Blanca Jiménez Hernández acaba de publicar la obra “La cooperación de Estados Unidos hacia el Caribe durante la Guerra Fría. Consideraciones de política exterior”, del editorial Luz de Luna y disponible en Cuesta Centro del Libro.

La autora es economista, egresada del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec). Es además, documentalista especializada en cortos históricos. Este es su primer libro y una versión revisada de su tesis de maestría en Relaciones Internacionales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) hace unos años.

El libro aborda los elementos y coyunturas que formaron el mapa histórico y político de las relaciones de cooperación entre Estados Unidos y su tercera frontera, el Caribe, durante el período de la Guerra Fría (1947-1991).

El trabajo ofrece un estudio sobre la dinámica de la relación de cooperación que respondió a la tensión entre las dos grandes potencias, los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, hasta la desintegración de la última.

Ilustra cómo se tejieron las decisiones, iniciativas y planes estadounidenses en nuestra región que, principalmente, dieron prelación a la seguridad nacional de la potencia americana.

La línea temporal es la Guerra Fría. El trabajo se aproxima a ese período desde cuatro ejes:

  1. La tensión Este-Oeste, analizada en cada una de sus etapas, inicio, contención, la Era Kissinger y la Segunda Guerra Fría de Reagan.
  2. La evolución de las relaciones internacionales, doctrinas y paradigmas del período.
  3. La política exterior de EE. UU. hacía el Caribe y su énfasis en la seguridad nacional.
  4. La cooperación de EE. UU. hacia el Caribe en términos de asistencia científica, técnica y económica.

Para sus amistades y familiares, entre los que tengo el privilegio de encontrarme, la autora es simplemente Blanquita. Fui su compañera de estudios en la secundaria y desde temprano se destacó por su excelencia académica y su generosidad para compartir su vasto conocimiento, alcanzado gracias a largas horas de estudio y dedicación a los proyectos que emprende.

Es una profesional perseverante en la búsqueda de verdad científica, y posee un talento especial para aplicarlo con rigor a las Ciencias Sociales. Tiene un manejo sobrio del método de investigación, el que sustenta a través de una narrativa didáctica.

La autora tiene una agradable capacidad para organizar adecuadamente sus hallazgos. El libro responde a un marco teórico y es de fácil lectura. Explica un proceso complejo con ideas claras, por ejemplo, cuando analiza determinados temas:

“Para Estados Unidos, poseer una bomba atómica lo comprometía moralmente ante las demás naciones del mundo, además de que afectaría su política exterior.”

“Estados Unidos veía con temor el modelo que le ofrecían los soviéticos a los países no desarrollados. El totalitarismo soviético podría significar para estos países un modelo exitoso de modernización.”

El aporte de este libro es múltiple: explica la lógica de relaciones de poder desde el punto de vista de los líderes estadounidenses y también lo que opinó la academia en ese país y en Latinoamérica sobre el sistema internacional. Esos criterios fueron en algunas ocasiones tomados en cuenta en las relaciones de poder y en otras ignorados por la Casablanca.

Así por ejemplo la autora señala:

“Morgenthau fue crítico de la política de Kissinger en Vietnam, Chile y Bangladesh. Al igual que Raymond Aron, pensaba que la guerra nuclear no podía ser un instrumento de la política”.

Otro aspecto destacable es el manejo integral de la autora de las dos políticas oficiales estadounidenses, la interna y la externa. En uno de sus capítulos menciona que la competencia externa y el aumento de los conflictos internos de distribución, hicieron que la potencia, en determinada etapa, disminuyera su sentimiento de amenaza a su seguridad.

Entiende la dimensión vinculante entre una y otra política cuando expresa:

“El paradigma de la Sociedad Global o Mundial se caracterizó por el creciente fenómeno de la interdependencia y de la cooperación. Dio lugar a a la aparición de nuevos valores e intereses comunes en la sociedad mundial. Aquí las relaciones internacionales respondían a un modelo basado en factores culturales, tecnológicos y económicos más que políticos”.

El libro cuya lectura recomiendo refleja el perfeccionamiento profesional de un don natural de Blanquita. Desde los años de adolescencia era estudiante-maestra de sus amigas. Amable para explicarnos el ejercicio más difícil de las Matemáticas o los procesos de la Historia de las Civilizaciones.

En este trabajo de avanzada investigación, la economista provee criterios firmes como los siguientes:

“En conclusión, la cooperación de los Estados Unidos hacia el Caribe durante la Guerra Fría no estuvo sustentada en motivos de ayuda y bienestar de los países de la región. Solo los gobiernos de Kennedy y Reagan se concibieron planes de asistencia para el desarrollo de estas naciones […] los programas obedecieron a razones geopolíticas y no a razones humanitarias o de desarrollo”.

Esperamos que la autora se anime a continuar ese relato de ciencia social hasta el tiempo presente en un segundo tomo (1992-2022). Mi admiración y cariño de siempre, querida Blanquita.