En la actualidad se ha estado hablando mucho de la sostenibilidad e incluso en la Agenda 2030 de la ONU, se trazaron 17 objetivos que se espera lograr en pocos años para asegurar un desarrollo sostenible. Un requisito esencial para que estos objetivos realmente puedan lograrse es desarrollar una conciencia sostenible.

Aunque sabemos que las condiciones del Planeta son altamente preocupantes, en vez de recuperar lo que hemos perdido, seguimos perdiendo cada día más y nuestros esfuerzos hasta ahora solamente logran frenar un poco la caída. Debes saber que tú eres el Planeta y si se deteriora, también tú te deterioras.

Cada vez será más difícil mantener condiciones favorables en nuestro entorno mientras el resto del planeta se deteriora, porque somos muy dependientes de nuestros ecosistemas y lo que afecta a alguien del otro lado del mundo, también puede afectarnos a nosotros. Incluso si encontráramos el paraíso terrenal bíblico, sin haber logrado un cambio en nuestras consciencias, con nuestras actitudes en poco tiempo lo convertiríamos en un infierno. Quien decida emigrar del lugar en que viva, debe en primer lugar evaluarse a sí mismo, porque la mayoría de las veces las situaciones que le perturben, las llevaría dentro a todos los lugares en los que se establezca. La madurez nos ayuda a descubrir que nuestras vidas dependen más de nuestras conductas, de lo que quisiéramos aceptar.

Es necesario comprender la diferencia entre sustentable y sostenible. Lo sustentable hace alusión a si el emprender algo es racionalmente posible, si es rentable y si puede mantenerse en el tiempo. Pero la sostenibilidad, además de todo eso, conlleva que sea algo que beneficie a la humanidad, que contribuya a los objetivos mencionados. A menudo, los gobernantes tienden a concentrarse en la sustentabilidad y simplemente procuran aparentar que les preocupa la sostenibilidad.

Usualmente señalamos la responsabilidad de los gobiernos en acciones políticas que, en vez de sumar, restan; pero no nos gusta analizar el daño que nosotros mismos provocamos. Realmente nos cuesta madurar. Resulta fácil decir lo que otros tienen que hacer para mejorar el mundo, lo difícil es hacer lo que a nosotros nos corresponde hacer.

Es preciso que evaluemos nuestra conducta para saber si en las crisis que está viviendo la humanidad, nosotros somos parte de la solución o del problema. Si tú mejoras, nuestro mundo mejora. Y ganar mucho dinero, no garantiza que hayas mejorado como ser humano.

Aunque ciertamente hay políticos que son parásitos de la sociedad, la política es un instrumento noble y esencial en la edificación de los pueblos, lo que debe reconocerse porque es importante que la gente honesta no la desprecie y se involucre en ella. Hay muchos políticos honestos, pero lamentablemente los corruptos llaman más la atención.

Estamos razonablemente conscientes de que la paz es necesaria para preservar nuestra civilización y queremos que se mantenga, pero no logramos reconocer que nuestras actitudes, directa o indirectamente, fomentan la guerra. Se suele pensar que la guerra es cosa de militares y estadistas especialmente de países poderosos, pero, aunque no logremos entenderlo, cada uno de nosotros contribuye a que esas guerras sucedan.

En un mundo globalizado, hasta que no nos veamos como iguales o hermanos, podremos tener pausas en las guerras o disimular conflictos, pero no disfrutar de verdadera paz. Si cuando haces un acuerdo, reconoces que tú ganaste, pero el otro perdió, tu triunfo no es sostenible. Lo único sostenible es el binomio ganador-ganador, cada vez que se da el ganador-perdedor, el ambiente producido no es sostenible. Es así de simple.

Aunque la mayoría de los creyentes dice ser monoteísta, en la práctica se mantiene una especie de politeísmo, de manera que se considera que otros pueblos siguen a dioses diferentes y solamente se considera hermanos a los que piensen igual, siendo preciso dejar de ver a los otros como enemigos. Cualquier grupo humano que se crea “un pueblo elegido”, no conocerá la igualdad, fraternidad global ni la paz. ¿Qué difícil es llamarte hermano si me dices que eres superior a mí? Una consciencia sostenible considera a la humanidad como un solo grupo, facilitando el funcionar con la misma armonía con que funcionan nuestros cuerpos, sin excluir ningún órgano o grupo de células, siendo lo único verdaderamente sostenible. Mientras se piense que hay grupos de personas que no debieran existir, no se tendrá la conciencia verdaderamente sostenible.

Hoy sabemos que si te enfermas puedes enfermar al mundo entero. Mientras haya grupos oprimidos, las enormes inversiones en armas, simplemente podrán retardar las explosiones sociales, pero no impedirlas. Por otro lado, la pérdida de la Fe ha facilitado que la humanidad padezca de una ansiedad y miedo progresivos, mientras camina sin rumbo. La mayoría tiene su mente trastornada y no lo sabe. Lamentablemente el hombre actual tiene muy mal concepto de sí mismo, lo que lo limita y es uno de los principales obstáculos para la sostenibilidad. Actuamos acorde a lo que creemos ser y nos cuesta mucho, reconocer que podemos ser mucho mejores de lo que ahora somos.