Me motivo a escribir este artículo, un análisis publicado el 27 de este mes en el periódico El Caribe, de la autoría del sesudo analista Nathanael Concepción, Director del Observatorio Político Dominicano de FUNGLODE, titulado: El impacto electoral de la pandemia.
En dicho artículo, el doctor Concepción suministra datos irrefutables e irrebatibles sobre las terribles consecuencias que está produciendo para los gobiernos la pandemia de la COVID-19, al parecer no importan las buenas acciones, inversiones y campañas de concientización que realicen las administraciones de los estados para convencer a los ciudadanos de la pertinencia de reelegirlos; existe una racha impresionante de derrotas que hacen advertir que los tsunami antigobierno vendrán, y que los incumbentes deben prepararse para estrategias anticovid, que les permitan por lo menos de no ganar, negociar su salida digna del poder.
El peso de la situaciones exógenas que dejan como secuelas sanitarias, sociales y económicas la COVID-19 impiden que puedan ser bien valoradas las acciones gubernamentales por más esfuerzo local que se haga, el grave problema de salud pública que acarrean a los gobiernos que no les hacen ver todavía el fin de la pandemia, los acuciantes y asfixiantes problemas económicos que lastran las economías y las cuentas públicas, los aumentos desproporcionados de los productos de primera necesidad, de los combustibles, del transporte, o sea del costo de la vida en general de los ciudadanos, convierten a los mismos automáticamente en opositores y se suman a opciones contrarias a los que detentan el poder y en algunas ocasiones se radicalizan tanto que votan por candidatos outsider, sin experiencias, aventureros que le venden propuestas inalcanzables y soñadoras a sus pueblos.
El aumento del precio de la mayoría de los commodities, especialmente los agrícolas, los precios exorbitantes de los fletes marítimos, causados en parte por la todavía crisis de los contenedores, los grandes gastos en salud para atender a la población infectada por el coronavirus, el posible aumento de la tasa de interés a los préstamos, y el casi seguro aumento de los combustibles deparan un panorama desolador, sobre todo a las débiles economías latinoamericanas.
Los políticos prudentes deben ser precavidos, aún más los que están en el poder, y saber que por los últimos resultados vistos en otros países, en estos dos últimos años la posibilidad de permanecer en el gobierno con los efectos de la pandemia es tarea difícil, intrincado reto que solo los realistas estrategas pueden tratar de variar.
En el caso dominicano, el gobierno todavía nos las tiene de toda pérdida, porque estamos a la distancia de dos años todavía del primer proceso comicial, que será el municipal en el mes de febrero del año 2024.
Es posible que si amaina la pandemia y algunos efectos económicos redimen se abra una ventana de posibilidad al proyecto reeleccionista, que necesitará cierto nivel de normalización de las actividades productivas y económicas a nivel internacional, para que se reactive aún más el aparato productivo local y puedan, tal vez, bajar los precios de la mayoría de los productos, cosa que sería un respiro para la gestión del cambio.
Este terremoto electoral ciertamente ha hecho que desde el inicio de la pandemia en el 2019 a la fecha, solo uno de los gobernantes ha logrado mantenerse contra viento y marea en el poder: Daniel Ortega de Nicaragua. Todos los demás han perdido. Resaltan como excepciones, las dos elecciones congresuales de México y El Salvador, que la ganaron los partidos u alianzas de los actuales gobiernos, lo que demuestra que los liderazgos locales pueden mantener supremacía electoral en condiciones tan adversas como la que tenemos.
América Latina tendrá tres citas electorales presidenciales próximamente: en Brasil, Costa Rica y Colombia, y al parecer las propuestas oficialistas tienen muy pocas posibilidades de volver a ganar los comicios, según las encuestas que se realizan, todo parece indicar que una gran ola opositora se impondrá como es ya algo natural en el entramado electoral en la era de la COVID-19.
Si visualizamos el escenario dominicano y no se producen cambios reales a nivel internacional, esto pondrá en apuros al perremeísmo gobernante, porque tenemos un sistema de mayoría 50%+1 (doble vuelta), y le será tarea ciclópea en medio de tantas situaciones obtener ese porcentaje en la primera cita de los comicios presidenciales y las posibilidades de salir airoso en la segundavuelta es casi nula en la medida en que el oficialismo no tenga cómo crecer o con quién pactar de la oposición para que le respalde.
