La situación política en los Estados Unidos no vislumbra nada halagador para el Partido Demócrata, con miras a las elecciones congresuales fijadas para el próximo 8 de noviembre.
La preocupación de los votantes norteamericanos es cada vez mayor ante el deterioro de la economía nacional y la criminalidad que se han incrementados a nivel nacional a partir del azote de la pandemia de la COVID-19.
Esto, sumado a las consecuencias económicas y políticas por el conflicto ruso-ucraniano que siguen afectando directamente a los EE.UU., continúan generando más disgusto en los votantes norteamericanos al notar que la administración de Joe Biden sigue presentando soluciones poco efectivas para mejorar la crisis interna del país.
Recientemente, Biden advirtió en un discurso político que los niveles de inflación subirán si los votantes conceden el control del Congreso de EE.UU. a los republicanos en noviembre.
De acuerdo con el Indice de Precios al Consumo (IPC), la tasa inflacionaria se situó en 8,2% al 30 de septiembre que, junto al alto índice de desempleo que subió al 3,7% a nivel nacional, son cifras nadas halagüeñas para ir a unas elecciones congresuales dentro de 14 días.
De acuerdo con datos publicados por la Fundación Heritage, los estadounidenses han perdido un promedio de $4,200.00 dólares de ingresos anuales desde que Biden asumió el cargo en enero de 2021.
La administración Biden ya no tiene en vigencia los programas federales de beneficios por desempleo desde el pasado 4 de septiembre de 2021, con los que pudo contrarrestar satisfactoriamente la crisis provocada por la pandemia.
Para lograrlo, el gobierno federal desembolsó un monto de $5,000 billones de dólares para proteger a hogares y empresas tras el impacto negativo de la pandemia que, al no ser respaldada con acciones económicas que recuperaran ese monto, casi tres años después se refleja de forma negativa en la economía nacional y en los bolsillos de los estadounidenses.
Al cierre del 2021, la deuda pública de los EE.UU. era de $29.4 billones de dólares y $24.8 billones de euros, convirtiéndose en el país más endeudado del mundo, con un 128.13% del PIB comprometido.
El JP Morgan Chase, uno de los bancos financieros más grandes de EE.UU., ha vaticinado en varias oportunidades la llegada de una recesión económica que deberá reflejarse a mediados del 2023.
Otros economistas, como los del Bank of América, aseguran que la recesión podría ser de un 40% y los de Goldman Sachs de 30%.
Una recesión en este país afectará directamente la exportación de productos y servicios con respecto a los países aliados, especialmente a América Latina y la región del Caribe, quienes verán reducir significativamente sus ingresos per cápita, afectando igualmente sus economías locales.
La combinación de crisis económica y violencia armada en Estados Unidos hace que los votantes se inspiren a participar masivamente en las elecciones del 8 noviembre, y eso preocupa a los demócratas.
Ante esa realidad, políticos del estado de Nueva York se adelantan para tratar de que las cosas mejoren durante los próximos 14 días.
Con una inversión de $54 millones de dólares de la administración en el presupuesto del 2023, el alcalde neoyorkino Eric Adams anunció el pasado jueves 20 la expansión de la Iniciativa de Empleo de Precisión de la ciudad (IEP), en busca de reducir el desempleo y reforzar la seguridad pública.
Con este programa iniciado en el verano de 2021, unas 1,300 personas se han favorecido con trabajo a tiempo completo, reduciendo los tiroteos en un 21% en algunas zonas de Browsnville y Mott Haven, según Adams.
Apoyados por la asociación BlocPower, la administración demócrata estatal busca favorecer a otras 3 mil personas residentes de los condados de Nueva York, Bronx, Brooklyn, Staten Island y Queens.
Están conscientes que el auge del crimen y la violencia se mantiene a pesar de los esfuerzos realizados y la vigilancia electrónica con cámaras de seguridad por todas partes.
Solo en las plataformas de los subterráneos (Subway), el número de personas que han muerto tras ser empujadas a los rieles de los trenes por delincuentes y personas con problemas mentales alcanza la cifra de nueve en lo que va de año, casi uno por mes.
Las autoridades estatales y el Departamento de Policía de la ciudad (NYPD), tienen acostumbrado a los neoyorkinos a que tan pronto se origina un crimen que alarma a la opinión pública ordenan un masivo patrullaje policial que solo dura un par de días. La criminalidad regresa tan pronto los oficiales son retirados.
En cualquier lugar público, dentro o fuera de las plataformas de los trenes de Nueva York, adivinar quien tiene intenciones criminales o si padece de algún problema mental es muy difícil de lograr cuando se está entretenido chateando o disfrutando un video en la pantalla de un celular.
Mantenerse atentos, pegados a la pared o al centro de las plataformas en los subterráneos de la MTA, siempre alejados de las líneas amarillas cercanas al borde de los rieles, es una forma de evitar que alguien intente empujarlo a la muerte.
En una carrera contra el tiempo, los demócratas hacen lo posible por retener la supremacía en el Congreso, mientras que los republicanos intentan convencer a los votantes que la administración demócrata, encabezada por Joe Biden, ha sido inepta en solucionar la crisis económica y la violencia que afecta a los EE.UU.