“Es más fácil sonreír con los sonrientes

es difícil ayudar a quien lo necesita

es más fácil hablarle a quien le sobran palabras

nadie quiere tocar el dolor hasta que desaparece”[1]

 

El primer día de diciembre, mes de la Natividad del señor, leí un titular que informa: PN mató a 6 presuntos delincuentes en intercambios de disparos en varias partes del país[2], según la noticia todos tenían prontuario delictivo y eran bastante jóvenes, incluso menores de edad. El 2 de diciembre, otra noticia aseveró que el mes de noviembre estuvo marcado por el incremento de la inseguridad ciudadana y al menos 8 presuntos delincuentes cayeron abatidos en manos de la Policía en el transcurso del mes.

Los comentarios a estas noticias en su mayoría son de satisfacción y alegría, “así mismo, hay que darle ´pa´bajo´ a los delincuentes”, es una de las expresiones más socorridas. Incluso muchos afirman que hay que matarlos a todos, porque ya la sociedad no aguanta más. Son antisociales, son indeseables, son descartables, son lacras, son nada, está muy bien que salgamos de todos ellos. Lees todo esto, y compruebas que la violencia no está solo en el barrio… Mi mente, mi corazón y mi alma son un amasijo de dolor, preocupación y desesperanza. Mas como siempre, en el medio de la desilusión y el pesimismo, vuelve a brillar una estrella, me reafirmo en la idea de que la revolución es alegría y que el amor es la fuerza que mueve el mundo.

Asumo como posible tener un Estado que comprenda y aprehenda que el aumento de la delincuencia juvenil y urbana y sus consecuencias, son grandes problemas que ameritan grandes soluciones. Y que definitivamente, no hay la posibilidad de resolverlo de forma permanente desde la violación intencionada del Estado de derecho. Las medidas desproporcionadas generan desolación, odio y dolor. Profundizan las desigualdades y producen más población marginal, violenta, enojada, en condición de vulnerabilidad y excluidas.

Revindicar como válidos los “intercambios de disparos” nos coloca en una situación de indefensión. ¿Cuánto tiempo nos tomará necesitar una campaña como la del 2010 “Policía no me mates, yo me paro en lo claro”? Nos escandalizamos cuando esas mismas balas sesgan la vida de personas que consideramos inocentes, parece que no entendemos la interconexión entre ese tipo de hechos. Estamos sembrando vientos y cosecharemos tempestades…

No hay que ser la Nasa para aprehender, comprender y saber que el crecimiento de la inseguridad se explica por múltiples factores sociales y económicos. Exclusión, cesantía, narcotráfico y microtráfico, drogadicción, desigualdad, impunidad (sobre todo la que propicia el dinero y las relaciones de poder). A estas razones se unen a un sistema de justicia deficiente, una urbanización descontrolada y sin planificación que profundiza la exclusión; la ineficiencia del Estado y la irresponsabilidad del sector privado; un sistema educativo, de salud, de deportes y cultura deficientes; corrupción, uso inadecuado de los recursos públicos, entre otros. Y a todo eso, agréguele la sensación generalizada de vivir ´al día´ que instaló la pandemia…

La vía adecuada para conseguir seguridad es el respeto a la normativa. La asunción de los límites que debe tener la acción policial. Los “intercambio de disparos” es un afianzamiento de un bucle recursivo que perpetua la violencia y la inseguridad.

El Estado tiene la responsabilidad de evaluar las amenazas y las capacidades para intervenirlas: delincuencia organizada, tráfico de drogas, población armada, explotación sexual, tráfico de personas, especialmente menores de edad, delincuencia económica y corrupción, entre otras; y como afecta a las personas en cada contexto, para aplicar políticas tendentes a su solución desde un concepto de seguridad interior amplio y completo. Todos los estudios sobre el tema dejan clarísimo que la inseguridad no se resuelve con violencia.

La seguridad ciudadana se construye desde espacios de libertad, equidad y justicia. Políticas sociales pertinentes, adecuadas y oportunas. Respeto, derechos, deberes, libertades fundamentales, actuar de acuerdo con el Estado Constitucional y de Derecho que afirmamos ser. La seguridad se logra con Democracia, diálogo, transparencia y solidaridad. Puede parecernos soñador y utópico, a pesar de que lo establece la Constitución, ¿pero cuantos años tiene la Republica Dominicana reportando “intercambio de disparos? ¿Se ha solucionado el problema o se agudiza?

Y haréis justicia.

[1] Patricia González López. https://www.vallejoandcompany.com/5-poemas-otro-caso-de-inseguridad-2018-de-patricia-gonzalez-lopez/.

 

[2]N Digital.  https://n.com.do/2022/12/01/pn-mato-a-6-presuntos-delincuentes-en-intercambios-de-disparos-en-varias-partes-del-pais/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter