Enemigo de la guerra y su reverso, la medalla… (Luis Eduardo Aute)
Para muchos, nunca debimos caer en el primitivismo de siglos anteriores, pero fueron pocas las opciones que se presentaron. ¿Quién inicia primero, un occidente aplicando el guion de víctima o un Putin que trata de alimentar el sueño de la gran Rusia? La realidad es que el enfoque debe centrarse en la importancia que tiene geopolíticamente Ucrania para ambos. Es necesario buscar la razón dentro de un marco de prudencia, apegado no solo a los intereses, sino a las visiones políticas y los procesos históricos, para ello, hace falta la capacidad de ponerse en los zapatos del prójimo.
Entendemos como un modelo idóneo, el país que reitere tener una economía no separada de la política ni de la historia. Viajemos en el tiempo para ver los antecedentes y así comprender un poco mejor la situación del presente. La URSS entró en crisis por problemas políticos y económicos a finales del siglo XX, trataron de apalear con una serie de reformas llamadas la Perestroika y el Glasnost, pero no tuvieron éxito, por lo que en 1991 se vieron en la necesidad de disipar la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, originándose así, 15 países independientes y soberanos. Luego de esta ruptura debemos ver, cuál ha sido la evolución en las relaciones con la Federación de Rusia. Varios países establecieron conexiones con la Unión Europea, otros aún mantienen relaciones con Rusia, esto es una decisión libre, ahora bien, lo que hay detrás de la UE podría ser el detonante para algunos países, la OTAN. Esta es una alianza militar del atlántico norte conjuntamente con países de la Unión Europea, fue creada en 1949 luego de la segunda guerra mundial, y tuvo como objetivo frenar la ideología comunista. En el contexto de la guerra fría, los países de afinidad socialista produjeron de manera antagónica, el Pacto de Varsovia, teniendo como objetivo responder a cualquier amenaza de parte de la OTAN a sus gobiernos. Luego que cae el muro de Berlín en 1989, debimos suponer la desaparición de estas organizaciones de intimidación. Sin embargo, aún prevalece el tratado de Washington, ya no para tomar comunistas por el cuello, sino para ingresar a países con intenciones altamente sospechosas. Y he aquí donde viene el primer punto de inflexión en las relaciones de Ucrania-Rusia, la seguridad.
Previo a todo esto, debemos irnos a la historia. La revolución de octubre del 1917, la cual llevó al partido de los Bolcheviques al poder, logró conquistar y anexar territorios como el de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Estonia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Letonia y Ucrania. Algunos de estos países, hoy soberanos, tienen una fuerte estrechez cultural con Rusia por haber vivido en unión desde el 1922 hasta finales del siglo XX. Por esto, es entendible que algunos sean prorrusos, otros, quizás por su punto geográfico y diferencias ideológicas, se identifican más con Europa, y por eso prefieren ser pro occidente.
Para el presidente Putin no ha sido tan difícil conquistar zonas como Crimea y Donbass, pues ambas regiones eran prorrusas. En 2014, luego de unas series de protestas, el presidente ruso en defensa de ataques europeístas y ucranianos decidió defender esas zonas, durante ese período algunas milicias de extrema derecha comenzaron actuar para repelar a los separatistas rusos. Se trata de grupos Pravy Sektor y el Batallón Azov, que según Putin suelen llevar la bandera Nazi. Mientras estallaban nuevos combates, se convocó a un referéndum, donde sus habitantes votarían por su independencia y adhesión a Rusia o por permanecer con Ucrania, más del 90% de la población prefirió su independencia. Esta consulta fue para algunos como una farsa y para otros no representaba la mayoría, pues para ellos dos tercios de la aprobación declinó ir a votar. Se podría decir que, desde ese momento, con la anexión de Crimea, la península ha sido un punto de antagonismo entre Rusia, Ucrania y Occidente. Aunque cabe destacar, que antes de iniciar estos conflictos, el presidente Putin había advertido varias veces sobre la provocación que es para Moscú la expansión de la OTAN, y por esto trató de defender sus fronteras.
El conflicto se centra entre la soberanía de un país vs. La seguridad de una nación vecina como Rusia. La realidad es que la soberanía de Ucrania, como la de muchos países, tiene como límite no chocar con intereses geo estratégicos, es decir, es un derecho que puede culminar donde no afecte el derecho de otros, principalmente si están cerca o hacen frontera. Igual lo vimos en Cuba en el año de 1962, cuando la Unión Soviética colocó misiles en la isla, obviamente esto vulneraba la seguridad de EE. UU. Y esto condujo a una negociación que permitiera sacar los misiles del territorio y no pasar a mayores.
