El término sostenible es utilizado para explicar que alguna condición favorable es viable y con posibilidades de mantenerse. Nos habla de que las pérdidas que pudiera generar son superadas por los beneficios o recursos que produce. Evidentemente la corrupción no es algo favorable, pero al parecer, el sueño de muchas personas es llevar una vida corrupta de forma sostenible. No analizaremos si se debe (moralmente) sino si se puede (racionalmente).

¿Qué impide ser corrupto? A la mayoría de las personas, el miedo. Miedo a la vergüenza de ser descubiertos, al rechazo, ostracismo, sanciones, pérdidas económicas (multas, indemnizaciones), cárcel o a ser agredidos. Otras personas procuran actuar correctamente por el temor a Dios, aunque muchos creen tener la habilidad de engañarlo (ha habido sicarios o delincuentes muy religiosos). Finalmente, los menos numerosos, son honestos por sus valores morales y espirituales.

En caso de que no creas en nada trascendente, sino solamente lo que la ciencia ha podido demostrar, evidentemente sabrás que el mundo material es solamente una representación temporal del permanente mundo energético, sabrás que gracias a nuestros actuales conocimientos de Física Cuántica y de la teoría de la Relatividad, hemos descubierto que la mayoría de lo que creíamos imposible resulta posible y que nuestra mente está conectada a nuestro entorno en formas que nunca imaginamos. Por otro lado, nuestra supraconciencia no tolera que nos corrompamos, al punto de que cuando insistimos en corrompernos, generamos fuerzas internas autodestructivas, que pueden provocarnos enfermedades (físicas o mentales) o situaciones sociales negativas. Sea que las llames Dios, fuerzas cósmicas o karma, en el Universo hay energías que funcionan con mayor inteligencia que la nuestra, que determinarán que, si hiciste mucho daño, por más que lo hayas escondido y creas que nunca se sabrá, las consecuencias serían inevitables y la perturbación que provocaste en la naturaleza, buscará su compensación de forma precisa, y ni siquiera tu Supraconciencia lo excusará. A menos que logres generar fuerzas superiores compensatorias, porque la luz es más fuerte que la obscuridad.

Hace poco un agente del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD). denunció que en su institución estaban dándole tarjetas de cortesía a personas relacionadas, con el fin de recibir “un mejor trato” cuando fuesen detenidos por una infracción de tránsito. El policía, pese a que alguien tenía una tarjeta dada por alguien de alto rango en la NYPD, cumplió con su deber y procedió a poner la sanción correspondiente a la infracción, por lo que lo desplazaron al turno nocturno como castigo. El policía molesto habló, relatando su inconformidad por la práctica ilegal que llevaba el NYPD. En asociaciones que aceptan la corrupción, el silencio nunca está garantizado.

En todo colectivo humano, no solamente una nación, se elaboran leyes o normas que intentan brindar un ambiente justo y equitativo, permitiendo que las personas estén dispuestas a integrarse, colaborar y funcionar como un solo cuerpo o familia. Al violar la equidad para favorecer a algunos, el resentimiento de la masa no favorecida tarde o temprano explota. Por otra parte, los que toleran y se benefician de la corrupción, son los menos tolerantes cuando la corrupción beneficia un poco más a otros que a ellos, por lo que las divisiones no tardan en aparecer. 

Nunca olvides que quien se asocia contigo para hacerle daño a alguien, también es capaz de hacerte daño a ti. Una persona violenta y criminal, se hará más fuerte si se asocia con otros violentos y criminales, pero también debe saber, que tiene una alta probabilidad de encontrar la muerte a manos de esos mismos socios (los tiranos suelen ser eliminados por sus mismos colaboradores). La frase “el que a hierro mata a hierro muere” (Mateo 26:52) tiene mucho de sentido común.

El Análisis Transaccional nos presenta tres niveles de consciencia: el Niño (nuestro nivel primario, básico, infantil, inmaduro, instintivo o animal), el Adulto (nuestra razón, juicio, experiencia) y el Padre (la interiorización de los conceptos paternos, de los principios y valores de la civilización, la espiritualidad). El Padre es lo que nos permite alejarnos cada vez más del nivel animal y es la parte de nuestra psiquis que producirá desasosiego cuando no estamos actuando como debiéramos, algunos lo llaman “la voz de la conciencia”. Es importante saber que cuando no aprobamos lo que hacemos, no gozamos de paz interior, lo que provoca trastornos cognitivos (por tratar de autoengañarnos) y emocionales (porque nuestras emociones se ordenan para favorecer la armonía social); evidentemente no sería nada extraño que cuando violaras tus valores sufrieras de: depresión, ansiedad, complejo de culpa, temores crónicos, crisis de personalidad, insomnio, anorexia, bulimia, anhedonia, impotencia sexual, etc. Además, desequilibrar nuestra neurofisiología provoca numerosos trastornos psicosomáticos, haciéndonos más propensos a: enfermedades cardíacas, respiratorias, gastrointestinales, infecciones, obesidad, cáncer, etc. Tener principios supone aceptar límites, pero es lo que más nos diferencia de los animales y psicópatas.

Quien necesita la obscuridad para conseguir sus metas, aprende el alto precio que conlleva el apartarse de la luz y descubre que definitivamente, no es sostenible.