Don Rafael Herrera Cabral nació el 7 de julio de 1912, sus labores periodísticas las inició desde muy temprana edad en su ciudad natal, Baní. Falleció el 25 de noviembre de 1994. El gobierno lanzó el decreto No. 366-94, declarando ese día de duelo nacional, con motivo de su muerte.
Conocí a don Rafael Herrera cuando él estaba en los preparativos de relanzar el periódico Listín Diario, después de haber estado cerrado en la dictadura de Trujillo.
Fui uno de los primeros articulistas en la reaparición del Listín Diario, Escribía un artículo semanal: iba a las oficinas de Don Rafael, cuando ese periódico estaba situado en la calle 19 de marzo, y conversábamos sobre diferentes temas políticos y sociales. Él tenía muchos libros sobre economía nacional e internacional.
Junto con otros compañeros de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), organizamos el Sindicato de Empleados del Listín Diario, el cual estuvo afiliado a la CASC. Eso me sirvió para tener una relación más directa con el director del periódico Don Rafael Herrera.
Una vez, le lleve un documento, e inmediatamente él sacó su bolígrafo y comenzó a corregirlo. Le dije que no era un artículo, sino una carta de la CASC dirigida a él como director del periódico. ¡Él siempre estaba presto a corregir cualquier documento!
Cuando asesinaron al joven periodista Luis Acosta, empleado del Listín Diario, miembro del sindicato y militante de la CASC, durante la revolución de abril 1965, don Rafael Herrera lamentó muy profundamente esa muerte.
El sindicato del Listín Diario tenía buenos militantes, entre ellos Milcíades Ubiera, quien fue su primer secretario General, Marino Mendoza, Antonio García Valoy, Santiago Estrella Veloz, Octavio Mata Vargas, Napoleón Leroux, Pedro Gil Iturbides, Aleyda Fernández, Miguel Franjul, Guillermo Perallón y otros empleados, especialmente periodistas.
Don Rafael Herrera fue uno de los creadores del Instituto Dominicano de Periodismo (IDP), una dependencia de la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED), junto a Salvador Pitaluga, Rafael Molina Morillo, German Ornes, y otros. Cuando el Colegio de Periodistas, propuso que solo podían trabajar en los periódicos, los egresados de la Universidad. Ellos, los directores de los principales medios de comunicación, no eran periodistas graduados, sino de vocación.
La Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) recibió una invitación de Rusia, para participar en un seminario sindical; La CASC escogió al periodista Miguel Frangul, que trabajaba en el Listín Diario.
Conversé con don Rafael Herrera para que le diera permiso a su empleado para asistir a ese evento. Él pensaba que era arriesgado ir a ese país, por las represalias que podía tomar “El gobierno de los 12 años de Balaguer”, pero después aceptó. Cuando Franjul regresó estuve en el aeropuerto para recibirlo, junto a su familia, pero no pasó nada. Sin embargo, conversé con don Rafael Herrera explicándole lo sucedido.
Conversé varias veces con don Rafael Herrera sobre los artículos que yo publicaba en el periódico Listín Diario. Una vez me dijo: “Tú tienes las puertas abiertas para publicar en este periódico, porque creo que tú escribes sobre principios, valores y ética, siempre defendiendo a los trabajadores. Y eso, lo haces tú, ¡eres un escritor diferente!
El 26 de noviembre de 1971 fui apresado por la policía nacional en el Aeropuerto Internacional de Santo Domingo, cuando regresaba de Caracas, Venezuela, donde había participado en el VI Congreso Internacional de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT). Junto conmigo venían otros dirigentes de la CASC; Fernando Guante y Eugenio Pérez Cepeda.
Fuimos conducidos al departamento principal de la policía, dejaron ir a mis compañeros, quedé solo, me hicieron un interrogatorio difícil, muchas preguntas políticas, me desnudaron y dieron golpes, acusándome de que yo era uno de “los que mataban policías durante la guerra de abril 1965, además que había estado en Cuba”.
Mis compañeros se comunicaron con don Rafael Herrera, mediador para casos difíciles de la política nacional. Cuando iban a continuar golpeándome llegó el jefe del Servicio Secreto de la Policía Nacional, Rolando Martínez Fernández, quien ordenó que me pusiera la ropa, y les dijo a los policías; “He estado hablando con Rafael Herrera, y me he comprometido a liberar el sindicalista José Gómez Cerda”.
Cuando Rolando Martínez vio los moretones que yo tenía, de la golpiza que los policías me habían propinado, me dijo; “Vístete y vete, pero no digas a nadie que la policía te golpeó. Si lo dices públicamente, entonces soy yo quien te va a golpear duro…”
En tres, de las once veces que tuve detenido por la policía nacional durante “Los 12 años de Balaguer”, fue Don Rafael Herrera que logró que me soltaran
Don Rafael Herrera me salvó de estas situaciones: Muchas otras personas como yo, fueron protegidos por este gran mediador.
Estudié periodismo en el IDP, en los años 1972 y 1973, siendo Don Rafael Herrera uno de los profesores. Tuvimos varias conversaciones, entre profesor y alumno. Fue por su actividad que, aunque estudié para ser reportero, me dediqué a ser periodista de opinión. Publiqué más de 300 artículos en el periódico Listín Diario, mientras Rafael Herrera fue su director.
Cuando don Rafael Herrera fue llevado ante los tribunales acusado de difamación e injuria, un espectáculo judicial, montado por funcionarios allegados al entonces presidente Joaquín Balaguer que no toleraban la independencia del periodista, estuve en el tribunal, como demostración de afecto a su labor como periodista.
El 11 de junio de 1988 un grupo de socialcristianos, que no estábamos de acuerdo con la fusión del PRSC, con el partido de Balaguer, creamos el “Instituto Jacques Maritain de la Republica Dominicana”. Don Rafael Herrera me llamó, conversamos, para que le explicara el contenido de esa agrupación, del cual yo era el presidente y uno de sus fundadores. Fui acompañado por Giuseppe Rimoli, Ignacio Miranda, Lorenzo Cueto, Alicia Guerra y Maritza Amala Guerrero, que éramos los principales directivos, y nos reunimos en las oficinas de don Rafael.
Conversamos extensamente, se interesó en conocer cuál era el objetivo del grupo, y se alegró mucho cuando le dijimos que utilizamos un método moderno, para educar y formar, en la doctrina social cristiana, en especial sobre el humanismo integral, de Jacques Maritain. Nuestros asesores eran el padre Oscar Robles Toledano y el Dr. Salvador Iglesia.
Conversé con don Rafael Herrera cuando la Asociación de Escritores y Periodistas Dominicanos (ASEPED) le otorgó el premio Caonabo de Oro.
Don Rafael se caracterizó por sus editoriales de párrafos cortos y oraciones simples, que desde los intelectuales hasta el ciudadano más humilde podía entender su contenido.
Los reconocimientos, bustos, bibliotecas y calles dedicadas a don Rafael Herrera son meritorias en destacar a un gran director de periódico, mediador y consejero de muchos escritores, periodistas y políticos.
Don Rafael Herrera fue un gran periodista, director del Listín Diario. Mis conversaciones con él han sido de gran aporte para mi actividad como escritor y periodista.