En el pintoresco y mágico pueblo de Santo Domingo (SANTODO), vecino del célebre Macondo, los rumores volaban a mayor velocidad que “un pedido ya” en ruta con ganas de ir a un baño. Se sabía que el Frente Opositor Rescate RD enfrentaría una derrota electoral antes de que las urnas dictaran sentencia. Las encuestas, como profetas modernos, ya habían vaticinado el triunfo del PRM, muy azaroso para algunos del 30% de los dominicanos.
El destino parecía estar marcado por los astros de la corrupción y el caos, aquellos mismos que una vez bailaron al son de los millones. Ahora, en un giro irónico del destino, se encontraban en el banquillo de los acusados, enfrentando el juicio de la memoria colectiva y el olvido selectivo de aquellos que chupaban la teta del estado cuatro años atrás. Y algunos que, por estar bravitos con Luis, nos dejan ver que todavía existen “los que devuelven la novia porque no era señorita”. Todavía existen estos sementales… pero sigamos como si fuera Gabo y quizás no me descalifiquen sin importar las heridas y lo maldicen a él. “Sueña, Pilarin”, resuena en mi cabeza, pero palante.
Y así continúa la crónica en SANTODO.
“¡Es culpa de los tres ‘el’ y del sanjuanero!”, exclamaban algunos, resignados ante la evidencia de las encuestas. Pero todos sabían que era el eco de sus propias acciones, resonando en la noche caribeña de SantoDo.
Los candidatos del Frente, con sonrisas ensayadas y promesas tan vacías como un coco seco, intentaban convencer al pueblo. Sin embargo, este, curtido por años de fechorías y diabluras, ya no se dejaba engañar por malabaristas.
En su cuartel general, los líderes del Frente planeaban estrategias como si estuvieran jugando al ajedrez con piezas ya sacrificadas, nada que ver con Miguel, ni Leonel, ni Abel. Pero todos sabían que el juego estaba perdido. La corrupción, ese monstruo de mil cabezas, había dejado una mancha imborrable en su reputación.
Cuando llegó el día de las elecciones, los compañeros del Frente Opositor Rescate RD acudieron a las urnas con la resignación de quien asiste a un funeral. Al anunciarse los resultados y declararse ganador al PRM, solo hubo un suspiro colectivo, como si el país entero exhalara el aire que había estado conteniendo. “¡Mierquina! Las encuestas estaban correctas… ¡cañaaa!”, exclamaban los pregones.
Al día siguiente de las elecciones, los líderes del Frente se reunían en silencio, las palabras eran tan escasas como una cucaracha en el gallinero. Sin embargo, se percibía un eco murmullando en todas partes:
Hola Paz.
Hola Omar,
Paz- ¿Gracias por venir, Como llegaste hasta aquí?
Omar- Me trajo Danilo
Los jóvenes, con sus memes afilados, tejían en las redes sociales una nueva narrativa, exponiendo con humor la derrota del Frente Opositor Rescate RD y el mismo cuento: el algoritmo, los escáneres, la compra de cédulas, la dislocación del padrón, los recursos del estado, “María estaba lavando y se le acabó el jabón”, los gringos, Hitler tiene una villa en Punta Cana o Elvis vive, etc.
Así, entre el lamento y la esperanza, el Frente Opositor Rescate RD comenzaba a comprender —música de fondo inspiradora in crescendo— que su pataleo y lloriqueo no era más que el primer paso hacia la redención. Que la culpa y la responsabilidad no eran cadenas que los ataban —sube la intensidad de la música— sino alas para volar más alto. Y que la memoria y el olvido eran dos caras de la misma moneda —clímax musical— que podían gastarse en excusas o invertirse en un nuevo comienzo. Interrupción voz en OFF: “Pero aterricen y no sean tan tremendos que vivimos en el mismo país, ¡carajo!”.
Aunque nunca vamos a dejar de patalear, lo bueno es que se avecinan nuevos tiempos y talentos que no se comparan con los espectros demoníacos del pasado. Por eso, estoy ansioso ya, esperando el teteo de las elecciones del 28, a menos que lleguen los extraterrestres, los zombis o el asteroide aquel que no sabíamos.