¿Qué rol juega la ficción ante la derrota de la verdad? Esta es la pregunta que nos hace el escritor noruego Jo Nesbo en un artículo publicado en el diario El país. (https://elpais.com/internacional/2022-03-12/puede-el-relato-derrotar-a-putin.html).

La ficción siempre ha sido un poderoso instrumento para la conformación de mentalidades porque somos seres narrativos. Nos encantan las historias y ellas nos vinculan desde el punto de vista emocional contribuyendo a nuestro sentido de comunidad. De ahí viene el poder que poseen, independientemente de que sean o no fidedignas.

Lo referido es un aspecto a considerar cuando nos encontramos en situaciones de conflicto (una pandemia o un conflicto internacional). Las naciones se conforman y cohesionan en torno a relatos que instauran una tradición sobre el modo en que sus integrantes se ven a sí mismos como comunidad y como se relacionan con otras naciones.

Como esos relatos fundamentan el sentido de pertenencia a una comunidad, cuestionarlos es percibido por segmentos importantes de una nación como una amenaza y esta situación es aprovechada por los dictadores, los líderes populistas y nacionalistas para manipular los afectos relacionados con el apego a la tierra, la familia o la frontera.

Nesbo afirma que el modo más efectivo de contrarrestar los relatos manipuladores no consiste en contraponer una narrativa objetiva corroborada en evidencias sino otra ficción –comprometida con la verdad- que pueda superarla en el espacio de las emociones.

Si esta línea de razonamiento es correcta, necesitaremos ficciones más poderosas para contrarrestar los proyectos populistas, autoritarios y fundamentalistas emergentes y que ahora se apoyan en la extraordinaria capacidad de generar ficciones por parte de las nuevas tecnologías.

Así, tan importante como la educación científica que nos capacita para el pensamiento racional, requeriremos de una educación artística que desarrolle nuestra capacidad narrativa.