El gobierno ha cometido el grave error estratégico de no haberle dado participación alguna en el tren gubernamental a sus aliados electorales del 2020, los mismos con los que unidos pudo lograr producir el tsunami electoral en los niveles municipal y senatorial, al saber: Fuerza del Pueblo, PRSC, PQDC, FNP, PUN, BIS entre otros, como también le respaldaron parcialmente los casos de ALPAIS y PDI.
Un agravante para los que aspiran a ganar en la primera vuelta electoral del 2024, es que cuando el electorado ha estado dividido en tres o más opciones electorales sólidas en términos de apoyo ciudadano, le ha sido casi imposible llegar al 50%+1 a cualquiera de los proyectos, y se han tenido que decidir mediante el retiro de una de las opciones a participar nueva vez en la contienda o se ha resuelto en la segunda vuelta electoral, como en el caso del 1996 con la alianza que se produjo entre el PLD y el PRSC o el retiro del balaguerismo después de la primera vuelta en el 2000, que le otorgo ganancia al PRD y a su candidato de entonces, Hipólito Mejía, que no logró romper la barrera del 50%.
El PRM y la reelección del presidente Abinader a mi parecer, serán la primera fuerza electoral para las elecciones del 2024, pero si no logran, cosa que le será complicado, obtener más del 50% de los votos, la pregunta obligada es, ¿con quiénes pactarían en la segunda vuelta?
Si quien clasifica en el balotaje para participar en la segunda vuelta es Leonel Fernández, los peledeístas descartados y con una animosidad extrema frente al oficialismo, le votarían a favor en masas y lo harían Presidente sin duda alguna, ahora sí quien clasificará fuera el candidato del PLD les puedo asegurar que si el Gobierno del Cambio no actúa con inteligencia pertinaz desde ahora, los pueblistas también en los rigores de la oposición, terminarán pactando de alguna forma con el PLD, y éstos volverían a ser inquilinos del Palacio Nacional, para desgracia de los actuales incumbentes, porque llegaría a la mansión de Gazcue su peor pesadilla.
El problema es que la arrogancia de los que llegan al poder no los hace precavidos y siempre creen que las tienen toda consigo y descuidan los flancos por donde pueden colarse sus enemigos más que adversarios, si el oficialismo fuera ingenioso lo que manda el librito en una jugada maestra, es que estos prefirieran en un acto sagaz hacer un acuerdo de tú o yo con el liderazgo pueblista por dos razones: “porque si la ola opositora es imparable el mal menor para los actuales inquilinos del Palacio Nacional es que quien lo sustituyera fuera Leonel Fernández y si por cosas del destino quién clasificara fuera el PLD, lograrían tener la opción de poder pactar con las bases del leonelismo, claro está, para que esto sucediera la militancia también opositora tendría que ver cuáles beneficios obtendría de manera tangible no irreal en dicha alianza, cosa muy intrincada, porque la verdad es que las acciones erráticas del danilismo está todavía a flor de piel en el leonelismo y penosamente la credibilidad no se compra en botica”.
Este juego de estrategia que le toca al oficialismo, también debiera verlos los radicales del PLD, los mismos que llevaron a esa franquicia a la delicada situación en que se encuentra hoy, porque si estos insisten en cerrarle nueva vez el paso a Leonel Fernández, negándose a cualquier fórmula de unidad opositora con su candidatura, es posible que ahí esté el terreno fértil del tú o yo del oficialismo con los leonelistas.
Lo difícil de todo esto, es que la historia no se equivoca y las cúpulas del PRM y del PLD les faltaría inteligencia política para actuar en consecuencia, y es posible que prefieran ir al cadalso antes que ceder su espacio, algo que estratégicamente en medio de la realidad que vemos hoy con la pandemia solo les conviene.
Al final la teoría del mal menor es el salvavidas para ambas franquicias electorales; el PLD porque no aguantaría cuatros años más de cuestionamiento inquisitorio del Ministerio Público a sus exfuncionarios, y para el PRM permitir por torpeza y falta de miras que se le instale el PLD en el poder nueva vez sería desatar los demonios contra su dirigencia, donde dudo que sobreviva hasta la propia franquicia, porque el deseo de venganza es tan grande que los actores que intervendrían civiles y militares tendrían como objetivo diezmar a los hoy responsables del Gobierno del Cambio.
La COVID se ha convertido en el peor látigo para los gobiernos a escala planetaria, eso obliga a los oficialistas a repensar su estrategia, porque a esta suerte de propensión o tendencia que termina en tsunamis electorales y a las pruebas los remito, al parecer resultare imparable, le tienen que buscar la vuelta para que no se vean en un callejón sin salida.