La OTAN de Occidente y la contraposición de Rusia entran en conflicto, ¿Por seguridad? O ¿Se esconde algo más detrás? El presidente Zelenski ha decidido tomar el camino difícil y el más perjudicial, provocar a Rusia a través de occidente, quizás no debió ser la vía, Putin por su lado, respondió “interviniendo” o “atacando” un país soberano, de toda forma viola el derecho internacional. Sin ánimo de justificar un accionar sangriento que conlleve a crear imperios más grandes, debemos recordar que la experiencia indica que desde la Segunda Guerra Mundial hasta 2001, occidente había iniciado cuasi el 90% de los conflictos en el mundo, bajo pretextos casi siempre repetidos y llamados por algo que los ha movido, los intereses.
¿Hay un incentivo económico en juego? Al parecer, la Ucrania empobrecida se convirtió en un país muy codiciado. Actualmente, existe una guerra híbrida entre el fuego y lo que siempre ha movido a las grandes potencias, los recursos. El país Ucraniano es el que más reservas de uranio posee, lidera exportaciones a nivel mundial en girasol y aceite de girasol, también es el tercer mayor productor de hierro. Aunque, quizás sus riquezas naturales no sean el producto de esta guerra, pero sí el Nord Stream 2, esta infraestructura ha pasado a convertirse en un símbolo de discordia entre los principales protagonistas de las tensiones de Rusia y Occidente por Ucrania. Este proyecto energético fue diseñado por el gigante ruso Gazprom, y su interés es enviar gas directamente a Alemania por el mar Báltico, ahorrándose así, el paso obligado por Ucrania.
Este encuentro con el pasado ha reflejado que los conflictos regularmente han evolucionado por varias razones, pero esencialmente por los intereses. Bajo esta paranoia global, hemos visto como gobiernos, corporaciones, organismos internacionales y empresas han enganchado como súbditos de quienes representan sus intereses o con los cuales poseen mayor relación comercial, dígase que, el balance del interés ha podido más que la razón, aun sea por la paz; como diría Shakespeare en su comedia Timón de Atenas, “Oh, maldito metal… Vil ramera de los hombres, que enloquece a los pueblos.” Una de las armas invisible aparte de las sanciones y bloqueos económicos, es la pandemia que mueve a las masas según la conveniencia de libre empresa, perdón, de “libre” prensa. La mayoría de personas no poseen un pensamiento reflexivo producto de que ya no existe una opinión pública sino una opinión publicada, moldeada a los intereses de quienes representan. Existen dos razones por lo cual pasa esto; primero, gran parte de las sociedades del mundo no está educada para pensar de manera crítica, no logran un resultado basándose en un estudio racional sino emocional, y la segunda razón es el poder económico, pues este domina los medios de información e infunden juicios y criterios de manera mediática para que sean replicados por los receptores. Los medios.
En conclusión, esta breve crónica tiene la finalidad de abrazar la historia y sus consecuencias, sobre todo el camino que desencadenó el conflicto actual. Si observamos, existe casi el mismo libreto de guerras anteriores, seguridad, intereses y medios para moldear la opinión pública. Ahora bien, existen dos caminos, los que incitan a la guerra emulando a la gatita de María Ramos y los que procuran la paz. Entendemos que muchos gobiernos del mundo debieron replicar la posición de China, o en su defecto, mantenerse neutral. El gigante asiático se ha adherido al camino de la paz y el desarrollo, está comprometida en la construcción de una comunidad con un futuro compartido para la humanidad, por lo cual, continuará rechazando firmemente todas las hegemonías y poderes fuertes, salvaguardando resueltamente los derechos e intereses legítimos de los países.
A pesar de que Rusia y Ucrania visualizan el dominio de las batallas como un argumento que procure una negociación más favorable, hay que recordar que en medio del fuego hay niños y un futuro que se desvanece cada día. Los poderes del mundo deben recurrir a que las negociaciones iniciadas entre ambas delegaciones continúe, pues esto podría albergar que las puertas permanezcan abiertas, existiendo así la posibilidad de un cese al fuego. Insistimos en que si a los gobiernos y organismos internacionales realmente les interesa la paz, deben concentrarse en un solo camino, en la continuidad de la palabra y no de la bala, en nuestra humilde esperanza, que las potencias sean guiadas por el verdadero poder, el poder de la razón.