Con Gaza en el corazón

Actualmente, entre nuestros pacientes, vemos innumerables síntomas inespecíficos no médicos, situaciones sociales como la falta de empleo, de vivienda o de perspectivas vitales. Creo que es fundamental realizar un análisis de las circunstancias que rodean al enfermo. Soy una férrea defensora del modelo biopsicosocial: nuestra biología interactúa en un medio social y las interacciones que surgen pueden repercutir en nuestro estado de salud.

La salud mental está sujeta a los vaivenes de nuestra vida, especialmente en situaciones de exclusión en las que la ignorancia y la falta de una formación básica condicionan nuestra toma de decisiones. Esta ignorancia, a su vez, se convierte en un caldo de cultivo idóneo para otro tipo de conductas, como la violencia hacia uno mismo y hacia los demás, así como el consumo de sustancias tóxicas, que es parte del tejido social de los grupos marginados, entre los que la incidencia es alta.

El conocimiento y el acceso a una formación estructurada son fundamentales para formar individuos libres que puedan adquirir hábitos más sanos y ser más asertivos en la toma de decisiones para acceder a las oportunidades. El conocimiento relativo a la alimentación es la mejor medicina para conservar la salud; una mejor alimentación y la práctica de hábitos sanos son una garantía de bienestar. Asimismo, la gestión de nuestras emociones, la frustración y el manejo de situaciones de crisis mejoran la convivencia.

¿Estamos construyendo sociedades basadas en el conocimiento o no? Diariamente vemos personas perdidas en el marasmo de la ignorancia. Cuando llegan a las consultas, ya tienen patrones de conducta crónicos que son más difíciles de cambiar. Dentro de esta modificación, el acompañamiento pedagógico es fundamental; es un nuevo aprendizaje para mejorar su calidad de vida.

La prevención en salud mental es la educación. Es la base fundamental para crear individuos sanos. Está claramente demostrado que las circunstancias de actos dramáticos se van construyendo de manera muy silenciosa.

Cuando vemos hechos luctuosos y dramáticos que nunca dieron signos de alarma es lo más difícil de manejar. La conducta es silente, los sentimientos son complejos y la mayoría de las veces se mantienen ocultos por miedo o por vergüenza. No solemos acompañar en el fracaso, en la falta de oportunidades.

Conocer es saber y es una clave esencial para sociedades sanas. El acceso a la educación es fundamental en la prevención de la salud mental.