Resulta y viene al caso que el Congreso Argentino aprobó el 12 de junio pasado –faltando unos retoques finales– la Ley de Bases que habilita al Presidente Milei a iniciar las reformas estructurales que prometió en campaña y que requiere para reactivar la economía luego del reajuste macroeconómico y terminar de abatir la inflación.
Coincide que en República Dominicana el Presidente Abinader fue reelecto y la prensa porteña, un diario como «La Nación», tituló la noticia con el texto siguiente:
Es mi tesis: El Presidente Abinader sostuvo a flote la supervivencia económica durante su primer período de gobierno manteniendo las transferencias “populistas” de su predecesor generadas por la Pandemia del COVID mientras apostó a la recuperación del “sector turístico de sol, sal y sexo”; pero debe todavía enfrentar la reforma estructural negada por el “maridaje” en la sociedad dominicana de «la política del caudillismo» con «la lenidad con el latrocinio de las Arcas Públicas».
Me explico, cuando el tiranicidio ocurrió en 1961, una parte de la burocracia trujillista pactó con el social-populismo de Juan Bosch y el PRD del exilio al pisar tierras dominicanas; luego vino la “destrujillización” precoz e inacabada; y el golpe de Estado “septembrino” que derrocó al Juan Bosch más social-demócrata. Entonces, en 1965, se dio inicio a otra alianza igualmente retardataria entre el neo-conservatismo de Joaquín Balaguer de la mano de los ocupantes de la Fuerza Interamericana de Paz de la Organización se Estados Unidos que legalizó la intervención yanqui para terminar con el “golpe cívico-militar devenido en Guerra Popular” producido por el “Pacto de Río Piedras”.
De ahí, confundida con “objetivos maximalistas” de una epopeya guerrillera, castró a la izquierda dominicana que no desarrolló su potencial electoral, esperando emular a Fidel y al Ché en el sueño guerrillero. El resultado fue el “Balaguerato”, que a sangre y fuego gobernó 12 años, luego los ocho años del perredeísmo de Guzmán y Jorge Blanco, y ante el “desenlace fatal” retrocedimos (en términos generacionales) volviendo Balaguer con el período “tolerante” de los 10 años. El periplo se completa con el hiato de Hipólito y la dupla de los “peledeístas”, Leonel y Danilo.
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El resultado de esta connivencia política ha sido la construcción del sistema tributario reformado por impulsos coyunturales y parciales por los intereses políticos de los gobernantes del momento. La “gran reforma” integral y con criterios rigurosos fue la de 1992, realizada tras el shock externo que supuso el alza del petróleo a finales de la década de los ochenta. Una experiencia testimoniada por el Dr. Jaime Aristy Escuder, miembro “junior” del equipo asesor de la Universidad de Harvard en un evento académico reciente en la Pontifica Universidad Católica Madre y Maestra.
En este evento se señaló que se quiere pasar una reforma fiscal de calado –al estilo de la realizada en 1992–, pero sólo se ha filtrado el objetivo de elevar la recaudación en varios miles de millones, sin planes de largo plazo, pero que posteriormente se subsana con una Comisión “burocrática” conformada por órganos del Estado para e diseñar el Objetivo-Meta de la Sociedad y Economía dominicanas para el 2036. Ver el Decreto 337-24, con fecha 17.6.24, disponible en el siguiente enlace: https://www.presidencia.gob.do/noticias/presidente-abinader-emite-decreto-337-24-que-crea-comision-meta-rd-2036. Preparémonos a discutir esta visión a mediano plazo y que participe la sociedad toda para que salga un Pacto-Nación, como lo ha propuesto Milei para la nación Argentina, se haga con el espíritu de toda la nación Dominicana..
El martes 18, la PUCMM –mi Alma Mater– celebró un panel memorable por la calidad de los ponentes: Dr. Jaime Aristy Escuder, participante activo en la única Reforma Integral realizada en el país que no fuere por motivos recaudatorios; Miguel Collado, director del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) y Magín Díaz, Director de la Escuela de Economía de la PUCMM. Un buen punto para iniciar el diálogo a nivel técnico-profesional y dejar la miopía político-ideológica. Nuestro “programa” será evaluado comparándolo con el éxito aquí, Dominicana, y acullá, Argentina… en un futuro mediato.