Todos los directores ejecutivos debaten a diario cuáles son las mejores elecciones para sus empresas con un sinfín de iniciativas y planes que van tras la promesa de “transformar” la organización y generar retornos financieros atractivos, pero ¿Cómo puede un CEO priorizar y tomar estas decisiones? La respuesta puede estar en la construcción de capacidades institucionales diferenciadoras.

 

Hemos hablado con cientos de líderes y colegas de todas las industrias y muchos comparten la misma historia: compañías que han hecho una elección, alineado sus recursos y construido su superpoder para lograr un desempeño superior (y a veces sacarles ventaja a sus rivales e innovar industrias enteras).

 

El término "capacidad" puede tener distintos abordajes, pero se puede entender como un conjunto integrado de personas, procesos y tecnologías que crean valor al ayudar a la empresa a hacer algo mejor que sus competidores de manera constante. Una capacidad institucional suele derivar de la estrategia corporativa e implica un trabajo que sea integral para la empresa y la industria.

 

En términos generales, las capacidades institucionales se dividen en dos categorías: Capacidades funcionales: actividades centrales que realiza una empresa en la actualidad como ventas, gestión de la cadena de suministro, adquisiciones y marketing de rendimiento que pueden necesitar cambios o mejoras significativas  para obtener mejores ventajas y Capacidades de toda la empresa:  que son sus fortalezas 360 como la velocidad de toma de decisiones, la capacidad de innovar, el sistema operativo o la  atención al cliente.  Estas son frecuentemente relacionadas con el conjunto de competencias que requiere una empresa para seguir siendo competitiva.

 

Hooi Ling Tan, cofundador de Grab, decía que "Para ser exitoso en un ambiente dinámico, era importante identificar y creer en el único factor determinante de la estabilidad central de una compañía y de su éxito inicial y futuro".

 

Las empresas líderes tienen una capacidad institucional (o dos) que las definen y contribuyen a su éxito. Pero, ¿Cómo identificarlas? Los elementos de VECTOR brindan una guía útil: visión, empleados (y sistema de talentos), cultura, tecnología, organización y rutinas (o procesos). Quizás no todos estos elementos requieran una reforma masiva, pero una empresa pudiera cuidadosamente considerarlos en la medida en que desarrolla sus capacidades institucionales, veamos:

 

Visión y liderazgo

 

Las empresas suelen establecer objetivos financieros, pero los directores ejecutivos más ambiciosos y exitosos ven más allá ejercitando la visión por la que quieren ser reconocidos. ¿Cómo puede innovar su empresa dentro de la industria?, ¿Cuáles son los marcadores que indican que han desarrollado ese “superpoder? Es igualmente importante que el equipo de liderazgo se comprometa con el viaje y lo conduzca sin vacilaciones hasta que ese factor diferenciador esté lo suficientemente arraigado en la empresa y sea sostenible. 

Empleados (Colaboradores)

Las empresas superpoderosas construyen un sistema de personas y talentos para respaldar la capacidad institucional. Invierten en programas de capacitación y contratación, pero más allá de esto, se esfuerzan por construir un sistema de talento que funcione durante años mapeando roles, habilidades fundamentales, fortalezas y brechas existentes para también mejorar la gestión de trayectorias profesionales, asegurando la retención de los profesionales de alto rendimiento.

 

Cultura y mentalidad

 

A menudo, cuando se construye o mejora una capacidad, se requiere un cambio de mentalidad. Por ejemplo, las empresas que desarrollan un superpoder suelen cambiar su forma de pensar para aceptar el fracaso y prosperar con la experimentación. No obstante, a menudo falta resistencia y consistencia para hacer que el cambio se mantenga en los colaboradores; la continuidad en la medición de estos factores servirá para mantener registrada la temperatura de la cultura organizacional de la empresa.

 

Tecnología

 

En la actualidad es difícil  imaginar una verdadera capacidad institucional que no tenga en su núcleo algún elemento de tecnología de datos y cada vez más Inteligencia Artificial. Pero no es fácil acertar a partir de dos errores comunes, el primero una remodelación de los sistemas centrales para aplicar todas las mejoras, (ralentizando el ritmo de cambio necesario dentro la empresa) y el segundo optar por una solución alternativa que concentre únicos esfuerzos en la construcción de un solo digital customer journey o la aplicación de modelos de IA.

 

Organización

 

Hay un dicho que dice que “la estructura sigue a la estrategia” y esto es aplicable en la creación de nuevas capacidades. La estructura organizativa y las formas de operar pueden diseñarse y construirse para garantizar funciones, roles y responsabilidades claras que permitan el crecimiento de capacidades para la prosperidad de la organización; el reto estará en el compromiso que las empresas adquieran para construir estructuras permanentes y sostenibles en el tiempo que también perfilen las bases de los procesos de presupuesto y gobernanza.

 

Por último, pero no menos importante, Rutinas.

 

Las rutinas y procesos vienen a ser las gomas del recorrido. Como en cualquier parte del negocio, las rutinas de alta calidad y bien diseñadas son esenciales. Fundamentalmente, será necesario que las organizaciones practiquen cualquier proceso nuevo una y otra vez para asegurar su integración en la organización. Con demasiada frecuencia, las compañías lanzan un nuevo conjunto de procesos, los codifican en procedimientos operativos estándar, y luego esperan que sus empleados los ejecuten milagrosamente con excelencia consistente. Las compañías líderes tratan a su superpoder como un atleta estrella trata a su deporte – como un oficio que se practica continuamente para asegurar una calidad y un desempeño cada vez mayores.

 

Lograr estos pilares no será un hecho fortuito que se lleve a cabo de la noche a la mañana, pues se necesitará el empeño de la organización. Acá la figura del CEO podrá integrar todos los recursos necesarios para pasar de la visión a la ejecución apoyándose igualmente de su equipo para apalancar la construcción de los superpoderes que finalmente se hagan efectivos en la empresa.