Nuestra entrega de hoy me resulta una intromisión en algo que no me compete, pero a los trabajadores de Falcombrige sí. Igual le podría importar al pueblo de Bonao -que en el Club de los Trabajadores y el propio Club Falcondo tenían un espacio para su diversión y la práctica del deporte- y, lo propio, podría ser para la Cooperativa Coofalcondo, hoy San Antonio. Pero antes, debo expresar que ahora se llame San Antonio lo podría entender, solamente porque se trata de un símbolo y un emblema de nuestra tradiciones, pero en especial un santo que ha sido por décadas un símbolo de las Patronales de Bonao, pero nunca jamás porque ese sea su nombre natural, sino COOFALCONDO.

Sin embargo, ahora lo que no puedo entender, al menos que no me lo expliquen es, por qué razón, a la cooperativa que era un brazo social de esa empresa, incluso, formada por Sacha Volman, como un ¨amparo familiar de los trabadores de Falcombrige, le quitaran el nombre de Cooperativa Coofalcondo y en su lugar le pusieran San Antonio. Todo lo cual, a modo de comprensión,  me da la impresión, que igual pasaría con un hijo desatendido por su padre, que procure una sentencia para quitarse su apellido y ponerse otro que le complazca más o, como, no querer ver ni en pintura su antiguo padre. Pero bueno, mejor resulta irme al grano. Lo primero fue un simple desahogo, pero justo. Eso sí.

Y parece por así decirlo, según los comentarios de pasillos, que ese abandono no ha sido exclusivo de la cooperativa. Es que es un mal colectivo que indica que Falcombrige  de hoy día, no quiere a sus hijos, o como se llamaba ante, sus grupos satélites, lo cual queda evidenciado, como lo dice el dicho moderno, que es, soltar en banda una cosa: significando esto, que hay evidencia que es así, porque tenemos como ejemplo, el emblemático CENTRO EDUCACIONAL BONAO, CEB-, renqueado otrora, como uno de los mejores colegios de las Antillas-, pero por igual, resulta el abandono al Club Deportivo y Social de los Trabajadores de la Falcombrige, y lo más crítico es,  ¡Wao!, el cementerio que hoy representa el gran e inmenso Club Falcondo, que a pesar de estar vivo, enterrado están sus viejas bohemias, sus juntes, su compartir y su espacio de descarga que le generaba a sus grupos de gerencias que debía tener un espacio privativo donde botar el golpe de sus trabajos en Falcombrige, la cual era generadora de las mayores cargas emocionales y de estrés  a este segmento, incluyendo a todos sus colaboradores.

Antes no era, yo alquilo esto y me libero. Antes, respecto al Club, o los Clubes,  no era que lo suelto en banda y lo vuelvo una ruina, un chiquero y una afrenta gerencial, y entonces, lo abandono, porque tengo unos planes, de convertirlo en dinero. Y a Dios que reparta suerte, olvidando que esos espacios constituye una obligación moral y de buenas prácticas de relaciones laborales y balance social. (…) (Lo único que medio se ha salvado es el Club de Golf por ser de la cúpula  empresarial)

Pero bien, respecto al título de este artículo, que refiere el Club Deportivo de los Trabajadores de Falcombrige, llamado, Club de los Trabajadores, por la segregación de clases que tenía la Falcombrige, pero, bien, sea como sea, es mejor a lo que hoy día hay, donde actualmente todo es un terreno de nadie.  En este sentido, al retomar dicho título, refiero que hace unos años la Falcombrige abandonó el Club Deportivo y Social, ¨el de los Trabajadores¨, con un sindicato, ciego, sordo y mudo y una cooperativa que ya se acomodó a no depender de las directrices de la empresa y creó su propia matricula de la sociedad de Bonao. Pero bueno, volviendo al tema, quiero compartir lo que he llamado: ¨El limbo jurídico del Club Deportivo, -hoy abandonado-, el cual me permito exponer el contenido del acto de acuerdo, intervenido entre; Jame Henry Corrigan, quien representaba a la Falcombrige, como presidente y Gerente General de Falcombrige, y de la otra parte, Ernesto Jiménez Caba, a la sazón, presidente del Consejo de Administración de COOFALCONDO, los cuales firmaron en fecha 9 de abril de 1996,  lo siguiente:

