Graciela Cerda nació del 1ro. de junio de 1909, en Santiago, hija de Baudilio Cerda y Bartolina, Pimentel. Murió el 3 de enero del año 2014, a los 105 años de edad.
Ella quedó huérfana de madre, muy joven. Junto a sus hermanas Herminia y Cecilia, estudiaron en el Asilo Santa Ana. Sus hermanos mayores; Rafael y Emilio se fueron a vivir a los Estados Unidos, en el año 1916, cuando se viajaba en vapores, y nunca más regresaron a la República Dominicana, Otro hermano, Oscar, era el menor. También tuvo tres hermanos de padre; Luis, Ramón y Juan Bautista Valerio.
Cuando ella salió del Asilo Santa Ana vivió en la residencia de las familias Sosa y Cabral, que Vivian en la calle Restauración, en Santiago.
Teniendo 21 años se comprometió a vivir con José Nicolas Gómez Portes, cuando él tenía 55 años. Procrearon la familia; Gómez Cerda.
De las relaciones entre papá, José Nicolas Gómez, y mamá, Graciela Cerda, tuvieron 8 hijos, de los cuales tres murieron con pocos meses de nacidos, Rafael Emilio, Emilio Rafael y Rosa Albania. Nos criamos cinco; Nancy, José, Donald, Clara y Franklin. Estos últimos dos fallecieron en los Estados Unidos.
Prácticamente he pasado toda mi vida conversando con mama; Aun después de muerta la siento y converso con ella.
Doña Graciela Cerda, mi madre, me enseñó a leer y escribir. Me contó los mejores cuentos y fabulas, y versos. ¡Me ayudó a formarme intelectualmente!
En el año 1943, la familia Gómez Cerda, se mudó al barrio Baracoa, en Santiago, calle Arté número 28. Ahí vivían José Nicolás Gómez Portes, y Graciela Cerda, mis padres; Nancy, José Joaquín y Donaldo Gómez Cerda, luego nacieron ahí; Clara Luz y Franklin Gómez Cerda.
Graciela Cerda, nuestra madre, nos inculcó con su ejemplo, la religión catolica. Todos los días rezaba por lo menos dos horas, rogaba por toda la familia y sus amistades. Cuando ya no podía caminar, de la Iglesia San José le enviaban a nuestra residencia todos los domingos, la comunión: Ella murió de 105 años, en su casa, en Santiago.
Graciela Cerda, fue una mujer ejemplar, porque a pesar de las limitaciones económicas, supo criar a cinco hijos, y darnos una educación basada en principios, valores y comportamiento, que nos sirvieron para ser personas de vida útil para la sociedad.
Conversando con mama, cuando era pequeño, me dijo;
“José, es bueno que, como hombre, comprendas lo que son las madres;
Las mujeres tenemos novios, y exnovios; tenemos maridos, y exmaridos, pero nunca tenemos exhijos. Para las mujeres, lo principal en nuestras vidas son los hijos”.
Ella se dedicó a la formación espiritual y material de sus hijos, incluyendo a nietos, biznietos y otras personas para los cuales fue también una madre, incluyendo a mi hijo, su nieto, José Martí, a quien educó desde muy temprana edad. A partir de yo haber enviudado de Flavia Salazar, mexicana.
También fue una buena abuela, para mis otros tres hijos; Máximo, Nicolas y David, Gómez Piens, hijos de mi segunda esposa Christine Piens, belga.
Su larga existencia de 105 años fue fructífera para todos los que estuvimos a su lado; familiares, amigos, vecinos, y todos los que estuvimos a su alrededor.
Madre; tus hijos tenemos la satisfacción de haber tenido una madre que nos dió el pan de la enseñanza, le educación y principios espirituales, que nos han servido para todas nuestras vidas.
En las once veces que tuve preso por la policía, durante los 12 años del gobierno de Joaquín Balaguer, ella siempre me apoyó, y rezaba por mí, pues sabía que era preso por defender a los trabajadores.
En los últimos años de su vida residía en Santiago, en la calle Arte No. 28, en el barrio de Baracoa, yo viajaba, desde Santo Domingo, donde trabajaba, casi todos los fines de semana, para pasar un tiempo conversando con ella, oyéndola contar sus historias, sus vivencias, siempre incluyendo a la familia. ¡Escucharla!
Hace algunos meses falleció en Nueva York Cecilia Cerda, la última de las hermanas de Doña Graciela Cerda, mamá, tía Cecilia, tenía 107 años.
En nombre de sus hijos, familiares, amigos y vecinos recordamos a doña Graciela Cerda, agradeciéndole todo lo que hizo por nosotros, que vivirán por siempre en nuestros corazones.
¡Gracias Doña Graciela; Mamá!