De todo lo que debemos aprender en nuestra existencia lo más importante y difícil es saber vivir, normalmente cada adulto sobreentiende que ya sabe todo lo necesario. Incluso las personas con vidas caóticas consideran que simplemente no han tenido suerte, pero suelen creerse sabios cuando analizan la existencia humana.

En la vida nos guiamos por algunos conocimientos que son nuestro marco referencial a la hora de tomar decisiones, la mayoría adquiridos en la infancia. Esas creencias nucleares vienen a ser una especie de GPS o mapa, mediante el cual guiamos nuestra existencia. Sabemos que si conducimos en tierras desconocidas con un GPS dañado lo normal es que nos perdamos, pero desconocemos que los errores en nuestros fundamentos cognitivos pueden conllevar repercusiones emocionales y conductuales a veces muy lamentables.

Lo primero que tienes que saber es qué buscas en la vida. Aunque parece una pregunta innecesaria porque se suele suponer que todos buscamos más o menos lo mismo (mucho dinero, buena casa, autos, parejas atractivas, poder, fama, etc.), sin embargo, lo que realmente buscamos es ser felices y todo lo anterior podría contribuir a ello, aunque no necesariamente.

No salgas a la calle a “ver que aparece”, procura salir a hacer que aparezca lo que se necesite. También debes comprender que algunas conductas que asumas hoy pueden salvar o destruir el resto de tu vida.

Desde el inicio de nuestra civilización el joven ha aprendido de sus mayores, recibiendo la formación o entrenamiento necesario para enfrentar las pruebas que posiblemente ya ellos enfrentaron. Los jóvenes actuales muestran menos respeto e interés por el conocimiento de sus mayores, se autoproclaman como autosuficientes y les parece que no necesitan escucharlos, sin embargo, incluso a veces con 30 años siguen siendo dependientes de sus padres. Debido a que el conocimiento en la actualidad emerge con mucha celeridad, a menudo el joven tiene informaciones que el mayor desconoce, lo que le ha dado un exceso de confianza que los lleva a limitar su aprovechamiento de las tradiciones culturales y de los valores referenciales de la sociedad, pudiendo hacerles repetir errores del pasado. Posiblemente internet tiene casi todas las respuestas, pero es preciso tener la formación necesaria para un juicio crítico de esa información y para hacer las preguntas correctas.

Para comenzar bien, debemos conocernos a nosotros mismos y la meditación es un poderoso recurso para descubrir quiénes somos, como lo son: nuestra conducta, sueños, antepasados, el arte, pasatiempos, conflictos internos, éxitos y fracasos. Debemos aprender a leer la historia de nuestras vidas como si se tratara de la de otra persona, ya que el exceso de emociones puede nublar nuestro entendimiento.

Podrás conocerte mejor al analizar a los demás, ver cómo son, qué hacen, por qué lo hacen, qué dicen de ti, cómo te ven. No necesariamente tienes que creer lo que digan de ti, pero si es muy diferente a lo que crees que eres, debes revisar cómo te autoevalúas. Las pruebas psicológicas eventualmente pueden ser de mucha ayuda.

Aunque se supondría que el creyente recibe de Dios orientaciones para su vida, algunos realmente sólo escuchan a los líderes de sus iglesias, porque no creen que Dios esté vivo. Una vez un amigo me dijo: si hablas con Dios no tengo objeciones, pero si creyeras que él te habla a ti, te conseguiría una cita con el psiquiatra, le respondí que en su manicomio habría que recluir a muchos personajes que han sido fundamentales para la humanidad, quienes entendieron posible recibir orientaciones de Dios, al igual que lo creo yo.

Algunas pautas para poder confiar en lo que crees que te dice Dios: si tu conducta es normal, eres feliz, mantienes una vida social estable, vistes de forma adecuada, te bañas con frecuencia, cuidas tu salud, tienes una vida productiva, otros confían en ti, duermes bien, piensas coherentemente y lo que crees que Dios te dice no te perjudica a ti ni a los demás, podría ser cierto eso que crees. En cambio, si en tu vida reina el desorden debes desconfiar de tu salud mental y de cualquier cosa que creas saber.

Muchos atribuyen a Einstein la frase: “no esperes resultados distintos si sigues haciendo lo mismo”. Lógicamente, si esperas algún cambio en tu vida, tendrás que hacer algún cambio en tu conducta. Si sigues tomando el mismo camino seguirás llegando al mismo sitio y para tener una cosecha diferente, tendrás que sembrar una semilla diferente.

Muchos líderes mundiales están convencidos de que con aparentar que desean realizar cambios es suficiente, pero estamos viendo que no basta.

Tienes el derecho y el deber de encontrar el camino donde tu existencia fluirá mejor.

Procura recordar cuál ha sido tu sueño de siempre y si con tu madurez actual reconoces que te sería conveniente y no perjudicial, lánzate en picada en el viaje que realizarás con mayor entusiasmo, con las emociones a tu favor y donde alcanzarás tu máxima realización.