En los últimos años hemos observado la inclusión de muchos cristianos, sobre todo protestantes, incursionar en la política aspirando a posiciones electivas como alcaldes, senadores, diputados y presidentes.

En la Iglesia Católica está prohibido que un sacerdote aspire a una posición electiva, el derecho canónico no lo permite, sin embargo, anima a los laicos a que lo hagan pues se entiende que participar es importante pues se actuará de acuerdo a los valores cristianos.

No es así en la Iglesia Evangélica en donde los pastores sí tienen la potestad de poder participar a puestos electivos que como lo vemos en la actualidad.

Volviendo al tema de los valores cristianos podría uno pensar que es buena idea por el hecho de que en la base del cristianismo hay un corpus ético como lo existe en el origen de toda religión. Ninguna religión está pensada para hacer el mal si se analizan y estudian sus textos sagrados. Es posible que en algún grupo pudiera darse alguna interpretación errada de su libro sagrado y asumir actitudes violentas como sucedió con el cristianismo y las cruzadas o la inquisición.

Maquiavelo decía que a un político no se le puede juzgar con la misma moral con que se juzga al resto de la ciudadanía pues el mismo puede verse en la condición de tener que tomar decisiones que riñen con la moral. Por ejemplo, realizar un desalojo dejaría a personas sin vivienda o declarar una guerra se iría a asesinar personas y nada de eso es apoyado por las religiones.

Así las cosas, reitero que me parece importante que cristianos participen en la política partidista, sin embargo, no deja de hacerme cierto ruido en el cerebro el dilema ante cosas que el cristianismo reprueba y mencionaré algunas.

Hay costumbres y tradiciones culturales que son abiertamente censuradas por el cristianismo evangélico y en parte por el católico como el carnaval, las fiestas de palos o atabales, que son costumbres tan airragas que hasta se hace un desfile nacional del carnaval. Empero he escuchado a pastores protestantes y sacerdotes decir que el carnaval es un culto al diablo y que quien participa en esto no solo le rinde culto a satanás, sino que dura 24 horas fuera de la gracia de Dios.

Del lado católico existe un sincretismo mágico-religioso ampliamente censurado no solo por los protestantes, sino también por los mismos católicos. En su gran mayoría son expresiones relacionadas al vudú y existen grupos culturales que promueven e incentivan este tipo de costumbres, pero como ya dije son censuradas por la religión.

En el caso protestante República Dominicana tiene dos advocaciones marianas de gran arraigo en la sociedad como es el culto a la virgen de las Mercedes (patrona del pueblo dominicano) y de la virgen de Altagracia (protectora del pueblo dominicano). Los presidentes suelen asistir a las mismas que se ofician el 24 de septiembre y el 21 de enero, pero de igual manera lo hacen los demás líderes locales como alcaldes, senadores y diputados.

Aquí también cabe cuestionar ¿qué pasaría o que haría un pastor protestante si fuese presidente de la República?

Muchos de ustedes que me leen podrían decir que estas inquietudes no son válidas pues no son obligatorias dentro del programa de gobierno de cualquier candidato. Si son senadores o diputados su función es legislar y si son presidentes su función es gobernar y no rendir cultos a imágenes.

En eso podríamos estar de acuerdo para gobernar de espaldas a la cultura y a las tradiciones de los pueblos puede ser un factor peligroso en sus aspiraciones.