Imaginen por un momento vivir en una comunidad rural de la República Dominicana, rodeada de paisajes verdes y montañas majestuosas, pero sin la posibilidad de conectarse al mundo digital. Mientras la tecnología avanza a pasos agigantados en casi todos los rincones del planeta, miles de dominicanos permanecen aislados de esa realidad, privados de oportunidades educativas, laborales y de acceso a servicios esenciales. Hace solo unas décadas, la conectividad digital era un lujo; hoy es una necesidad vital, un derecho humano que, lamentablemente, sigue siendo inaccesible para una gran parte de nuestra población. Para estas personas, la falta de internet no solo limita su desarrollo personal, sino que también frena el progreso de sus comunidades.

Según el "Informe de Conectividad Significativa" realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) con datos de la encuesta EnHogar 2022, el 78.5% de la población dominicana no cuenta con un acceso adecuado a internet. Este estudio, elaborado utilizando el método del Centro Regional de Estudios para el Desarrollo de la Sociedad de la Información (Cetic), revela que solo el 21.5% de los dominicanos disfruta de lo que se considera una conectividad significativa, mientras que un preocupante 29.3% se encuentra en las peores condiciones de acceso digital.

El impacto humano de la desconexión

Cuando hablamos de conectividad, no se trata únicamente de acceder a redes sociales o navegar por internet. La desconexión tiene repercusiones profundas en la vida diaria de las personas, especialmente en las áreas más remotas. Mientras que en las zonas urbanas la penetración de internet es del 80%, en las zonas rurales solo alcanza el 22%. Detrás de estas cifras hay historias de niños que no pueden hacer sus tareas escolares, emprendedores locales que no logran expandir sus negocios y familias que no tienen acceso a servicios de salud a través de la telemedicina.

Datos clave:

  • 750 millones de personas en el mundo viven sin acceso a redes en áreas rurales.
  • El 50% de la población en América Latina no cuenta con una conexión estable a internet.
  • En la República Dominicana, solo el 67% de la población tiene acceso a internet de calidad.

Cuando los hogares en áreas rurales no pueden acceder a internet, se les priva de una parte esencial del progreso. ¿Cómo se espera que los estudiantes de estas zonas compitan con sus compañeros de las ciudades cuando carecen de las mismas herramientas educativas? La falta de conectividad no es solo un problema técnico; es una cuestión de justicia social. Los estudiantes sin acceso a recursos en línea están en clara desventaja académica, lo que limita sus posibilidades de futuro y perpetúa el ciclo de pobreza.

Además, la desconexión digital afecta directamente la economía. Pequeñas empresas que dependen del mercado local se ven desplazadas en un entorno globalizado donde el comercio electrónico es predominante. Sin internet, estas empresas no pueden ampliar su alcance ni optimizar sus procesos, obstaculizando su capacidad para crecer y generar empleos.

El alto costo del internet: una barrera infranqueable

A pesar de los esfuerzos por mejorar la conectividad, en la República Dominicana el acceso a internet sigue siendo inalcanzable para muchas familias de bajos ingresos. Según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) y la Alianza para la Internet Asequible (A4AI), el costo de una suscripción de banda ancha móvil en los países en desarrollo es, en promedio, cuatro veces más alto que en los países desarrollados. Para una familia que vive con el salario mínimo, destinar entre el 15% y el 20% de sus ingresos mensuales a pagar por internet es simplemente insostenible.

Este alto costo no solo excluye a los ciudadanos de las oportunidades que el acceso a internet puede brindar, sino que también agrava las desigualdades sociales y económicas. La falta de conectividad se convierte así en una barrera económica que deja atrás a los sectores más vulnerables de la población.

Esfuerzos del gobierno: avances y retos

En los últimos años, el gobierno dominicano ha lanzado varias iniciativas para reducir la brecha digital. En 2021 se implementó la Estrategia Nacional de Banda Ancha, un plan que busca extender el acceso a internet de alta velocidad en todo el país, con un enfoque especial en las áreas rurales. La Agenda Digital 2030 pretende digitalizar sectores clave como la educación, la salud y el comercio.

Un paso importante ha sido la entrega de más de dos millones de dispositivos tecnológicos a estudiantes y profesores, asegurando la continuidad de la educación durante la pandemia y más allá. Sin embargo, persisten retos significativos, especialmente en las regiones más empobrecidas, donde la infraestructura sigue siendo insuficiente y el costo del acceso resulta prohibitivo para muchas familias.

Principales iniciativas:

  • Canasta Digital Social: Proyecto que pretende hacer más asequible el acceso a internet para las familias de bajos ingresos.
  • Redes 5G: Se han iniciado los preparativos para implementar redes 5G, aunque aún hay obstáculos técnicos y económicos por superar.
  • Préstamo BID de 115 millones de dólares: Destinado a mejorar la infraestructura digital, aunque su impacto a largo plazo está por demostrarse.

Lecciones globales: aprendizajes de China y Brasil

A nivel internacional, países como China y Brasil han demostrado que es posible cerrar la brecha digital en áreas rurales. En China, inversiones masivas en infraestructura de telecomunicaciones han permitido que el 98% de las zonas rurales tengan acceso a internet, siendo clave para sacar a millones de personas de la pobreza extrema. En Brasil, la expansión de la fibra óptica en las escuelas públicas ha tenido un impacto directo en la educación de millones de estudiantes.

Estas experiencias ofrecen valiosas lecciones para la República Dominicana. La inversión en infraestructura es crucial, pero la cooperación entre el sector público y privado es igualmente importante. En China, la colaboración con empresas tecnológicas ha acelerado el despliegue de redes en áreas remotas, un modelo que podría replicarse en nuestro país.

Lecciones clave:

  • Inversión en infraestructura: Sin una inversión sólida y constante, cerrar la brecha digital será imposible.
  • Colaboración público-privada: Es fundamental contar con el apoyo del sector privado para garantizar que los proyectos de conectividad rural sean sostenibles y eficientes.
  • Acceso asequible: Es necesario crear políticas que reduzcan los costos de acceso, especialmente para las familias con menos recursos.

El futuro de la conectividad en la República Dominicana: un compromiso colectivo

Cerrar la brecha digital en la República Dominicana no es solo un desafío técnico o económico; es una cuestión de responsabilidad social que requiere la colaboración de todos los sectores: gobierno, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales y, por supuesto, las comunidades afectadas.

El futuro del país depende de su capacidad para conectar a todos sus ciudadanos, sin importar dónde vivan. La conectividad digital no solo facilita el acceso a la información, sino que abre las puertas a un futuro lleno de oportunidades y crecimiento económico. Es clave para mejorar la educación, obtener mejores servicios de salud y fomentar el empleo y el desarrollo en áreas rurales históricamente marginadas.

La conectividad digital es más que un avance tecnológico; es una promesa de igualdad y un motor para construir un país más inclusivo y próspero. Al conectar a todos los dominicanos, no solo estaremos tendiendo una red de cables, sino tejiendo un futuro donde el progreso esté al alcance de todos, sin importar su ubicación o condición económica. El momento de actuar es ahora.