El Dr. Rafael Cantizano Arias.

Con la complicidad del “carnaval de febrero” o “carnaval de la Independencia”, abrió sus ojos en Santiago de los Caballeros por vez primera, Hugo Rafael Cantizano Arias, de ancestros italianos, pero de corazón dominicano, el cual comenzó a estudiar en la academia Santa Ana, culminando sus estudios de bachiller en Puerto Plata, a las orillas de un Atlántico que nunca olvidó.

 

Con la tentación de lo sublime y lo inexorable de la utopía, lleno de optimismo, el joven Cantizano escogió sus cuadernos que tenían hojas en blanco, sus lápices predilectos, algunos de sus libros favoritos y tomó la iniciativa de irse a estudiar medicina a la Universidad de Santo Domingo, en la ciudad capital de la República, terminando su carrera en la primavera de 1951.

 

Realizó su residencia médica en el hospital José María Cabral y Báez de Santiago, pero decidió realizar su pasantía en la comunidad del Mamey de los Hidalgos, Puerto Plata, iniciando su carrera profesional en La Isabela, primer asentamiento de América, renunciando a las comodidades urbanas.  Ambas eran contextos limitadamente poblados, campesinos, marginados.  Gran parte de las consultas eran gratis, por las condiciones socio-económicas de sus pacientes y en su mayor parte de las veces,  recibía como pago, porciones de plátanos, yuca, aguacates, mangos, pollos y gallinas.  Era el médico de la familia, el médico de la comunidad, todos lo conocían y todo el mundo lo quería. En este ambiente de años, le dio la virtud de la humildad, la sapiencia de la realidad, los saberes de la comunidad, la prudencia de la sierra y en vez de comercializarse se humanizó.

Por eso, cuando en América latina, al final de los 70 y en la década de los 80, se problematizó y se cuestionó la función de la medicina, el proceso de la salud y enfermedad, la práctica médica profesional, el juramento hipocrático y la ética, las dimensiones de una medicina clínica, biologista, al servicio de una industria farmacéutica insaciable para el lucro, la enfermedad y la muerte, núcleos de vanguardia en salud, comenzaron la redefinición de la formación de los diversos recursos humanos en salud, con una nueva visión humanista, la cual debía de comenzar en las universidades.

 

Con asesores de vanguardia de la Oficina Panamericana de la Salud (OPS) como Juan César García, Hugo Mercer,  Cristina Laurel, Clara Faxas, Jaime Breiht, Edmundo Granda, María Isabel Rodríguez, etc.,  comenzó este proceso en la UASD transformando la Facultad de Medicina  en la “Facultad de Ciencias de la Salud”.

Por su ejercicio profesional en las comunidades del Mamey  y de la Isabela como médico familiar y médico comunitario, el profesional de Santiago que desde el inició mejor comprendió este proceso de formación en salud fue el Dr. Cantizano, uno de los precursores y promotores más importante en la creación de la escuela de Medicina  de la Universidad Católica Madre y Maestra (UCMM), contribuyendo además con sus aportes como docente impartiendo Historia de la Medicina y Deontología Médica.

Fue director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales Presidente Estrella Ureña de Santiago, poniéndose al servicio de los trabajadores y con esa vocación reivindicativa aceptó la presidencia regional de la Asociación Médica Dominicana en Santiago, culminando con la presidencia de la Cruz Roja Dominicana en el periodo 1965-66, jugando un papel trascendente durante la Revolución de Abril del 65, apoyando al Hospital Padre Billini con médicos y medicinas, centro constitucionalista de los patriotas dominicanos que defendían la dignidad y la soberanía nacional, interviniendo incluso en todos los conflictos en la búsqueda de la paz durante la guerra patria.

Consagrado por la Asociación Médica Dominicana como “Maestro de la Medicina”, meritísimo profesor Universitario,  investigador, intelectual, escribió numerosos artículos especializados en periódicos y revistas, dejando impreso el libro “Santiago y sus Servicios Médicos” (dos ediciones), “Historia de la Medicina en Montecristi” y la “Historia de la Medicina en Puerto Plata”.

Las dimensiones humanas del Dr. Cantizano iban más allá de la medicina, por su interrelación y su identificación con la comunidad, comprendiendo las grandezas creativas del pueblo, las sublimes dimensiones de su espiritualidad, la capacidad para construir espacios de resistencias culturales para fortalecer su identidad.  Por eso, tomó la iniciativa de realizar un festival folklórico con grupos originales en La Isabela, convirtiéndose en el más importante del país.

El Dr. Cantizano y yo nos habíamos conocido en las jornadas cuestionadoras de salud y sociedad de la cual yo era uno de los protagonistas en la UASD, pero con la organización del festival folklórico el maestro Fradique Lizardo y yo tuvimos el privilegio de trabajar y compartir con él.  Sensible, con un inmenso respeto por las expresiones culturales del pueblo, donde la sonrisa nunca estuvo ausente en él, logro presentar numerosos grupos originales y artistas individuales de la región, donde, por ejemplo descubrimos en la comunidad de Maldonado al grupo de Machacó y grupos de otras regiones del país como Los Guloyas de San Pedro de Macorís y la Sarandunga de Baní, dentro de una visión de la diversidad cultural.

Por esa dimensión de promotor cultural, fue designado en 1985, por un decreto presidencial, presidente de la Comisión Regional de Patrimonio Cultural para la zona Norte del país, con asiento en Santiago.  Entre las actividades que desempeñó en esta comisión fue la colocación de una tarja en El Paso de los Hidalgos, definido como el primer camino indo hispano de América.

Todo lo logró por la comprensión de su esposa Teresita Rojas, cómplice de su vida y el amor de sus hijos Ana, Nicolás, Josefina, Francis, Mary, José Vicente y Rita. ¡Fue un hombre de hogar!

Profesora Teresita Rojas, esposa del Dr, Cantisano.

Por la magnitud de sus  aportes a las Ciencias de la salud, por su ejemplo como médico al servicio del pueblo y de los mejores intereses de la nación, por sus trabajos científicos inéditos y publicados, por el respeto a las manifestaciones culturales y folklóricas dominicanas, en el 2010, el Centro León en un acto de reconocimiento y justicia, creó el “Fondo de Cultura Popular Dominicana Dr. Rafael Cantizano”, para la difusión de su obra y de su pensamiento.