El próximo período constitucional tendrá la particularidad de iniciarse bajo el influjo reformador del presidente Luis Abinader, quien fue revalidado por el electorado con el 57.44 % de los votos.

La pandemia del coronavirus y sus efectos forzaron el aplazamiento de la concreción de las ideas reformadoras del popular presidente, Luis Abinader, encabezadas por la petrificación del impedimento constitucional a los presidentes de continuar en el poder más allá de dos mandatos constitucionales de cuatro años.

Con la amplia victoria que le brindaron los electores al presidente perremeista, coronada con la cantidad impresionante de 29 escaños de senadores y 146 de diputados, se espera que los partidos de oposición su sumen al proceso reformador de Luis Abinader.

Antes del desatino de la reforma constitucional del 2010, de reducir la separación de las elecciones presidenciales y congresuales de las municipales a tres meses, estas estaban separadas por dos años, como consecuencia de la grave crisis política de 1994, la cual fue provocada por el comprobado fraude electoral que impidió el triunfo del Dr. José Francisco Peña Gómez.

En su propuesta de reforma, el gran líder del pueblo, José Francisco Peña Gómez, que fue síndico del Distrito Nacional en el período 1982-1986, hizo realidad su visión sobre la conveniencia de la separación de las elecciones municipales como un paso importante para el fortalecimiento de los gobiernos locales.

Producto de la celebración de elecciones separada por un espacio de tiempo de dos años, además de que se motivó la buena gestión de los gobernantes se redujo el arrastre del candidato presidencial a los senadores y diputados.
A partir de esta reforma, que mejoró la calidad de la democracia dominicana, se inició una ola a favor de la separación de las elecciones, de tal modo que actualmente en la casi totalidad de las democracias latinoamericanas las elecciones municipales se celebran separadamente de las demás.

Como muestra de la dificultad que le genera a la Junta Central Electoral y a los partidos políticos la improcedente separación de las elecciones municipales de las presidenciales y congresuales con apenas tres meses de diferencia, está el hecho de que la toma de posesión de los alcaldes, regidores, directores y vocales tiene lugar el 24 de abril y las elecciones presidenciales y congresuales se celebran 45 días después, el tercer domingo de mayo.

En ese orden, al tiempo que organizan las siguientes elecciones, la Junta Central Electoral y las juntas electorales tienen que cumplir las tareas de las elecciones pasadas que siguen a continuación: 1) elaborar el computo de los resultados de los comicios y la relación del municipio, 2) examinar las boletas anuladas y las observadas, 3) levantar el acta de cómputo, 4) hacer la relación general de la votación en cada municipio y la de los candidatos elegidos, 5) publicar y distribuir las relaciones, 6) conocer las nulidades y las apelaciones, 7) hacer la relación general de resultados, 8) determinar los candidatos elegidos, 9) hacer los certificados de elección y, 10) proclamar los candidatos elegidos.

Por tanto, lo más conveniente es retornar a las elecciones municipales de medio termino o, en su defecto, separarlas con un año de diferencia de las presidenciales y congresuales, porque de ninguna manera conviene que las elecciones se unifiquen, debido a que complejizan tanto la jornada de votación como la de escrutinio.