Los cuerpos represivos de la dictadura trujillista asesinaron con toda impunidad a un hermano de Ramón Emilio Mejía del Castillo, que todo el mundo conocía como ¡Pichirilo! Esto impactó profundamente a toda la familia, la cual quedó estigmatizada, además, por ser enemiga del  Jefe. Esto era una tragedia para todos.

Pichirilo, el Patriota

Desde pequeño, Pichirilo estuvo ligado a los misterios y los desafíos del mar. Desde pescador hasta capitán de barcos mercantes y por esto logró escaparse de las garras del sátrapa, llegando a La Habana, Cuba, ligándose con los dominicanos exiliados antitrujillistas, los cuales estaban dispersos y divididos  en varios países, lo cual beneficiaban  a Trujillo y a su régimen.

En 1947, en la Universidad de la Habana, fue realizado el Congreso Unificador del Exilio, del cual salió la organización del Frente Unido de la Liberación Dominicana, teniendo como presidente a Ángel Morales, secretarios al Dr. Ramón de Lara y a Juan Isidro Jiménez Grullón, quedando electos Leovigildo Cuello y Juan Bosch, como delegados.

Con el objetico de eliminar a la dictadura trujillista y liberar al pueblo dominicano del oprobio, rápidamente reclutaron más de mil hombres, incluso de diversas nacionalidades, para constituir un ejército de liberación, entre los cuales se encontraban José Horacio Rodríguez, Mauricio Báez, Pedro Mir, Franklin Franco, Chito Henríquez, Dato Pagán Perdomo, Fidel Castro Ruz y Pichirilo.

El campamento de entrenamiento fue establecido en el Oriente cubano, en Cayo Confites, en un archipiélago de Camagüey, en el Atlántico. El entrenamiento tocaba casi a su fin, los armamentos principales estaban listos, varios barcos y aviones ya estaban chequeados y, para las coordinaciones finales, el general Genovevo Pérez Damera, jefe del ejército cubano, viajó a Washington y allí traicionó cobardemente al movimiento revolucionario con las autoridades norteamericanas y con diplomáticos trujillistas.

La Marina y el ejército cubano pasaron a incautar las armas y hacer prisioneros a los combatientes, los cuales fueron liberados por una huelga de hambre realizada por Juan Bosch. Algunos se libraron del arresto por su capacidad de escape, como fue el caso de Fidel Castro junto con Pichirilo.

Pichirilo se quedó en Cuba participando siempre en causas revolucionarias, integrado desde su inicio en una célula clandestina del Movimiento Revolucionario 26 de Julio que luchaba en contra de la dictadura batistiana. En La Habana, en 1956, junto a un grupo antirujillista, entre los que estaba Máximo López Molina y fundaron el histórico Movimiento Popular Dominicano (MPD).

Pichirilo llegó a ciudad México y allí se encontró con su amigo Fidel que preparaba la entrada clandestina a Cuba para luchar en contra de la dictadura batistiana. Inmediatamente se integró al grupo revolucionario. Allí conoció al Che naciendo una profunda amistad entre ellos. Fue designado como segundo capitán del Granma y algunos han afirmado que fue de los combatientes del asalto al Cuartel Moncada en la Habana, siendo uno de los revolucionarios que logró escapar y salir con vida de este enfrentamiento desigual.

Al triunfo de la revolución cubana, se integró a su organización trabajando con el Che, su amigo, en el Ministerio de Industria. Al asumir el Gobierno el presidente Juan Bosch, que estuvo con él en Cayo Confites, regresó al país. Al estallar la Revolución de Abril del 65,  respuesta del pueblo dominicano ante la intervención norteamericana que mancillaba la soberanía nacional, fue designado por el mismo Caamaño como comandante, pasando a ser el jefe del Comando San Antón, uno de los más aguerridos y valientes de esta epopeya heroica y legendaria de la dignidad.

Los servicios de inteligencia norteamericana conocían su presencia y donde estaba localizado en los ataques despiadados de los invasores el 15 y el 16 de junio a la Zona Constitucionalista en la vieja ciudad de Santo Domingo. Se asegura que un  helicóptero gringo, a través de un altoparlante, repitió varias veces: “Comandante Pichirilo, ríndete, te garantizamos la vida. Esta no es tu guerra, tú sabes pelear, tus amigos no, ríndete”. ¡Era mejor que le hubieran mencionado a su madre!

 

El Comandante Pichirilo en Abril de 1965.

Al concluir la Revolución de Abril del 65, las fuerzas más oscuras  del Poder imperial, con la complicidad  y la maldad de militares trogloditas, derrotados miliarmente, en venganza, desde las sombras, decidieron “utilizar la paz” para el asesinato y el exterminio de los combatientes constitucionalista. ¡Pichirilo era un símbolo y una leyenda que había que eliminar!

Hay rumores de que, a través de un sacerdote mensajero, el Che lo invitó para la odisea de África y que él estaba de acuerdo. Pero ocurrió que una noche sin luna y con poca electricidad, al subir la cuesta de la calle Restauración, un sargento asesino vestido de civil de la Fuerza Aérea cobardemente le disparó por la espalda. Pichirilo cayó herido, buscó su pistola calibre 45, pero horas antes se la había prestado a su sobrino Otto, líder estudiantil. Moribundo, fue llevado a la clínica más cercana, pero los disparos eran mortales y falleció un 12 de agosto de 1966, hace exactamente 56 años, siendo cómplice la impunidad de un crimen que estremeció a la patria y que indignó a un pueblo.

Pichirilo, el comandante, “un hombre de mar, menudo, con el rostro curtido por los rayos del sol” (así lo vio Fidel), con la aureola de la hidalguía, combatiente de dos patrias, está presente en las  entrañas de ambos pueblos (Cuba y Dominicana), como está el ilustre Máximo  Gómez,y  aunque lo asesinaron no pudieron matarlo porque, como dice el poeta Tony Raful: “No hubo en abril de 1965, un combatiente comparable a Pichirilo”.  Por eso, Pichirilo, héroe popular, legado de la Patria, vive en la memoria y en el corazón del pueblo, en contra del olvido.