DIÁLOGO CARNAL

Durante treinta años y cinco meses, la vida en aquella islita del Caribe parecía desarrollarse en un ambiente de plenitud total, solo exaltados por las grandes y lujosas fiesta que al patrón de la comarca le encantaban. Allí reunía a toda su corte para solo escuchar halagos ante sus ‘‘fértiles y constantes ejecutorias’’. Todas las bandas musicales eran de su propiedad, como todas las fincas y mujeres de su feudo caribeño.

Aquella noche del año 1954, el hombre fuerte del país celebraba un cumpleaños más de su niño predilecto y la fiesta era en grande como siempre. El jefe ya habia hecho planes con su más cercano colaborador militar despues de concluido aquel vacanal festivo. Bien entrada la noche, ambos caciques deciden pasar revista al más importante de todos los eventos de su agenda: la cena sexual.

Luego de bailar un merengue acompasado y mediar una mirada cómplice entre asesinos, ambos matones conversan sobre los planes de la noche:

  • Johnny, qué tenemos para cenar hoy, después de concluida esta fiesta, susurra el dictador al oído de su asistente militar.
  • Cuatro morenas preciosas de distintas provincias del Cibao y una blanquita casi rosada del sur, contesta el avezado coronel de los servicios secretos del régimen.
  • Qué tengo que hacer para disfrutar de ese suculento manjar esta noche, Johnny, inquiere el dictador con voz estropajosa producto de los surtidos tragos del brandy Carlos Primero.
  • Concluir la fiesta, generalísimo, le dice el más temible guardaespaldas de la era.
  • Muy bien Johnny, deja que Antonio Morel interprete el merengue Palo Bonito, Palo´e, que tanto me gusta para retirarme. Acto seguido inquiere con premeditada lascivia el generalísimo:
  • Johnny, ¿la cena está servida como a mí me gusta?
  • Sí, mi generalísimo, al punto y bien caliente como usted siempre requiere, contesta el jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM).
  • Qué bueno, así me gusta, apreciado amigo, una cena bien caliente al concluir la fiesta, murmura al oído de su confidente, el generalísimo de cinco estrellas.

Agustín Cortes Trujillato