Hola, Zafa, hola, Con, hace mucho que no nos veíamos. Es que ahora mis dueños me han puesto en la otra esquina para que no les moleste mi olor, dicen que les llegaba dentro de la casa. Cómo va todo, la salud, el trabajo…. charlemos un rato sobre nuestras miserias, de otros temas no podemos.

Pues las cosas van mal como siempre, a los zafacones nunca nos puede ir bien con el papel tan asqueroso que nos ha tocado hacer en esta vida.

Y que lo digas, Zafa, el paso martes me tiraron unas sobras de pescado que con el sol ardiente de todo el día se descompuso y tuve que soportar un hedor horroroso hasta que llegó en camión de la basura por la noche, todavía me dan arcadas, estuve a punto de vomitar tres veces y eso que yo al ser de plástico reforzado aguanto lo mío, pero las tilapias podridas en particular me enferman.

Pues a mí, Con, esta semana además de todos los desperdicios que pudiéramos considerar normales me han estado echando vendas llenas sangre y pus, parece que al hijo mayor le están curando un ántrax que le ha salido en el pie y es difícil de sanar.

Qué vida la nuestra, ya podían habernos hecho envases de perfume ¿te imaginas Zafa? siempre oliendo a lavanda, a Chanel N°5, a rosas… O también latas de conserva de atún, me encantan, Con, lástima que en la casa se coma tan pocas veces, los de la marca Calvo sin duda son los mejores.

O envases de refrescos que los hay por miles de millones en todo el mundo, con sabores a fresa, a limón, a naranja, a colas, y esas burbujitas haciéndote cosquillas todo el rato… bueno, deja de soñar, a modo de triste consuelo piensa que hay peores destinos que el nuestro, como el ser inodoro, papel higiénico, compresa, cloaca, o albañal, o incluso el más malo de todos, ser horno crematorio con desechos de hospitales, recibiendo pedazos de tripas, miembros amputados…

Oye, cambiando un poco de tema, cuánta basura producen los humanos ¿verdad?. Sí, con eso de que ahora viven en las sociedades llamadas del bienestar creen que tienen derecho a disfrutar de todo sin límite y a desperdiciar una gran cantidad de cosas, los niños de mis amos dejan siempre casi como un deporte más de la mitad de la comida, usan una enorme cantidad de servilletas de papel sin necesidad, como si fueran caramelos regalados, no tienen conciencia de que hay que talar millones de árboles para fabricarlas.

Además tiran ropa solo porque se pasó la moda del verano, y mil cosas más que bien pudieran aprovecharse o reciclarse como hacen en Europa que tiene recolectores solo para papel, plástico, vidrio, ropa… Pero, Zafa, vivimos aquí en Desperdicilandia y nos falta mucho para civilizarnos con la basura.

Y no sólo lo que nos echan dentro, si no como nos tratan, ¨saca rápido ese hediondo zafacón del demonio¨, ¨lávate las manos después de tocarlo¨, ¨ pon esa vaina lo más lejos posible, que contamina¨ Estamos a merced de la lluvia, el sol, la nieve, la gente nos evita, nos miran con asco, se alejan lo más posible de nosotros.

Pues la semana pasada un borracho que pasaba de madrugada la emprendió a patadas conmigo descargando sus frustraciones, sus iras y los pleitos que tenía con su mujer que lo engañaba con el contable de la empresa, me dejó hecho puré, mis dueños tuvieron que desabollarme, como soy de metal…

Y a mí ayer un perro vagabundo me vio, me olió, yo entusiasmado creí que era una muestra de cariño, pero levantó la pata y se orinó encima como si fuera un árbol cualquiera y lo que duró esa micción, parecía que se había bebido un cubo de agua entero, ya ni los viralatas ni los caros de pedrigrí nos respetan. ¿Y eso de higienizarnos? Nos vacían y nos vuelven a poner el mismo lugar, la última vez que me lavaron por dentro la rueda era cuadrada y el arco iris salía en blanco y negro.

Bueno Con, ahí vienen a colocarnos en nuestros sitios, espero que te vaya bien y que el ántrax del hijo de tu dueño se cure pronto. Gracias, Zafa, yo también espero que a tus dueños no coman más pescado por un buen tiempo, hablaremos en otra ocasión. Señor basurero ¡más cuidado! ¡no me tire al camión tan fuerte que me va a hacer daño…!