Al aprovechar la influencia única que las redes sociales tienen en sus usuarios, los comerciantes pueden lograr una interacción sin precedentes con clientes nuevos y existentes, remodelando el comercio electrónico tal como lo conocemos.

En América Latina, es evidente un mayor esfuerzo por aprovechar el poder de las redes sociales, ya que el gasto publicitario en dichas plataformas casi se ha duplicado desde 2020, con Brasil y México liderando el camino. Representando aproximadamente el 60 por ciento del mercado de comercio electrónico en América Latina, ambos países están a la vanguardia de la adopción de este canal de compras a nivel regional y se encuentran entre las naciones con la mayor proporción de compradores sociales en todo el mundo.

Según datos del Estudio de Comercio Electrónico Latinoamericano 2022 de la firma Tabuga, las ventas en este rubro de la economía digital alcanzarán los 160 mil millones de dólares en la región.

El informe pronostica que el comercio electrónico en Brasil generaría más de 49 mil millones de dólares estadounidenses en ingresos, un aumento del 20 por ciento con respecto a los 41.000 millones de dólares registrados el año anterior.

En el mismo documento indica que México ocupó el segundo lugar en América Latina y el Caribe, con aproximadamente 46.500 millones de dólares en ingresos por ventas en línea proyectados para 2022, Argentina superaría los 11 mil millones de dólares ese año, más del 19 por ciento más que los ingresos de 9.500 millones de dólares estimados para 2021.

La República Dominicana ocupa la posición número trece de veintitrés países, proyectando unos 1,563 millones de dólares para este año 2022, según la firma Tabuga. El crecimiento de nuestro país con relación al año pasado es de un 13%, cifra impresionante que va en contra de la tendencia global. ¡Bravo!

Este escenario es promisorio frente a un escenario regional y global de desaceleración económica, donde vemos cómo la tecnología y la conectividad son transversales y fundamentales para la reconversión de los distintos sectores económicos.

Según el reciente Manifiesto de Economía Digital Latinoamericana, no hay área que Internet no atraviese y pueda ayudar a mejorar, a hacerla más productiva e inclusiva, siendo de este modo un verdadero habilitador de la equidad social y el crecimiento económico.

Por esta razón, como firmantes del manifiesto regional, creemos que existe lugar para todos los actores y sectores en la economía digital. Las empresas de Internet funcionan como un multiplicador de la actividad económica.

Este tipo de dinámicas de asociatividad digital a través del comercio electrónico se ven reforzadas con la reciente firma de colaboración entre la Cámara Dominicana de las Tecnologías de Información y Comunicación (Cámara TIC) y la Cámara Americana de Comercio de la República Dominicana (AMCHAMDR por sus siglas en inglés). La semana pasada ambas instituciones firmaron un acuerdo de colaboración a fin de unir esfuerzos para fomentar la articulación del sector de tecnologías en el país.

Es difícil encontrar en un mercado pequeño, actores que comprendan los modelos de encadenamiento productivo digital y que permitan que los actores fluyan, como William Malamud, Vicepresidente Ejecutivo de AMCHAMDR y Vivian Peña Izquierdo, presidenta del Comité de Tecnología e Innovación de la misma institución.

La creación de valor compartido es un proceso donde ocurre la inclusión de los actores porque todos los que participan de la cadena de valor importan. Más allá de buscar la innovación, los actores clave deben aportar su valor a la mesa, es la única forma en la que superaremos el statu quo.

Ahora es momento de colocar los intereses comunes en un mismo flujo a fin de promover el desarrollo del comercio electrónico en el país.