Aunque llevaba décadas gestándose, de un día para otro los medios de comunicación informaron que el mundo había entrado en unas crisis profundas; algunos profetizaron que esta situación iba a tener consecuencias apocalípticas para toda la humanidad. Y lo cierto es que así ha sido.
Curiosamente, la palabra “apocalipsis” viene del griego apokalypsis, que significa “revelación” y también “quitarse” el velo de los ojos, es decir, el momento de afrontar la verdad sobre lo que está sucediendo. No podemos regresar al pasado cuando el presente está incierto. Es momento de avanzar hacia la transición necesaria de la transformación, y María Teresa Cabrera es la vuelta.
Por su parte, la palabra “crisis” comparte la misma raíz etimológica que “crisálida”, la cual alude a la “metamorfosis” y a la “transformación”. Y eso es precisamente lo que está sucediendo al sistema económico imperante en la República Dominicana, está inmerso en un gigantesco proceso de metamorfosis. De hecho, como lo explica María Teresa Cabrera,” nos encontramos ante un momento histórico extraordinario, somos testigo de excepción de un cambio de época”.
En este contexto, el cambio y la reinvención han dejado de ser una opción, se han convertido en una necesidad para poder adaptarnos y avanzar a partir de la nueva realidad social, política, laboral y económica emergente. Lo que esta en juego es nuestra capacidad de evolucionar hacia una perspectiva de transformación de la sociedad que facilite la distribución equitativa de la producción social. Para María Teresa es importante tomar nota de “las lecciones sociales que esta crisis ha venido a enseñarnos”.
Todos los sistemas sociales, políticos, financieros y energéticos que hemos ido creando han tenido su origen, su punto de máxima expansión, un proceso de decadencia, de podredumbre y su consiguiente transformación. No es que hayan desaparecido ni se hayan destruido, sino que han ido mutando por medios de las denominadas “crisis sistémicas”. Y como dice Manuel Salazar en su libro “Revolución sigue siendo un problema que espera solución”: “La crisis no debe ser vista como algo anormal, sino como algo propio del sistema”. (Obra citada, página 50.)
Esto quiere decir, que las remodelan los fundamentos filosóficos, económicos y políticos del sistema. De ahí la necesaria transformación a la que alude María Teresa Cabrera.
Abrirse a lo nuevo, es una ley tan inmutable como eterna:” tarde o temprano, lo viejo muere, dando paso a lo nuevo. Vencer el miedo al cambio es el mayor freno para cambiar, es el temor para soltar lo que creemos que tenemos. En eso consiste precisamente salir de nuestra zona de confort, de nuestra comodidad. Tememos salirnos de la corriente y seguir nuestro propio camino. Tememos equivocarnos, fracasar y hacer el ridículo. Y tememos lo que la gente de nuestro entorno pueda pensar de nosotros.
La crisis actual es una oportunidad para hacernos cargos de nosotros mismo, “de una parte del gobierno o el gobierno total”. maría Teresa nos explica que en la sociedad dominicana se ha ido produciendo un crecimiento económico significativo,” un extraordinario avance de las fuerzas productivas. No obstante, esta capacidad, no ha estado en mejorar las condiciones materiales y espirituales de la sociedad en sentido general, y de los trabajadores en particular, la pobreza alcanza niveles sin precedentes.
Mas adelante entiende,” que, desde el punto de vista teórico, el contexto general es de transformación, porque se da lo que Carlos Marx considero una ley del capitalismo, cual es, la “no correspondencia entre las relaciones sociales de producción y las fuerzas productivas”. Valga decirlo de otra manera, estas fuerzas se han desarrollado en niveles insospechados, mientras que las relaciones sociales se han mantenido estancadas, “siguen siendo de explotación del capital a las fuerzas laborales”)
El proceso histórico nos indica que para que pueda producirse el estallido de la revolución es necesario que las masas trabajadoras, populares y el pueblo tengan que contar con los factores subjetivos, de organización, conciencia y dirección política; que no es el contexto político actual en nuestro país; sino el que recomienda el análisis concreto de la realidad concreta, el de acumulación de fuerza.
La transformación de María Teresa consiste en un Gobierno progresista de participación popular y en defensa de la soberanía. Recuperación de lo robado y cero corrupción e impunidad, educación de calidad, salud, vivienda y seguridad digna. En fin, un Gobierno con rostro de mujer y participación de la juventud,