salida oportuna del vocero palaciego; aclara que es una opinión de ella, no del Gobierno. Aunque no salva del daño causado por el mensaje emitido por la Peña, en tanto en los medios ha quitado espacio a historias periodísticas oficiales positivas, callar implicaba aceptar y asumir tal despropósito justo cuando el mandatario y parte de su gabinete, en una estrategia plausible, compartían en Palacio con ejecutivos de medios de comunicación y les comunicaba la total apertura de su gobierno para la prensa.
El texto es una joya para ilustrar clases sobre Redacción Periodística I y Comunicación Estratégica en la carrera de Comunicación de cualquier universidad del mundo. Es un modelo de cómo no escribir y de cuándo el silencio es el mejor discurso.
Quizá el tuit de marras avergonzaría menos si ella lo hubiese escrito así: “Los canales deberían (en vez de debían) cuidar un poco más la imagen de sus reporteros y presentadores de noticias (en vez de reporteros de noticias y presentadores de noticias) … (tres puntos suspensivos, en lugar de cinco) ¡Caramba! (En vez de: Caramba!!). ¡Cuánta gente fea y mal ataviada! (No Cuanta gente fea y mal ataviada).
En cuanto a la externalización de su opinión, nadie osaría negarle el derecho a la expresión y difusión del pensamiento.
El artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Y el 49 de la Constitución dominicana, dice: “Toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, ideas y opiniones, por cualquier medio, sin que pueda establecerse censura previa.
Pero, en vista de la alta responsabilidad de asesora de Comunicación en la casa de la Moisés García, el silencio sobre el tema en cuestión era un deber que nunca debió perder de vista porque su tuit solo embarra al Poder Ejecutivo que a ella le paga para que haga Planificación de la Comunicación y use el discurso que mandan los lineamientos de la Política de Comunicación gubernamental, no para que baile en las redes sociales en busca afanosa de menciones.
La salida de Angelita Peña, sin embargo, debería ser aprovechada por los gremios para llevar a debate la situación actual del periodista, el periodismo y la Comunicación en la coyuntura actual en República Dominicana.
En el mundo de la comunicación de RD hay temas puestos a dormir eternamente, como si no fueran parte de la realidad real y no impactaran a la misma sociedad. Una sociedad digna de ser servida siempre con la información periodística veraz y de instituciones más eficientes y eficaces a partir de la gestión profesional de sus procesos comunicacionales.
Y esos temas abarcan desde el desdibujamiento del Periodismo y la Comunicación, por parte de advenedizos, y el uso acrítico y abusivo de las redes sociales, hasta las relaciones periodistas-políticos-funcionarios-empresarios, la corrupción, la ética y el trato dado por las empresas periodísticas al personal que da la cara a los públicos.
Algo bueno hay que sacar de la inoportuna opinión de la funcionaria. Por parte del Gobierno, amarrar lenguas sueltas y encajarlas en las matrices de planificación de políticas y planificación de la comunicación. Y, por el lado de los periodistas y el Periodismo, reflexionar y mirar si el tuit es solo un exabrupto impertinente aislado, o el humito de un horno de carbón que, en el interior, arde a todo vapor.