El proyecto reeleccionista, en vías de ejecución y a punto de ser proclamado en los venideros días, se erige ante una perspectiva inexorablemente adversa, en virtud del nublado panorama que afronta la nación.
Lo anterior se traduce en la confluencia de una crisis económica de gran magnitud, la inflación de los costos de vida y la inseguridad ciudadana dificultan y complican el lienzo de esta coyuntura para el proyecto del presidente Luis Abinader y su Partido Revolucionario Moderno.
Suele decirse que la clase media no tiene ideología política, que vota por el candidato o el partido que cree puede garantizarle la consecución y preservación de su bienestar.
Por lo tanto, como en este cuatrienio indiscutiblemente se ha visto afectada por los embates del incremento en el costo de la canasta básica, la escalada en la tarifa eléctricas y la matrícula educativa de sus hijos, sería totalmente ilógico siquiera contemplar la posibilidad de que votará a favor de quienes actualmente ostentan el poder.
Bajo el relato de “bienestar económico, y de una fortaleza inconmensurable” el gobierno del PRM pretende reelegirse, aunque, claro está, esta ilusión que se está propagando, no resiste ser observada utilizando parámetros verificables, objetivos.
Quienes nos hemos dedicado al estudio de la política como ciencia, alguna vez tendríamos que haber leído sobre el ministro de propaganda Alemana Joseph Goebbels, en el peor momento del Tercer Reich, cuando su derrota era inminente por parte de Estados Unidos y sus aliados, este profesaba con toda certeza, que la “guerra total” estaba ganada, aunque con el objetivo de encantar a sus seguidores para que continúen la lucha.
Al observar con detenimiento las acciones en las que ha incurrido la presente administración que dirige el Estado dominicano, me trasladé -sin pretenderlo- a la clase de opinión y propaganda política, que impartió el maestro Juan González.
El destacado profesor González nos hablaba de las estrategias implementadas por el personaje citado al introito de este escrito, una de ellas muy comentada por políticos -especialmente-, que expresa: “una mentira adecuadamente termina por convertirse en verdad”.
En el presente, no nos encontramos en una guerra, no obstante, atravesamos por una crisis económica, que el gobierno ha querido esconder, con una engañosa narración de “bienestar económico”.
Esto lo hace con el claro objetivo de engañar al pueblo, y de esa forma, lograr reelegirse, empero, como cité previamente, estamos ejerciendo la política como ciencia, por consiguiente, nos hemos visto obligados abordar este tema partiendo de los hechos, de la historia.