Un módulo ligero según la definición de Del Águila es aquel en el que se busca la disminución de peso mediante diversos procedimientos, como la utilización de estructuras metálicas, cáscaras de plástico o G.R.C. y uso de planchas de materiales ligeros, es decir, metacrilatos, contrachapados de madera, vidrio, chapas metálicas, PVC, etc.).

Tanto el metal como la madera han sido los materiales que han dominado el escenario histórico en cuanto a construcción modular y/o ligera  se refiere. Los demás materiales citados por el Del Águila en su libro, son de relativa reciente aparición.

La tendencia a lo largo del tiempo, o por lo menos la aspiración que se ha observado en esta forma de hacer arquitectura y sobre todo en la construcción industrializada, prefabricada y modular ligera (de no más de 200 kg/m2 en sus elementos constructivos y de cerramiento),  ha sido la optimización de plazos y el solventar temas de habitabilidad, ya sea para casos de contingencia (situaciones de emergencia o de déficit habitacional), como el caso de las Copper Houses de Walter Gropius y la Maison des Jours Meilleurs de Jean Prouvé  de 1956;  o para descanso y vacaciones como la Casa Aluminaire de 1931 de Frey ( discípulo de Le Corbusier) y que originalmente fue concebida para la Allied Arts and Building Products y luego emplazada en Long Island o el caso de las emblemáticas Casas Tropicales también de Prouvé con las que se buscaba facilitar las tareas constructivas en lugares alejados de los centros de producción de materiales, apoyándose en las ventajas de una construcción industrializada, construible o armable en poco tiempo y con características propias del lugar de emplazamiento como Niamey en Nigeria y Brazzaville en el Congo, ambos en África.

En la construcción ligera industrializada, los avances e innovaciones en cuanto a la técnica se han quedado más bien del lado de la optimización y eficacia de los sistemas constructivos, más que de la eficiencia energética.  Materiales como la madera y sus derivados (de uso común en el norte de Europa y Estados Unidos), los metales ferromagnéticos (tanto para uso estructural como de cerramiento), el aluminio (como componente en paneles compuestos tipo paneles sándwich y en las carpinterías), el vidrio (como elemento translúcido de cerramiento por excelencia) y los materiales como el PVC o el GRC entre otros, han sido explorados – y desarrolladas sus formas de aplicación-  para intentar mejorar sus prestaciones constructivas y estructurales en el ámbito de la construcción modular ligera.

La utilización de uno u otro material se ha determinado, en gran medida, por la evaluación de aspectos tales como las prestaciones constructivas y/o estructurales y la durabilidad del mismo (resistencia al uso y a los efectos de la naturaleza). De manera implícita se ha tomado como un punto de inflexión, para el desarrollo de la tecnología modular y ligera, el análisis de esa durabilidad de los componentes del organismo arquitectónico, en el caso de los elementos, y del todo en el caso de los modelos en su conjunto.

Esta forma de abordar el tema ha venido a ser una fase cronológicamente previa – y parcial- de lo que hoy sería el ACV (Análisis de Ciclo de Vida); un ACV que en la actualidad es determinante para evaluar no sólo la eficiencia energética de cualquier obra de arquitectura, sino también su huella ecológica.