El pasado jueves 28 de abril se puso a circular en la Feria Internacional del libro la publicación del estudio “Trata de mujeres dominicanas en Costa Rica, Suiza y España en el marco de los estudios de género, migración y desarrollo” realizado por: Tahira Vargas, Katia Núñez y Rosa Beltrán para el Centro de Estudios de Género-INTEC y el Instituto Nacional de Migración.

En los últimos años se han realizado varios estudios en República Dominicana que tocan distintas dimensiones de la trata tanto interna como de inmigrantes y de respuesta institucional. La publicación presenta la trata de las mujeres dominicanas en el exterior específicamente en estos tres destinos, que no son los únicos.

La trata de mujeres dominicanas en Costa Rica, Suiza y España es una de las más agudas manifestaciones de violencia de género en la que se concentran las distintas prácticas de violencia que viven las mujeres en los ámbitos sexual-físico y psicológico, mezcladas con el abuso de poder y la coacción.

En la trata se refleja la desigualdad y violencia de género que afecta a las mujeres pobres en nuestro país.

Tanto la migración como la trata tienen un componente de género fundamental, son mayormente las mujeres, niñas y adolescentes quienes viven situaciones de trata dentro del país y en el exterior.

El estudio muestra la estrecha relación existente entre trata, migración, género y desarrollo. La trata es parte de los proyectos migratorios de las mujeres que se movilizan hacia el exterior para mejorar las condiciones de vida de su familia, terminando muchas de ellas captadas por redes que se organizan desde República Dominicana. Las remesas aportan significativamente al desarrollo de sus familias supliendo los vacíos y fracasos de las políticas sociales dirigidas a enfrentar la pobreza en nuestro país, promueven cambios sustantivos en las condiciones de las familias y comunidades de origen. Las mujeres migrantes cargan con la presión social de velar por el bienestar de la familia y con todo lo referido al cuidado, salud y educación tanto de la familia como de las comunidades, el predominio de la cultura patriarcal y machista despoja a los hombres de su rol paterno y de estas responsabilidades familiares.

A pesar de que la trata tiene un alto componente femenino y las principales víctimas son mujeres, su abordaje institucional carece de enfoque de género con tendencias a la criminalización de las mujeres víctimas y carencias de respuestas que fomenten su capacidad de agencia y empoderamiento. En la trata se refleja la desigualdad y violencia de género que afecta a las mujeres pobres en nuestro país. Su criminalización, lejos de proteger a las mujeres de ser víctimas de explotación y violencia, agudiza su vulnerabilidad y crea barreras para su atención, protección y prevención.

Este articulo fue publicado originalmente en el periódico HOY