PRIMERO: La segunda parte, o sea, Coofalcondo, por el presente acto declara que mediante Resolución de su Consejo de Administración de la COOPERATIVA DE SERVIOS Y PRODUCCION MULTIPLES, ¨COOFALCODNO¨, INC. Interesado en que se construya un complejo deportivo para los trabajadores de FALCONBRIDGE DOMINICANA, C. POR. A., los cuales en su gran mayoría son socios de COOFALCONDO, mediante resolución de fecha trece (13) de diciembre del año mil novecientos noventa y cuatro (1994), aprobó autorizar a la ¨PRIMERA PARTE- o sea, la Falcombrige,  utilizar una porción de 22,900 metros cuadrados-ese es el espacio del Club de los Trabajadores-, dentro de las parcelas Nos. 173 y 174, del D.C. No. 2, del Municipio de Monseñor Nouel para construir el complejo deportivo denominado, ¨CLUB DEPORTIVO Y SOCIAL FALCONBRIDGE; en este sentido, el contrato de referencia, dispuso un por cuanto, en el que daba por hecho, que la PRIMERA PARTE, o sea, Falcombrige había construido la  edificación  principal y áreas afines del denominado Club Deportivo …, pero bien, el tema ahora es, a quien le toca la titularidad de ese terreno. En consecuencia, para despejar la interrogante, la segunda parte, justifica su derecho de propiedad sobre el inmueble, objeto del acto, según certificados de título Nos, 144 y 155, as su nombre, expedidos por el Registro de Títulos del Departamento de Monseñor Nouel. (Segundo enunciado del contrato)

El tercero, declara que la primera parte ha construido sobre dicho inmueble, las mejoras siguientes: (Todas sus anexidades) (Eso lo saben hasta los chinos de Bonao), pero bien, el acuerdo termina con la cláusula 4ta, que establece que; mediante este acto, autoriza al Registro de Títulos del Departamento de Monseñor Nouel, a expedir a nombre de ¨LA PRIMERA PARTE¨ un certificado de título   duplicado de las mejoras construidas en la porción de terreno de 22,900, metros cuadrados ubicada dentro de las parcelas No. 173 y 174,  del D.C, No. 2, del Municipio de Monseñor Nouel. O sea, las mejoras son de Falcombrige y el terreno es de ¨Coofalcondo¨, ahora San Antonio.

Resulta de todo eso un conflicto de propiedad, en razón que la Cooperativa si quiere recuperar ese espacio, deberá pagar a la Falcombrige todo lo invertido, que de seguro, cuestan más que el propio terreno. Y esto lo decimos, que a parte de la infraestructura del Club, también, se le autorizó en mismo acto,  construir una cancha de volibol, y otra de Baskeball, la cocina, etc. Ahora, ¿Cuál es el problema?, simple, un absoluto abandono a ese espacio, jugando al olvido del tiempo. En otras palabras, desacostumbrando al pueblo y a los trabajadores sin representación sindical, que piensen en ese espacio como club, ya que la pretensión es convertirlo en un proyecto de vivienda para convertirlo en una mole de cemento, y que se vaya a pique, el entretenimiento, el esparcimiento de sus usuarios y sus familiares, en cambio sustituirlo-ya lo está. En ese otrora club, solo se ve tristeza, olvido, desolación, abandono y mugres. Finalmente, tanto a San Antonio, en nombre de todos los santos, y a la Falcondo sin santo alguno, en nombre de la sociedad de Bonao le pedimos, que desistan de sus pretensiones tácticas de jugar al olvido, y asuman dotar, tanto a sus socios, la cooperativa, de la habilitación del Club, ya no de los Trabajadores, sino a todo el tejido social. Y a la Falcombrige una cosa, vuelvo y le pido dotarse de una onza de alma, ya que se está llevando todas las riquezas naturales, como dice la canción referida, eso no es de aquí, eso no es así, pero quiere gozar la fiesta sin poner un Quiqui.