Sé que el espíritu levantisco del que está en el poder los obnubila, les nubla la razón y siempre terminan jugando al todo o nada y ahí están sus peores desaciertos, dos recientes experiencias comprueban lo que aquí les expresó, ambas vista desde una óptica diferente cada una, los reformistas pudieron lograr mantener su preponderancia electoral y entregaron todo a cambio de muy poco, porque le regalaron el poder al PLD y permitieron que estos le absorbieran la casi totalidad de su militancia, lo que los colocó en el destierro electoral y los únicos beneficiados de esa antitáctica acción fue los del grupúsculo anillo palaciego del presidente Balaguer, que no pisaron nunca producto de ese acuerdo, ni un juzgado ni un cuartel y en su casa disfrutaron sin que nadie lo molestara lo obtenido en el poder, después toda la dirigencia y militancia del otrora poderoso reformismo solo perdió en esa ecuación, que terminó para los balagueristas siendo una decisión improductiva y antihistórica.
La segunda gran metida de pata la llevó a cabo el danilismo, que después de ocho años en el poder prefirió afilar cuchillos para sus propias gargantas antes que dejar pasar a su compañero de partido, Leonel Fernández, “llamaron al diablo y lo han visto llegar”, porque el peledeísmo se encuentra hoy entre las cuerdas, y sus funcionarios no han vuelto jamás a dormir tranquilo desde que llegó la gestión del cambio al Palacio Nacional.
Esos es una acción tonta, entregaron sus cabezas para que se la cercenaran sus verdaderos adversarios, estos prefirieron ir a la horca antes que recibir los pellizcos del leonelismo por las deudas de travesuras o maldades de muchacho realizada contra estos por el danilismo gobernante, eso no hubiese pasado a más solo al arañazo de una pelea entre hermanos.
Habida cuentas si fueran prudentes los del PRM y los PLD tratarían a tiempo de pactar con el pueblismo, a sabiendas que a través de este acuerdo pudiesen convertir por cuarta vez en Presidente de la República a Leonel Fernández, lo que es verdad, pero es la jugada política más segura que pudiesen realizar, porque está le dejaría una ventana abierta a ellos también, para mantenerse o volver al poder, porque dicho acuerdo para el oficialismo sería de dos vías, ya que si los leonelistas no clasificasen pudiesen apoyar la reelección, y si fuera inminente el triunfo de la onda expansiva opositora el gobierno debiera hacer su mayor esfuerzo en escoger su adversario para la segunda vuelta si la hubiese: su mal menor, el expresidente Leonel Fernández.
De igual manera, lo es para la supervivencia de Danilo Medina y el liderazgo del PLD, que si pactasen apoyar a Leonel llegarían al poder con él seguro, porque los peledeístas votarían en masas por su candidatura, esta sería por mucho la apuesta más certera de mantenerse a flote el acorazado morado en medio de tan dificultosa tormenta.
La COVID se ha convertido en la espada de Damocles en la cabeza de todo el que está en el poder, no importando lo bien que lo haga a nivel local, los problemas exógenos los alcanzará y les enturbiará el camino electoral, como ha estado pasando en todo el mundo, con esto nadie sugiere que ninguna fuerza desde ahora se entregue, porque nadie muere en la víspera, pero solo que si la barba del vecino está ardiendo ponga la suya en remojo, y abrir nuevas opciones es precaver para no tener después que lamentar, explorar posibilidades que la realidad de los números predicen es un acto de mesura estratégica que lo deben tener los que están y los que han pasado por el poder.
Para que nadie se le ocurra pensar que por mis vínculos de hermandad con el expresidente Fernández solo veo o recomiendo los acuerdos a su favor, nada más inexacto, la objetividad me obliga a decirles que esa opción puede ser también en algún momento beneficiaria y valedera para el propio PRM o el PLD, si lo hacen a tiempo y de buena fe, porque si la suerte no acompañase nueva vez al líder de los pueblistas, y este aunque no es lo que reflejan las encuestas hoy, no clasificase en el balotaje, a ninguna de esas dos franquicias les debiera caber la más mínima duda de que este tendría los votos en el bolsillo para mantener en alianza de participación a unos en el poder, en el caso del PRM o hacer volver en condiciones especiales a los morados al Palacio Nacional, ¡la suerte está echada!