Cuando se habla de convenios o acuerdos de un país pequeño no desarrollado con algún otro desarrollado, hay que tener mucho cuidado y aunque esa no sea la costumbre en nuestro país, es necesario para reducir el riesgo del fracaso, integrar a todos los sectores de la actividad económica y la sociedad civil; además es importante tomar en cuenta algunas consideraciones históricas que pudiesen servir de referencia para medir el alcance de los convenios, los resultados obtenidos y las características propias de cada país involucrado que siempre son buenos indicadores del comportamiento y trascendencia de los convenios. Lamentablemente hasta el momento y prácticamente en el ocaso de estas negociaciones, ha sido un secreto bien guardado.

Si nos vamos al pasado y aunque en este caso no estamos hablando de este tema en particular, se podría afirmar que históricamente las grandes potencias mundiales y en el caso particular de los Estados Unidos de Norteamérica, tienen un historial que podrían catalogarse como “reyes del domping”.

Y que es el domping?

De manera muy sencilla, es vender un producto por debajo de su costo de producción, con el objetivo de explotar el mercado y consecuentemente eliminar la competencia, nació como un recurso del comercio internacional, para destruir la competencia del país importador. El domping trae consigo el elemento “Subsidio”, que implica un sacrificio para el país exportador, pero a largo plazo, esto tiene sus resultados positivos porque mantiene a sus productores locales en operación y en épocas normales, estos sacrificios son compensados con las cargas impositivas que se cobran a estos y además les abre las puertas en los mercados internacionales a los que originalmente llegaron estos productos a precios sin competencia.

Los mayores recordamos la ley Pública(PL) 480 del 1954, mediante la cual los Estados Unidos, introdujo a nuestro país y a otros de América Latina, “grandes donaciones de trigo y otros cereales”, que tenían su origen en sobreproducciones de sus productores, sin mercados  y que supuestamente se realizaban como ayudas, pero la realidad en el fondo tuvo repercusiones mas allá de simples ayudas, porque como muchos dicen , esto se hizo para  ganar países seguidores durante la guerra fría y también para deshacerse de  estas sobreproducciones que eventualmente tendrían que ser destruidas o dañarse con el tiempo. Además, estas “donaciones” iban acompañadas de financiamientos a muy bajas tasas de intereses y largos periodos de amortización.

 

Aunque la OMC(Organización Mundial del Comercio), que se ocupa de las normas mundiales por las que se rige el comercio entre las naciones, ha hecho compromisos para reducir los subsidios que distorsionan el comercio, la Unión Europea y Estados Unidos han utilizado todos los subterfugios legales y contables para continuar las exportaciones de productos en condiciones de dumping a los mercados mundiales.

 

Indudablemente que los Estados Unidos, tienen bien claro la protección y apoyo que en cualquier momento requieran las actividades que componen su economía, ya que tradicionalmente han hecho lo correcto, pero lo que no tenemos la capacidad de evaluar la trascendencia y repercusiones que representa la desaparición de sectores económicos, somos nosotros en las manos de los gobernantes que lamentablemente anteponen los intereses de sectores particulares a los propios intereses nacionales.

 

Como parangón, en el campo de la aviación comercial, los Estados Unidos, también han hecho lo propio a través de la historia y recientemente en ocasión del covid-19 el gobierno destinó miles de millones en subvenciones y créditos, no solo para las líneas aéreas americanas , también para el fabricante de aviones Boeing Co.

 

Particularmente el desarrollo de la aviación comercial del país debe producir externalidades positivas, vistas estas como las repercusiones que se desprenden de una mayor utilización de personal técnico y mano de obra local, de un apoyo en cualquier circunstancia al país, de un contrapeso a los intereses foráneos, de un mayor equilibrio en el mercado del transporte de pasajeros y carga y por tanto es un deber de los gobiernos de turno, cuidar que nuestra aviación comercial no desaparezca.

 

Es el caso de nuestra aviación comercial, aunque muchos sectores señalan que está en su mejor momento, a nosotros particularmente nos parece que las realizaciones ni se acercan a lo que se habla en los medios y aunque en el mercado hay algunas líneas que disponen de aeronaves de última generación, lo cierto es que estas no son aerolíneas dominicanas.

 

Es entonces evidente que los Estados Unidos, saldrán gananciosos de un convenio de cielos abiertos, con la República Dominicana, porque esto le dará aún mas, mayor protección, facilidades y oportunidades a las líneas aéreas americanas y si se adiciona el apoyo que reciben de sus autoridades tendrán todas las herramientas para conquistar el mercado aéreo entre estos dos países y mas allá.

 

Por otra parte a la República Dominicana, la firma de un convenio de cielos abiertos, ciertamente como hemos señalado, puede a corto plazo contribuir a una mayor conectividad y a eventuales, pero no seguras economías para los usuarios, aunque la aviación comercial dominicana, de acuerdo con la historia, es muy probable que resulte muy afectada, ya que en nuestra opinión en el presente apenas le han salido los dientes y tendría un camino muy largo por recorrer y hacerlo como hasta ahora sin el apoyo estatal y compitiendo con grandes empresas que aprovechan las condiciones de “domping” que se manifiestan por señalar algunas en muchas tasas aeroportuarias en diferentes aeropuertos de los Estados Unidos.

 

Bajo estas condiciones, es posible que la aviación comercial dominicana, empezando a gatear, no pueda caminar ni correr y mucho menos “volar”