Nuestra forma de aprender se asemeja a la forma de construir, los conocimientos se van colocando sobre lo que hemos aprendido previamente. No podemos transmitir las enseñanzas universitarias a alguien que no tuvo formación escolar básica, los conocimientos se constituyen en base o zapata de los conocimientos que llegarán después. Pero a veces olvidamos que, cuando la base es defectuosa, toda la edificación que vendrá posteriormente tendrá deficiencias. De igual forma, una serie de ideas centrales o nucleares (Aaron Beck) que hayamos adquirido en edades tempranas son determinantes para la formación de nuestra consciencia adulta.

Aprendemos por asociación de ideas, si algo aparece ante nuestros ojos: nos preguntamos si es un objeto, un animal o una persona, y vamos clasificando la imagen según todas las informaciones que hemos previamente aprendido. Si Juan el Evangelista hubiese visto una escena de una batalla aérea actual, la describiría así: vi dragones de hierro que venían desde el cielo, con rugidos aterradores y lanzándose fuego del infierno entre ellos y sobre pueblos enteros. Si estuvieras ante algo que no pudieras relacionar con nada que conozcas, podrías no verlo, si lo ves podrías no recordarlo y, además, te sería difícil explicarlo porque para hacerlo, es preciso compararlo con algo conocido.

Las creencias que tenemos, decimos que son negativas si nos hacen daño y normalmente nos hacen daño si son falsas, la verdad nos libera. Si creo que lanzarme de un rascacielos me matará, es una creencia positiva porque me permite tomar precauciones, pero si creyera que no sirvo para nada (lo que siempre es falso) significaría un importante bloqueo en mi desarrollo personal. La primera creencia, aunque enuncia algo negativo es positiva porque permite mejorar mi conducta adaptativa, pero la segunda me condiciona de tal forma que podría bloquearme.

Algunas creencias nucleares erradas pueden determinar que sea imposible ser feliz, pero en ocasiones podríamos estar totalmente convencidos de que son ciertas. Por lo que, cuando creamos estar mal y sin esperanzas, es preciso buscar ayuda calificada, porque necesitamos partir de la premisa de que siempre hay alguna salida y si no la vemos, requerimos ayuda para encontrarla. Insistir en mantenernos en la creencia de que no hay nada que hacer, no aporta nada positivo en nuestras vidas, en cambio alimentar la fe de que siempre se puede hacer algo es la actitud más conveniente. Incluso en el supuesto caso de que verdaderamente no hubiese salida, mantener la esperanza será siempre más gratificante que resignarse al fracaso total.

Nuestras ideas nucleares vienen a representar “el color del cristal con que se mira” (poema de Campoamor). Si utilizaras espejuelos con cristales rojos, evidentemente todo te parecería que tiene un tinte rojizo. El mundo será para nosotros, como nosotros creamos que es. Si creemos que las personas son malas, que nos odian y que quieren perjudicarnos, para nosotros el mundo sería un verdadero infierno, veríamos cualquier acercamiento de los demás como una amenaza y a la sociedad como un campo de batalla.

La base de la terapia cognitiva, que es utilizada por un alto porcentaje de psicólogos, es ayudarnos a descubrir esas ideas que sin darnos cuenta están afectando nuestra existencia. Si nuestra idea de la realidad es muy deplorable, podría impedirnos avanzar correctamente.

Una conocida fábula relata que un águila nació entre gallinas y estaba convencida de ser otra gallina más, por tanto, caminaba parecido a ellas, comía granos y no volaba. Al igual que las gallinas, se asustaba cuando veía a las águilas surcar las alturas. Esta águila no podía volar porque estaba convencida de que era otra gallina. Es impresionante la cantidad de águilas humanas que están totalmente convencidas de que son gallinas.

A quien en la niñez se convenció de ser un inútil, le resultará muy difícil desarrollar su potencial. Requeriría aprender a desplazar su consciencia en el tiempo para encontrarse consigo mismo, en ese tiempo en que fue lastimado o menospreciado, para que su yo adulto dialogue, consuele, proporcione cariño y orientaciones, a esa pequeña criatura que es una parte de él y que fue afectada mientras estaba indefensa.

Usualmente los padres favorecen el correcto desarrollo de sus hijos, pero a menudo, los niños suelen tener sueños elevados, que los adultos se encargan de eliminar, para que puedan ser lo mismo que ellos. En realidad, debe producirse un diálogo equilibrado entre los altos sueños o ideales del niño y la experiencia adquirida de los padres, que procuran mantenerlos “aterrizados”.  Pero el grado de resignación enseñado puede ser tal, que imposibilite a las nuevas generaciones el desarrollar mecanismos adaptativos adecuados para enfrentar a los nuevos retos. Curiosamente, con frecuencia, ideas retrógradas son interpretadas como avanzadas.

No importa lo que quieras lograr en tu vida, solamente será posible si posees las creencias nucleares de que: es posible, tú puedes, las circunstancias son favorables y vale la pena. Tener las ideas nucleares adecuadas es de las metas más importantes en tu existencia.