En el año 2023, nos obstante desde el equipo económico del gobierno de Luis Abinader y representantes de organismos internacionales habían pronosticado un crecimiento de mas de un 4%, sin embargo, finalmente y de acuerdo a cifras difundidas por el Banco Central, la Economía Dominicana creció 2.4% en ese año.
Para el año 2024, en esta misma semana, el Grupo Banco Mundial presentó su informe económico para América Latina y el Caribe que titula: “Competencia: ¿El ingrediente que falta para crecer?”, en donde estima que la economía dominicana crecería una 5.1% para el presente año y 5.0% para los años 2025 y 2026 respectivamente.
En dicho estudio, aunque se destaca el aumento de la inversión extranjera, sin embargo, en el mismo informe se reconoce, que dichas inversiones no han tenido el impacto en término de aumento de la producción interna, como en el caso de Costa Rica. Esto nos indica que gran parte de la inversión extranjera directa ha estado más orientada hacia el turismo, minería y en cierta medida en energía renovable, sectores estos que no generan el efecto multiplicar que se puede generar en la agricultura y en la industria.
Para que el crecimiento económico proyectado pueda impactar de forma positiva en el bienestar de la población, visto desde el punto de vista del ingreso, generado sobre todo mediante el aumento del empleo, es necesario dos cosas importantes: Primero que la inversión sea orientada hacia los sectores que generan más colocación de trabajadores con empleos de calidad; en segundo lugar que el salario real actual y adicional recibido por los trabajadores tanto del sector formal como informal, cada vez sea mayor en la medida que va lográndose mayor tasa de crecimiento de la economía.
Que se debe primero recuperar el poder adquisitivo del salario actual, que se ha ido reduciendo como consecuencia de los niveles de inflación acumulada (tanto la tasa divulgada por el Banco Central como la inflación subyacente), tanto la tasa entre los años 2021 al 2023, que fue de alrededor de un 30%, así como el gran reto de mantener estables los precios, que debe ser con inflación interanual por debajo de 4% para los próximos años.
Es bueno aclarar que el fenómeno de la inflación subyacente, que se expresa como el cambio coyuntural de los precios de productos sobre todo agrícolas, como es el caso del plátano, la yuca, la batata, ñame, arroz, entre otros productos y que en anteriores años, cuando se reducía la cosecha aumentaban de precios, pero volvían a reducir sus precios en el mercado local cuando aumentaba la producción en el campo; pero el fenómeno que se ha producido en los últimos dos años es que no obstante la producción de estos rubros haber aumentado, sin embargo los precios no se han reducido a los precios anteriores a la escasez.
Estamos entonces ante un fenómeno en el cual, aunque aumente la producción los precios de los productos de primera necesidad que consume la población se encuentran a precios inalcanzables, que ha impactado en la calidad de vida de las familias dominicanas.
Para que la situación antes descrita se pueda revertir es necesario la implementación de políticas públicas, particularmente acciones de política agrícola desde el gobierno, que tiendan a impactar tanto desde el punto de vista de los costos de producción rural, como también orientadas a garantizar que los productos de consumo masivo lleguen a precios asequibles a la población.
De seguir las cosas como van hasta ahora, el crecimiento de la economía lo que servirá es para que siga el proceso de concentración de riquezas por parte de un reducido grupo de la población y aumento de la marginalidad por el otro que se ampliará cada vez más, lo que tenderá a profundizar los niveles de desigualdad económica y social ya existente.